Ella le entregó su alma para que la amara y le enseñara a crecer, convirtiéndose en su sosiego y corrompiendo su camino.
Él le entregó su vida para protegerla de su propio ser, convirtiéndose en su martirio y en la pérdida de su existencia.
Sus alma...
Salimos de prisa en dirección de donde provenían los retumbares.
Miles de ideas se cruzaron por mi mente del que podría estar sucediendo lo cual me causó una mayor preocupación ya que Alex se encuentra en el castillo junto a Camila y es bastante peligroso para ellos.
De entre tantos pensamientos llegamos en una sola zancada al lugar.
Quedamos estupefactos al presenciar cómo alrededor de cien vampiros se encontraban luchando contra los vampiros de nuestro territorio. Armas y cientos de poderes se expandían por la zona, desde agua, fuego, tierra, aire y entre muchos otros mientras acababan con la vida de vampiros de ambos bandos.
No lo pensé y salí de prisa ayudar a los vampiros.
Saqué mi espada con rapidez, me encamine hacia la batalla adentrándome en ella.
Furia y tristeza recorrieron mi cuerpo al observar muchos vampiros conocidos tiradores a los alrededores sin vida. Tal coraje penetro en mí una necesidad inmensa de ir en contra de aquellos seres malignos y venebres que desataban caos en nuestro clan, por lo tanto, blandí la espada en el corazón de aquellos vampiros que se encontraban distraídos y a otros les decapitaba.
Quejidos y gritos resonaban de ambos bandos, pidiendo auxilio o retorciéndose del dolor.
En ese momento mi conciencia se percataba de cómo estaba asesinando aquellos seres, pero aún así, no dejé llevarme por ella, sino que una parte de mí solo quería acabar con ellos mientras que la otra rogaba que no lo hiciese.
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Unas frenentes ganas de llorar se incrementaron, no podía hacerlo por la inestabilidad mental en ese momento, era como una lucha interna entre mis sentimientos y mi conciencia.
Cuando inicie a sentir ansias por tal cosa, decidí escoger y concentrarme en solo un objetivo, así que prepare mi mente para continuar en la batalla aunque más tarde me fuese a sentir miserable, no dejaría que nadie más de nosotros continúe muriendo.
Una chica corrió a mi dirección para atacarme, así que me posicione en posición de ataque, sujete el puño de la espada con fuerza, coloqué un pie enfrente del otro, erguí la espalda simultáneamente y observé fulminante a la chica para prepárame a que llegara.
La vampiresa llevaba consigo una espada, a toda prisa corrió en mi dirección. En lo que se acercaba alzó sus brazos en alto mientras sujetaba el puño de la espada. Con el ceño fruncido y la mandíbula tensa, hizo el amago de decapitar mi cabeza pero la detuve con la espada, haciendo que nuestros brazos se acalambraran del impacto. Retrocedí frunciendo el entrecejo con furia, me encamine hacia la chica empuñando nuestras espadas simultáneamente.
Hice el amago de empuñar la espada por el lado derecho de la chica pero solo era una táctica para engañarla ya que rápidamente me moví hacia el lado derecho casi logrando tocar su cabeza pero la vampiresa fue rápida y evitó mi ataque.
