¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
_❝Al final, no estamos tan lejos uno del otro, los dos vemos la misma luna, ¿No es cierto?❞_
☯️
Los meses habían pasado, la amistad de Hermes y Cyrene había crecido, bastante a decir verdad.
Habían pasado mucho tiempo juntos, y sabían más de la otra persona que de ellos mismos.
Realmente, eran la envidia de todos los dioses.
Y el como iban a cada baile juntos, como reían y se miraban, si que hacía que sus orejas ardan en rojo.
Pero, no les importaba.
Pero, hablemos de hoy, concretamente.
Cyrene se encontraba caminando por la gran biblioteca del Olimpo, con un grupo de papiros en mano.
Tenía el cabello semi-recogido en una media coleta de caballo, dejando la mayor parte de el suelto.
Usaba una túnica negra de mangas largas y cuello en forma de V, algo transparente, tenía detalles de oro bordados en el cuello.
Además, usaba una medallita de oro, con el grabado de las faces lunares.
Dejo los papiros en una mesa, sentándose en la silla de oro que llevaba esta.
Separó un papiro de los otros, y lo abrió para comenzar a leerlo.
-Abnat hik wabnat hikat , tahmi albashar...-
Leía cuidadosamente cada párrafo, hasta que su lectura fue interrumpida.
-Hola preciosa-
Dijo la voz de Apolo.
"Oh, Hades, llévame contigo"
Dijo mentalmente, bajó la mirada de su papiro, para ver al hijo de Zeus sentado sobre su mesa.
-¿Como estas, muñeca?-
Ella solo bufó, viéndolo de forma seria.
-¿Qué quieres?-
Dijo de forma brusca.
-¿Porque me tratas así, preciosa, no te alegra ver mi bello rostro?-
Pregunto coqueto.
-No-
Dijo de la forma anterior, a lo lejos pudo oír las risas burlonas de Dionisio.
Los mismos juegos estúpidos de siempre.
-¿Porque no vas a mi templo esta noche, eh? la pasaremos bien-
Asco.
Que horrible era escuchar har sus palabras.
-Ah decir verdad, preferiría ser comida por un grupo de grifos ah estar contigo, y además, tengo planes con Hermes-
La sonrisa que Apolo tenía en el rostro desapareció.
-¿Hermes?, ¿Ustedes van a...-
Cyrene se había cansado, en su mano apareció ese fuego morado brillante, que brillaba amenazante ante los ojos de Apolo.
-Eso ya no te incumbe-
Aquella voz logró hacer que una sonrisa apareciera en los ojos de la hija de Hecate, mientras bajaba la mirada con las mejillas rosadas.
-Vete Apolo, deja de molestarla-
El rubio bufó y se bajo de la mesa, para tomar su lira y retirarse.
Una risita escapó por los labios de Cyrene y miró a Hermes, quien se sentó a su lado.
-Gracias por salvarme, ¿Qué quieres como agradecimiento?-
Por un momento, el dios quedó en silencio.
"Quisiera que me beses, tantas veces como la cantidad de estrellas que hay en el cielo"
Pensó, pero simplemente cerró sus labios y no dijo nada.
-No es necesario, siempre lo haria por tí-
Una sonrisa.
Eso bastó por parte de Cyrene para que Hermes enloquecida y sus mejillas se tornaran rojas como un tomate.
-N-No es que lo haría solo por ti, es decir, si lo haría, pero tambien por todos, no es que no seas especial para mí, pero-
Una carcajada salió de los labios de la pelinegra, haciendo que el hijo de Zeus se atormentara por la ridícula escena que acaba de hacer frente a ella.
-¿Quieres ir a la fiesta de Dionisio conmigo?-
Le pregunto de repente, la diosa sonrío y negó con la cabeza.
-Si soy sincera, no soporto a Dionisio, mucho menos a Apolo-
El dios sonrío y bufó.
-Vamos, no tienes necesidad de estar con ellos si no quieres, puedes quedarte conmigo-
Por unos minutos todo quedo en silencio, y un suspiro resonó por los oídos de Hermes.
-De acuerdo, pero al minimo monento en el cual me dejes sola, te arrepentiras-
Hermes sonrió y tomó su brazo.
-No te dejaria sola nunca, lo prometo-
La semidiosa sonrió enternecida y miró a su acompañante, pensando.
