Cuando Isabella Swan llega a Forks trayéndole problemas al clan Cullen, no solo hará que estos se vayan, también hara que uno de sus miembros le rompa el corazón a la única que los hacía sentir más humanos, además de descontrolar sus poderes (pues n...
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Graduación, reencuentro y Rachel
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Diciembre de 2004, Seattle
Decir que para nuestra bruja los meses pasaron rápido sería poco, pasaron demasiado rápido, con la compañía de la guardia Volturi nunca se aburría, y justamente hoy era su graduación, después de un año de trabajo arduo, al fin llegó su graduación, podría regresar a Forks, con sus padres, la manada y con él.
- Te ves bien - habla Alec en el marco de la puerta de su habitación.
- Gracias, realmente me gusta - agradece la pelirroja.
- No sabía que tenías un tatuaje - murmura señalando su muñeca.
- Es un tatuaje de ancla, hecho con magia - exclama.
- ¿Ancla? - preguntan la rubia, el rastreador y Félix entrando a la habitación también.
- Para mi especie, un ancla es lo más importante en la existencia, mantiene en equilibrio tu magia y te brinda un sentimiento inexplicablemente hermoso, básicamente y en cinco palabras "el amor de tu vida" pero también se le conoce como "alma gemela" - explica la bruja y los demás asienten comprendiendo; y aunque los vampiros querían preguntar algo más, el teléfono de la bruja sonó.
- Hola bonita - saluda aquella voz tan conocida para la femina.
- Lobito - la emoción en la voz de la pelirroja es más que evidente.
- Felicitaciones por tu graduación, te estaré esperando - dice el metamorfo y la chica sonríe.
- Te lo agradezco Paul, te vere pronto - se despide ella recibiendo un sonido de asentimiento por parte del lobo.
Antes de que Alec pudiera preguntar, la pelirroja lo apura, pues tenían que irse a llevarla, la guardia sabía que la pelirroja estaba increíblemente emocionada con su graduación y por supuesto con su sueño de abrir su propio restaurante, y estaban más que felices por ella, pero sobre todo se alegraban de que por fin vería a su ancla, les había hablado del chico aunque no sabían que era su ancla.
