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CHAPTER THREE
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-: sexto año :-

-----  EN EL QUE SE HACE UNA OFERTA












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—¿A donde van ellos?—James se había levantado, los ojos parpadeando a través de la falta de definición. —Mierda... mis anteojos están todos manchados—.

—Aquí, déjame hacerlo—. Rosie extendió la mano y tiró suavemente de los marcos de alambre de su nariz, tropezando con un obstáculo y teniendo que desenredar un mechón de cabello castaño de las sienes. James murmuró su gratitud, con la cabeza apoyada contra la pared mientras ella los limpiaba con la manga. —Todo mejor.— La chica se incorporó y con cuidado volvió a colocarlos sobre su nariz.

James miró a su alrededor, la visión mucho más clara. —Sirius, Remus y Peter, ¿adónde fueron?—

—fueron buscar un poco de agua—. Rosie respondió. —Sin embargo, supuse que no planeaba ir a ningún lado, ¿verdad, señor Potter?—

—Oye, ¿cómo sabes mi apellido?— James se volvió hacia ella, los ojos llenos de preguntas. Una mirada rápida a su apariencia lo consideró no tan borracho como ella esperaba que estuviera, o podía soportar muy bien el alcohol, o no era él quien bebía tanto.

—Mi tía es una chismosa horrible—. Rosie se recostó en su asiento, su sonrisa encontrándose con sus ojos. —Solo he estado aquí durante tres semanas como máximo y ya sé todo lo interesante que tengo que saber sobre los habitantes de Hogsmeade—.

—¿Oh, sí? ¿Qué tienes en... Madam Puddifoot's?— preguntó James, sacándose el nombre de la cabeza. Aunque no lo pensó en ese momento, inconscientemente lo eligió debido a la preferencia de Lily por el té que vendían allí; se había unido a ella allí en varias ocasiones a pesar de odiar cada centímetro de la tienda de té con cada fibra de su ser.

—Todo es un gran fraude. Su cabello es falso, los pequeños querubines que tiene volando en el Día de San Valentín son una raza especial de duendecillos de Cornualles disfrazados. pasteles y cualquier otra cosa que vendan en ese infierno rosa, solo usa azúcar común—. Rosie lo anotó en sus dedos, doblándolos ligeramente hacia atrás mientras lo hacía.

—Nunca lo hubieras pensado—. James estaba mucho más sorprendido de lo que debería. No podía esperar para decirle esto a Lily, pero solo cuando sintiera que realmente podía hablar con ella.

THE JOLLY ROGER, James Potter  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora