Prólogo.

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•|El llamado de una luna rota|•

Eones atrás, el Reino se sumía en un caos incesante, y el temor abrazaba a cada alma. No obstante, surgió una esperanza en la forma de nobles paladines, valientes héroes que desafiaron la maldad y tejieron los hilos de la paz en los recovecos del reino desgarrado.

Con la paz instaurada, los paladines, en un acto de silente despedida, se separaron, no siendo ya requeridos en aquel momento. Pero uno, conocido como el magistrado Karne, erigió el magistrado para mantener el orden y control, evitando que las sombras de una nueva y oscura guerra se alzaran nuevamente. Sin embargo, la paz jamás es eterna, y nuevos embates emergieron cuando un anciano enano llamado Barik forjó los cristales y los repartió por doquier, concediendo a muchos la capacidad de utilizarlos para propósitos siniestros.

Entonces, el magistrado incautó todos los cristales mágicos que pudo, prohibiéndolos con severidad. Esta decisión provocó la aparición de una resistencia, quienes desafiaron la autoridad del magistrado al considerarla injusta. Y así, una nueva guerra brotó, dejando tras de sí un rastro de muerte y destrucción. El nombre de la resistencia cambió a "los paladins", liderados por Valera, antigua compañera del magistrado Karne en la lucha contra el segundo azote Goblin.

Las batallas se multiplicaron, y tanto el magistrado con el apoyo de la casa Aico, como los paladins, anhelaban poder para inclinar la balanza a su favor. Mas, en medio de este conflicto sin tregua, un evento trascendental tuvo lugar: una oscuridad ancestral se liberó desde un fragmento destrozado de luna. Con el enemigo común en el horizonte, el magistrado y los paladins, en una inusual alianza, se enfrentaron a la amenaza oscura. Fue una lucha sin igual, donde dioses, señores infernales y ángeles del pyre se unieron a la contienda, en un desesperado esfuerzo por detener las sombras que acechaban.

Aun así, la victoria se mantuvo esquiva, y aunque la paz retornó, no fue más que un efímero respiro. Las guerras persistieron, las batallas se sucedieron, y los héroes, cuyos nombres una vez resonaron como leyendas, fueron finalmente eclipsados por la implacable y arrolladora fuerza del tiempo. Sus historias, cual susurros, se desvanecieron con el paso de las generaciones, mientras solo la diosa de la luna reconstruida y el ascendido señor de las estrellas guardaban memoria de su antiguo esplendor.

Mas la oscuridad, esa sombra insaciable, jamás se extinguirá. Sus sombras, siniestras y persistentes, surgen nuevamente, anunciando el advenimiento de una era de caos. Es entonces cuando la diosa de la luna reconstruida y el ascendido señor de las estrellas, abrazando su antiguo compromiso, toman riendas en el asunto.

Ha llegado el instante en que nuevos héroes deben emerger, y nuevos campeones han de erguirse de entre las cenizas del pasado. Es la hora de los "NUEVOS PALADINES", llamados a proteger un mundo nuevo que se alza, mientras las fuerzas del destino aguardan el desenlace de su valiente partida.

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El profesor, con un semblante serio, irrumpió en el aula escolar donde los alumnos charlaban y realizaban actividades triviales. Algunos de ellos tenían aspectos peculiares, evidencia de sus "Quirks" o "Dones", manifestaciones de una peculiar evolución humana que se había presentado hace más de tres siglos.

― Siéntense inmediatamente ―ordenó con firmeza, dirigiendo a todos hacia sus asientos. Una vez detrás de su escritorio, colocó unos papeles con cuidado sobre la superficie―. Como muchos saben, el ciclo escolar está por concluir, lo que significa que deben pensar en qué estudiar. Pero... ―el profesor tomó los papeles con gesto grave, escrutando a sus alumnos con una mirada acusadora que los inquietó, aunque pronto se dibujó una sonrisa en su rostro―. ¡Todos quieren entrar al curso de Héroes! ―exclamó, lanzando los papeles al aire mientras los estudiantes comenzaban a mostrar sus "superpoderes"―.

Los nuevos paladins Donde viven las historias. Descúbrelo ahora