Quién diría que después de aquella fiesta las cosas solo mejorarían y mejorarían para Iván.
Tenía un novio y este era su destinado. Jamás pensó que podría decirlo pero era cierto.
Los días eran miel sobre hojuelas, y las noches, esas eran otra historia.
Tuvieron que pasar apenas dos meses para que decidieran vivir juntos después de formalizar su relación, era un pequeño piso cerca de ambas universidades, a solo quince minutos de la universidad de Iván y un par de estaciones de autobús de la de Rodrigo, con una linda y gran venta, calefacción y una habitación con cama matrimonial por solo 4.600 pesos al mes.
Los días empezaban con un Rodrigo despierto temprano para su larga ducha helada, solo quería mantenerse despierto durante el día, luego Iván lo acompañaría los últimos ocho minutos besando sus párpados y recordándole lo mucho que lo quería. Ambos saldrían para vestirse entre bromas y caricias descuidadas. Desayunarían juntos en la pequeña mesa redonda de tres puestos de la cocina donde cuando habían visitas cabrían hasta seis personas, siete si el ojimiel traía al morocho (lo cual era siempre). Ambos se despedirían en la puerta del edificio antes de que Iván subiera a su bicicleta y Rodrigo avanzara hasta la parada del autobús. Todo esto para finalmente verse al caer el sol, cuando a las seis de la tarde la puerta sonaba tres veces y sus miradas se encontraban cansadas pero con anhelo. Solo para transformar cualquier día en un buen día.
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𝐆𝐑𝐄𝐄𝐍 » rodrivan.
Romance𝙂𝙍𝙀𝙀𝙉 --En un mundo donde la frase de tu alma gemela aparece en tu muñeca el día en el que cumples 18. Iván se ha vuelto 'el chico sin marca' del pintoresco Buenos Aires.