No es él.

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Mi marido desaparecido volvió a casa. Pero yo sé que no es él.

Hace aproximadamente seis meses mi marido desapareció de la nada, fue algo tan rápido y extraño que apenas pude reaccionar.

Un día normal salió a trabajar y jamás volvió...

Cómo cada día yo solía esperarlo con la cena servida, ya era un hábito y me sabía sus horarios de memoria, por lo que siempre que yo servía su cena, el aparecía por la puerta y encontraba su comida caliente.

El siempre que llegaba me saludaba de un beso en la frente o la mejilla. Pero nada más.

Ese día lo esperé ansiosa con la comida caliente servida. Esperé, esperé, y esperé. Pero el jamás apareció.

Decidí no entrar en pánico, y llamar a su teléfono un par de veces, pero el suyo estaba sin cobertura, como si estuviera en un lugar muy lejano, y al final, apagado. No se volvió a encender.

Pasé toda la noche en vela, llorando. Pensando en que podría estar haciendo para  que ni siquiera pudiera avisarme, pero entonces al día siguiente decidí avisar a las autoridades.

A la semana de su desaparición, se hizo impacto en nuestro vecindario, ya que cosas como estas jamás pasaban en nuestro pequeño suburbio de vallas blancas.

La policía inició la investigación y nuestro centro de vecinos inició una búsqueda en su causa, pero nadie encontró ninguna evidencia de lo que había sucedido.

Estaba completamente sola, miraba hacia la ventana día y noche con la esperanza de que algún día entrara por esa puerta, pero yo sabía que era imposible, mi fe por ello moría día a día.

Hace poco, los carteles con la marca de "se busca" con su foto los habían retirado o han Sido empapelados, las visitas frecuentes a mi casa han ido disminuyendo.

El caso de Levi ha quedado archivado inconcluso, pero lo han cerrado completamente al no tener ninguna pista de dónde pueda estar su paradero.

Acepté que, por difícil que fuera admitirlo, mi Levi no iba a volver.

Hasta que lo hizo.

Hace un par de semanas, mientras yo regaba mis tulipanes en el jardín, el portón de la entrada se abrió derrepente, al girar mi cabeza y contemplar al intruso lo ví, ahí estaba. Con sus ojos azules rasgados y su cabello azabache que lo hacía ver tan guapo igual que siempre, entraba como si hubiera ido por cigarros y nada más. Como si nada hubiera pasado.

Dejé caer la regadera al césped y me fui al piso de la impresión, estaba en un shock total.

El se acercó y se arrodilló delante de mi, entonces, de improviso me tomó de los hombros y me abrazó tan fuerte, que sentí que me devolvía la vida que había perdido estos seis meses.

Cuando me soltó y tomó mi cara entre sus manos, con dulzura secó las lágrimas que apenas notaba que brotaban de mis ojos. Estaba tan conmocionada que ni siquiera era capaz de articular palabra alguna.

— ¿Q...que...? — No era capaz de reconocer mi propia voz — ¿Que te pasó...? ¿Dónde...?

— No lo sé — fue su respuesta — no puedo recordar nada, sencillamente desperté y estaba aquí, con un dolor horrible en todo mi cuerpo. Siento que todo esto fue un mal sueño.

No puedo creerlo, nuestras familias, yo... Lo había llorado por tanto tiempo, y aquí estaba. Notó la incredulidad en mi mirada, y solo me medio sonrió justo antes de darme un beso casto en los labios, era tan cálido...

No estaba acostumbrada a ese tipo de afecto en el...

Pensé... Quizás es por el hecho de habernos vuelto a ver después de tanto tiempo.

Mikasa Y Levi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora