¿A dónde vamos? | Daniel

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San Diego, California.

Junio, 2021.

—Acepto.

La sonrisa gigante de la mujer rubia con iris avellanados, idénticos a los míos, me roba el aire durante un segundo. 

Ver a mi madre vestida de blanco frente a un hombre que no es mi padre es una sensación rara. Aún más teniendo en cuenta que él está a mi lado, la alegría es evidente en su rostro. 

—Dan, es tu turno —sisea Pablo, el marido de mi padre. 

Avanzo con rapidez al estrado para poder firmar como testigo, abrazo a mi mamá y estrecho la mano de mi nuevo padrastro, Anthony. 

La ceremonia pasa más rápido cuando mi atención se centra en fijarme en los atuendos de todos los invitados y fingir que estamos en un rodeo de payasos, los hace lucir ridículos.

Quizá el único payaso soy yo.

Eso es lo que me diría Bradley. Quien después de entrar a la Universidad Stanford parece haberse olvidado de mí, lo invité a la boda como mi acompañante y ni siquiera se tomó la molestia de inventar una excusa para no venir.

Es lo mejor, nuestra amistad ha ido en picada desde que lo suspendieron en nuestro último baile de invierno. Me culpé por el declive un par de meses hasta que me di cuenta que el que estuvo acosando a un chico inocente había sido él. 

—Pareces parte de la decoración parado así —se burla una voz que reconozco enseguida.

—¿Anderson? —sonrío, mostrándole mi dentadura blanca más coqueta.

Kayla niega con diversión, tiene puesto un vestido celeste con una cola preciosa, resaltando su color de ojos y sus mejillas rosas. 

—Cuando me escribiste invitándome a la boda de tu mamá... ayer, creí que era una broma.

—Y aun así... viniste. 

Se encoge de hombros.

—Nunca digo que no a una buena fiesta.

Me río.

—Eso amerita un buen trago.

—Voy detrás de ti.

Le extiendo mi brazo cubierto por un esmoquin formal que escogió mi madre para la ocasión, pienso quitarme el saco cuando la música se ponga más movida y pueda lucir mis pasos de baile.

Cuando la presencia de Kalle Anderson llena mi alrededor, mis viejos y acelerados latidos me recuerdan por qué había estado evitando escribirle después de tanto tiempo. Supongo que el tiempo no ha cambiado nada. 

En el fondo, muy en el fondo, sigo muriéndome por ella.

Lo cual es... una mierda. Ella no siente lo mismo que yo, jamás lo hizo.

Y todavía no sé cómo se las ingeniará mi cerebro para explicárselo a mi necio y estúpido corazón.

... 

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⏰ Last updated: Jul 25, 2022 ⏰

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