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La noche brillaba sobre ese pequeño pueblo, que se ilumina apenas por los faroles de fuego colocados estratégicamente.

Un hombre salía de los árboles que cubrían la entrada cerrando sus ramas cuando este salió.

Comenzó a caminar, viendo algunos animales que se encontraban en el bosque, camino un poco y se dirigió al pueblo.

Su guitarra era su compañera mientras miraba cerca de la iglesia el pueblo. Salía por que lo necesitaba, y por que en el fondo esperaba encontrar un motivo para vivir.

Caminando por las calles mientras veía cómo las casas se encontraban apagadas... el pueblo se encontraba en silencio a excepción de los empleados que les tocaba llenar despensa o dejar preparado algo.

Su vista se posó en un balcón que se encontraba con las luces encendidas, la curiosidad pudo y sin querer una silueta peinándose se mostró y sonrió.

Se quedó ahí curioso por saber si dormiría, o saber quien sería a juzgar por la casa... era de alguien rico.

El tiempo fue pasando para el, mientras se aventuraba por saber quien era esa doncella, averiguó que; efectivamente era una señorita de alta rama que esperaba a ser esposada.

En el día salía a verla, no era permitido pero por momentos la veía. Ahí vio cómo la cortejeaban y demás.

Tiempo después dejó de verla o mejor dicho de acosarla. No quería problemas, no quería destruir esa hermosa joya que iluminaba a su paso.

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Alisto su sombrero mientras terminaba de beber ese trago que le ofrecían. Ahí se topó con Wilson.

W: ¿De salida?

A: Si, necesito tomar aire. -afirmó-

W: ¿Va a ir a ver a la princesa?

A: No. -dijo- no quiero asustarla, ademas sabe que desde mucho no la veo.

W: Pero le gustaría verla...

S: Sabe que pienso yo -dijo Sofía, limpiando la mesa- que este hombre le gusta La Niña, pero tiene miedo.

A: ¡No!

W: Concuerdo con Sofía, morir es algo inevitable... y si llegaran a amarse eso va a acabar mal.

A: ¿Cree que no lo se?... se lo que hizo Claudia. Vivo de día, muerto de noche. Sin rumbo sin nada.

S: Dejarnos engañar por ella fue nuestro error.

W: Negarme a su encanto desató su furia. -dijo bebiendo-

A: Estamos condenados a vivir aquí.

S: No es tan malo. -dijo- somos medió muertos. Y hasta que alguien llegue a gobernarnos estamos aquí.

W: Claudia quiere gobernar. -dijo furioso- sabe que puede hacernos daño pero hasta que no lo hagamos de forma voluntaria no va a funcionar.

S: Y ahí está el detalle, muchos hemos sido sus víctimas, algunos por que quieren pero sabe que si ella llega a gobernar estamos fritos.

W: Usted tiene poder Armando, es el que está más sano en todo esto. Hagámosle pelea.

Una risa se escuchó y todos los del bar se quedaron en silencio. Unos se fueron huyendo, otros esperaban.

𝐋𝐨𝐬 𝐬𝐮𝐞ñ𝐨𝐬 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫á𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora