Capítulo 9.

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Jongie:
Mi ritmo de vida es tan regular y reconfortante como las mareas de la isla que contempló desde la cabaña.
Me levanto a las seis de la mañana y salgo con Gus a dar un largo paseo más allá de la granja Rowe. Después de un rato llegamos a una playa rodeada de dunas de tres metros de altura y pasto ondulante que crece muy cerca de la orilla. Lo que más me gusta de realizar estas caminatas es la enorme sensación de paz y tranquilidad que me embarga. Pienso que se debe en buena parte a la sensación de que he recuperado el control de mi vida. Siento que me he rescatado de mí mismo.
No olvides la enseñanza de la historia de las 5 pelotas, Jongie. Recuerdala siempre.
Es precisamente en lo que pienso al volver a casa.
Antes de dar la vuelta en la entrada, paso frente a la casa de los Lee: Sunkyu fue generosa cuando llegue aquí. Me ayudó en todo, desde darme números de teléfono útiles hasta traerme deliciosa limonada fría. De hecho, así fue como conseguí el número del pintor. Sunkyu fue quien me recomendó a Picasso.
Ella tiene mi edad y ya es madre de cuatro hijos. Siempre me asombra que alguien pueda hacer eso. Sunkyu es bajita, apenas rebasa el metro y medio, tiene el cabello muy negro y la más cálida y adorable de las sonrisas.
¿Ya mencioné que mis vecinos solamente tienen niñas? Sus edades van de uno a cuatro años. Para mí es más fácil llamarlas por el número de años que tienen: "¿Qué tal esta durmiendo dos?" "¿Es Cuatro la que ésta en los columpios?".
A los Lee les da mucha risa cuando me oyen hablar así y creen que es tan divertido que ya adoptaron a Gus como el número Cinco honorario. Si alguien se entera de mi sistema, nadie consultaria conmigo.
Pero si van a verme, Jongie, y yo los curo. También me estoy sanando a mí mismo.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2016 ⏰

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