Betty dudo, pero luego lo pensó. Le estaba dando la opción de decidir. Así que sonriendo mientras se unían una vez más le dijo.
B: Mira que nadie te vea, dejaré la ventana semi abierta. Solo hablar. ¿Vale?
A: Vale. -la canción termino y con el venía Mario- te veré luego.
B: Da dos toques a la ventana, yo saldré en cuanto toques. -susurró- No tardes.
M: ¿Me permite Lord?
A: Claro, un placer bailar con usted señorita Beatriz. -dijo haciendo una reverencia- si me disculpan.
Dando una última mirada a Betty se vio rodeado de mujeres quieren entregaban a sus hijas para que bailaran con el. Sonriendo se excusó aunque una que otra madre intentaba saber de él. Se limitó a decir.
A: Soy heredero del linaje Mendoza, mi padre Lord Roberto vivía en la amada Inglaterra así que ahora que él murió he regresado yo.
-¿Esa familia no había muerto?
A: No, aquí estoy yo. -bromeó- solo que mi bisabuelo marchó a Inglaterra. Si me lo permiten me debo retirar.
Se marchó feliz, tocaba esperar pero su corazón latía desaforado.
Como un niño se dirigió a su punto de espera, en donde tras llegar cogió unas pequeñas flores y armó. Haciendo un pequeño arreglo floral en pocos minutos sonrió.
Un pequeño dolor brotó de él, quien tocando su brazo descubrió cómo su piel iba tornándose morado y un azul que lo parecía ver como golpeado. Se tapo, no quería que su niña lo viera así, no señor.
Betty:
Su corazón latía con una extraña fuerza que la hacía sentir algo muy raro, no sabía cómo llamarlo pero sentía algo en su estómago por no decir que quería reír o simplemente brincar.
Hormonas -pensó-
M: ¿Que te dijo? -susurró- estas exaltada, presiento aquí nervios de cortejo.
B: ¡Mario! -lo miro mal- No es eso, solo que estoy asustada. ¿Seré una cualquiera por dejarlo entrar a mi cuarto? -preguntó angustiada-
M: Escúchame bien. -dijo tomando su mano mientras sus papas los veían- no eres y serás una cualquiera. ¿Vale? Segundo, que tus papas te hayan educado con que eres de una persona no mi vida. Eres consiente que ambos tenemos de todo menos amor.
B: ¡Oye! -sonriendo negando- claro que te amo, si no no hubiese aceptado. -dijo en aire coqueto, tras la mirada de Mario río- bien lo acepto. No es que haya tenido opción, pero nos amamos como amigos, compañeros.
M: Exacto, nos amamos como hermanos y amigos, pero tú necesitas vivir y sentir eso que yo siento con Sandra. -la miro serio- sabes que cuando nos casemos nos pedirán un heredero.
B: Lo se. -asintió- tendremos que romper esa barrera.
M: Por eso te lo pido. -la miro- tenemos la suficiente confianza para decirnos las cosas, y sinceramente yo, yo no soy la persona con la que vivas tu primera vez. -susurró- esa primera vez tiene que ser con alguien que quieras y deseas, no conmigo, por qué lo nuestro es obligación.

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𝐋𝐨𝐬 𝐬𝐮𝐞ñ𝐨𝐬 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫á𝐧
RomanceVivir en la época de 1814 es inaudito; sobre todo cuando los matrimonios arreglados era lo natural, matrimonios por amor no eran vistos... y tampoco existentes. Afortunadas las almas que podían llegar a amarse. Armando ha vivido en las sombras, lue...