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"La vida no es algo que se nos da hecho,

es algo que se nos da con la oportunidad de hacer".


Fue una noche muy larga. Por más que lo intentaba no lograba mantener los ojos cerrados. Estaba emocionado, muy emocionado. ¡Tenía una familia! Una familia muy peculiar, pero a fin de cuentas era la mejor familia que cualquiera podía desear.

Salí de mi habitación teniendo cuidado de no hacer mucho ruido, mis padres seguro estaban durmiendo y no quería molestarlos. No quería ser una molestia, tenía que hacerles ver que al escogerme a mí, escogieron al mejor niño de todos. Caminé por el pasillo en dirección contraria a donde estaba su habitación. Bajé las escaleras con el mayor cuidado posible, todo estaba tan oscuro que apenas lograba ver la palma de mi mano cuando la ponía en frente de mi rostro. Al llegar al pie de la escalera toqué el interruptor con los dedos y encendí la luz.


Woow!- la escalera descendía hasta una enorme sala llena de lujosos muebles y enormes ventanas - Esto es hermoso.


Recorrí la enorme estancia observando las fotografías que estaban sobre una repisa cerca de la puerta principal. Tomé un pequeño portarretrato; en la foto se veía dos chicos. Uno estaba detrás del otro y lo abrazaba por la espalda. Sonreían como si eso fuera lo único que supieran hacer...


-¿No puedes dormir? -no pude evitar asustarme al escuchar su voz. Era mi papá, Alex.


Sólo negué con la cabeza. Caminó hasta ponerse a mi lado y observó la fotografía que tenía en las manos.


-¿Son ustedes? -pregunté (Para mí, era costumbre hacer preguntas sobre todo).


-Sí -respondió con una amplia sonrisa; ahora que lo veía sonriendo me daba cuenta que no había cambiado mucho a pesar de los años.


-Papá, Chris es el que está adelante, ¿verdad?


-Sí.


-¿Fue hace mucho esto?


-¿Qué cosa?


-Lo de la foto. ¿Hace mucho tiempo que la tomaron?


-Ah, no, bueno, sí -se rió-. Ya tiene algunos años esa fotografía. Fue en un campamento de la universidad. Si quieres después te platico esa historia, fue un día divertido.


-Me gustaría escucharla, en realidad me gustaría saber mucho de ustedes.


-Siéntete con la libertad de preguntar lo que quieras, Tom. Te responderemos lo que sea -dijo con toda seguridad y eso me hacía confiar en él. No tenía miedo a mis preguntas y eso me decía que era una persona buena, honesta y... valiente.

Me llevó a la cocina y me senté en una banco alto que estaba frente a la barra. Lo observé durante unos segundos mientras me preparaba un té, y mi cabeza se empezaba a llenarse de preguntas. Muchas veces me fastidiaba tener siempre tantas preguntas pero me ayudaba a no hacer tonterías como los demás niños.

Yo no veo la diferenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora