Capítulo 7.

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Me sentí impresionado. No había querido salir con nadie desde que Park Chanyeol me abandonó.
Entonces oí que el pintor matilleaba en alguna parte y salí de la cabaña. Ahí estaba él, de pie sobre el inclinado techo de tejas.
-¡Picasso! -le llamé a gritos-. Muchas gracias por esas flores. Fue muy amable de tu parte.
-No tienes nada que agradecer. Las vi y pensé en ti.
-Oh, bueno, pues adivinaste. Son mis favoritas.
-¿Qué me dices, Kyungsoo? Tal vez podamos ir a comer a alguna parte, o a pasear o a jugar Scrabble. ¿Olvidé algo?.
No pude evitar sonreír
-Por ahora tengo poco tiempo, por mis pacientes y todo lo demás. Eso tiene prioridad. Sin embargo te agradezco la invitación de todos modos.
El acepto la negativa de buen grado y me sonrió. Entonces se pasó la mano por el cabello y comentó:
-Comprendo. Por supuesto que te das cuanta de que si no sales conmigo aunque sea una vez, no me quedará más remedio que cobrarte más.
-No lo sabía -le respondí.
-Sí. Es algo absolutamente despreciable, una completa falta de ética en el negocio; pero, ¿qué le puedo hacer? Así es el mundo.
Reí y le asegure que lo tomaría muy en cuenta.
-Oye, por cierto, ¿cuánto te debo por el trabajo extra que ya hiciste en la cochera?- pregunté.
-¿Eso? No es nada... nada en absoluto. Es gratis.
Me encogí de hombros, sonreí y me despedí. Fue agradable oír lo que me dijo... tal vez porque el mundo no era así.
-Pues gracias, Picasso.
-De nada, Kyungsoo.
Y prosiguió con si arduo trabajo de poner un techo para protegerme la cabeza.

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