[Penny]
Su pelo rosado pastel se movía suavemente gracias al viento que hacía, y sus ojos cuales rubís miraban todo con aburrimiento. Ya era la tercera vez en la semana que se olvidaban de ella.
Esta estaba sentada en una banca en la salida de su escuela. Con la mano izquierda sostenía una sombrilla negra para evitar mojarse, mientras que con la mano derecha, apoyaba su mentón y tamborileaba en este.
Pudo ver por el rabillo del ojo que alguien se acercaba. Quizás y con suerte solo era alguien para decirle que se subiera a una camioneta y secuestrarla. Pero a ver, hablamos de Penny Roberts, la persona con posible menos suerte del mundo.
Miró a la persona que se había acercado. Solo era la profesora. Menuda decepción.
Tenía el cabello castaño con las puntas verdes recogido en un moño. Sus cuernos de gacela sobresalían por los costados de su flequillo recto. Tenía los ojos color ámbar, piel blanca como la porcelana, y su uniforme de profesora con el nombre «𝖳𝗁𝖾𝖺 𝖩.» grabado en un pequeño bolsillo unos centímetros más abajo del corazón.
-Penny... -la llamó. Su voz rebosaban preocupación-, ¿Tus padres todavía no llegan?
«Si mis padres ya hubieran llegado, yo no estaría aquí», pensó.
Sin embargo, negó con la cabeza y volvió a hacer su trabajo de horas extras; mirar a la nada. La profesora soltó un juramento entre dientes y se adentró en la escuela.
Las gotas golpeaban con el piso; los carros iban de aquí para allá; las personas que pasaban tenían el paso acelerado, y las calles eran unos ríos.
No muy lejos de donde estaba -unos diez metros, al este-, Penny pudo distinguir una silueta. Recordó las palabras de su madrastra: «Nunca te acerques a extraños, Penny. No sabes lo que te podría pasar a pesar de que te prometan de que no te harán nada.» Pero Penny tenía una vena rebelde, como su madre biológica. Así que, ignorando rotundamente la advertencia de su madrastra, se paró de la banca y se dispuso a ir hacia aquella silueta.
Penny esperaba encontrarse con un animalito, o una de las bromas de sus compañeros o algo así. Definitivamente, no esperaban encontrase con la persona que quiso que sea quien la acompañe hasta la muerte.
Para su buena suerte, era un híbrido. Un zorro. Tenía el pelo anaranjado con mechones negros despeinado hasta los hombros, piel blanca y ojos azules como el cielo. Tenía una sudadera con capucha negra, jeans azul oscuro rasgados, y converses negras.
El niño estaba mirando las nubes grises del cielo. (Al parecer no había notado su presencia). Tenía los hombros relajados, como si la presencia de la lluvia le ayudara a calmarse. ¿Que qué pintaba un crío de unos -supuso Penny- trece años en medio de la nada? No lo sabía. Y ella estaba dispuesta a saber la respuesta.
Movió su paraguas para evitar que el niño se siguiera mojando -restándole importancia si ella misma se mojaba-, mientras que, al mismo tiempo, hacía notar su presencia.
El crío, al darse cuenta de que ya no se mojaba, alzó la vista, encontrándose con los ojos rojos de Penny.
Se miraron fijamente. Penny sabía que tenía que decir algo («Hola», por ejemplo), pero sentía como si el gato sí se le hubiese comido la lengua. Lo máximo que pudo hacer fue sonreír tímidamente.
Y entonces todo se desmoronó.
-¡Rose! -gritó la profesora. Penny tuvo la ligera sensación de darle un guantazo-. ¿Donde estás?
Penny se volvió hacia la profesora.
-Acá. -alzó la voz.
-¿Qué haces allá sola? Ven acá.
«No quiero.»
-No estoy sola. Estoy con... -se calló-. Estooo, ¿cómo te llamas? -se volvió hacia el niño.
Sin embargo, no lo encontró. Miró a ambos lados. Nada. El niño se había ido. En su lugar, había un papelito.
Se agachó, lo recogió, y se fué pitando hacia el carro de sus padres.
Ya cuando se subió al carro, sacó el papelito. Bueno, «papelito». Más bien «nota».
«Puedes verme mañana aquí a la misma hora. Quiero conocerte.
-Foxy.»
Penny parpadeó. Acto seguido sonrió y miró hacia la ventana.
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-Humor.
-Historia hecha por diversión.
-Historia corta con capítulos cortos.
-Actualizaciones lentas.
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☂︎𝕌𝕞𝕓𝕣𝕖𝕝𝕝𝕒☔︎ Penny x Foxy | 𝐊𝐈𝐃𝐒 𝐀𝐔
Любовные романы«Siempre tendrás un lugar bajo mi sombrilla... A menos que me hagas enojar, ahí sí que no.» -- No se permiten copias u adaptaciones. (En caso de la última, ¡puedes pedirme permiso y podremos llegar a un acuerdo!) Historia inspirada en la canción "Um...