BRUJO DE SANGRE #2

Capítulo 357: Bai Zemin de ojos rojos

En el área fuera de la base, en la carretera principal hacia el sur, Shangguan Bing Xue observó con ojos asombrados cómo el ejército de goblins huía en la distancia, y la primera razón por la que huían los goblins que le vino a la mente tomó la forma de un joven que cada día la sorprendía más y hacía crecer al menos un poco sus esperanzas en el género masculino.

Esta persona era naturalmente Bai Zemin.

Si no fue él quien obligó a los duendes a retirarse, ¿quién más? Aunque Shangguan Bing Xue no tenía idea de cómo Bai Zemin pudo hacer que un ejército de decenas de miles de duendes huyeran presas del pánico, tenía sus propias conclusiones al respecto.

"De las cinco auras aterradoras de antes, tres desaparecieron por completo y otra huyó hacia el norte... La última está en un estado extremadamente debilitado, hasta el punto en que es difícil darse cuenta". Murmuró en voz baja para sí misma.

"¿Que hacemos ahora?" Kang Lan se acercó a ella mientras aún mantenía su vigilancia.

Fu Xuefeng y el resto todavía lideraban las tropas de pistoleros y evolucionistas del alma para mantener las defensas, ya que no sabían si los goblins regresarían o no. Si los tomaban por sorpresa, las fuerzas de la humanidad serían destruidas en un instante por las criaturas de piel verde y lo sabían muy bien.

Shangguan Bing Xue escuchó la pregunta de Kang Lan y, después de una breve pausa de consideración, instruyó con calma: "Que todos mantengan sus posiciones. Mantendré este bastión de hielo durante otros dos o tres minutos y si en ese tiempo no pasa nada, iré a ver cómo está". Bai Zemin".

"Bien." Kang Lan asintió apresuradamente y no discutió el asunto. También estaba preocupada por Bai Zemin ya que a pesar de que tenían un contrato de alma que los unía y aseguraba al otro que ambos estaban vivos, no era como si Kang Lan pudiera saber si Bai Zemin estaba gravemente herido o no.

Los pensamientos de Shangguan Bing Xue eran similares a los de Kang Lan. Aunque quería pensar que él no había resultado herido ni sufrido ningún percance, de alguna manera sintió que no necesariamente era así.

El tiempo pasó extremadamente lento desde el punto de vista de los sobrevivientes.

Independientemente de si era un humano armado, un desarrollador de almas o un ciudadano normal; todos estaban tensos mientras inspeccionaban con cautela y vigilancia su entorno en busca de algo verde que se moviera además de las hojas de los árboles.

Los arbustos en la distancia ocasionalmente se balanceaban y una pequeña bestia salvaje se escabullía por la calle antes de desaparecer en el bosque adyacente, asustando a todos hasta la médula de los huesos.

Era obvio para cualquiera que el miedo a la gran cantidad de duendes que los habían asaltado no hace mucho tiempo, así como la ferocidad de estas criaturas que apenas medían un metro de altura, habían dejado una profunda marca en el corazón de la mayoría. Esto era comprensible teniendo en cuenta que hace solo unos momentos estaban a un paso de cruzar las puertas del inframundo sin poder regresar nunca más al mundo de los vivos.

El miedo era una emoción bastante compleja y, a veces, incluso extraña. Estas tropas de batalla temían a los duendes a pesar de que algunos de ellos solo recibieron heridas leves durante la caída de flechas de hueso, sin sufrir bajas en todo el enfrentamiento; en cambio, no temían tanto a las bestias salvajes a pesar de que muchos de sus compañeros de batalla ya habían muerto ante las garras y colmillos de estas bestias.

Los soldados también temían horriblemente a los zombis a pesar de que eran claramente más lentos y mucho más débiles que las bestias salvajes. Esto se debía a que los zombis no solo tenían apariencias grotescas como resultado del deterioro de sus cuerpos debido a la incapacidad de controlar el maná que los corroía lentamente, sino que también eran temidos por el hecho de que un simple rasguño significaba el final; incluso ahora, Shangguan Bing Xue y Bai Zemin no eran inmunes a la invasión de maná infeccioso.