Capitulo 10

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Sostuvo el collar de aquel hermoso ser, su mitad y la de el estaban unidos por voluntad del emperador.

Necesitaba que Eliot abriera los ojos.

— Despierta... — suplico al tomar su mano, ya no podía más, necesitaba ver esos hipnotizantes ojos — Eliot.

Pero en lugar de su amado, la princesa que se encontraba reposando al costado de Eliot se despertó aturdida. Claude la ignoro.

— Baba — Murmuró la pequeña princesa , acercando su manita al costado del hombre, intentado sentir su calor y protección — Baba... — sus azules ojos se llenaron de lágrimas.

Detuvo los sollozos que amenazaban en salir y apretó con su otra manita el collar escondido entre sus ropajes, rogando a cualquier dios existente la recuperación de su amado padre. Su todo.

— Niña— el emperador trato de tomar a la niña pero está se aferró a la sábana que cubría al joven — Necesita descansar, vamos, déjalo.

La pequeña negó repetidamente sintiendo sus lágrimas bajar de sus hinchados ojos. El estrés y el cansancio estaban afectando al pequeño cuerpo.

¡Papá por favor! !por favor no me dejes!

Un sollozo escapó de sus labios al ser separada de su padre pero un repentino abrazo hizo que se soltara un jadeo.

El frío emperador había abrazado a su hija.

Al igual que ella, se encontraba llorando.

— ¡¿ Por qué te aferras a el?! — su voz sonaba ahogada por las lágrimas, haciendo sentir a Athanasia mucho peor — Por qué el te quiere tanto...y a mí no...

Lo último no fue más que un susurro pero Athanasia lo escucho perfectamente. Hizo remover su pequeño corazón. Parecía un niño desesperado por amor.

El temblor en el cuerpo del emperador y los quejidos que salían sin pensar de su boca conmovieron a la princesa, acercando sus pequeñas manos temblorosas a su rostro para secar las gruesas lágrimas que caían directamente en su rostro igual de húmedo.

— ¡Papá! — palmeo su rostro, regalando una genuina sonrisa, esperando tranquilizar su estado — ¡Baba! — apunto al joven recostado en la cama y volvió a apuntarse — ¡Aby!

A pesar de no tener un conocimiento tan amplio en el lenguaje complejo de los bebés si llego a comprender lo que quería decir.

Tu, papi y yo somos una familia.

Y ahí fue que perdió el sentido de sus emociones. El revoltijo en su estómago, la calidez en su corazón y la brillante aura que inundaba a la princesa, reveló su sentir.

— Athanasia — susurro con una sonrisa, una sonrisa tan parecida a la que Eliot le daba — Mi pequeña Athanasia...

Los collares de ambos comenzaron a brillar al unison. Sin ninguna razón, ambos comenzaron a flotar y de un movimiento rápido volaron hacia la cama, dónde reposaba el joven sirviente.

Claude tomo a una sorprendida Athanasia con fuerza y se adentro entre las cortinas, observando con fascinación cómo antes el collar partido en tres partes se complementaba cómo uno solo.

La situación se volvió aún más sorprendente al observar movimientos bruscos por parte de Eliot. Eliot estaba despertando y ambos miembros de la realeza no podían más que observar sin saber que hacer.

— ¡Athanasia! — bruscamente el cuerpo vendado del sirviente se levantó, sus ojos se movieron por la habitación desconocida, claramente asustado.

Las miradas de los tres se cruzaron de repente. El tiempo parecía detenerse. Eliot cambia su mirada del emperador a la pequeña princesa en sus brazos.

Sin importarle las heridas, Eliot abrazo con fuerza a ambos. Dejando que las lágrimas fluyeran por el alivio y felicidad que le daba ver a salvó a su preciosa hija y como no, al emperador.

— ¡Mi pequeña Athy! — tomo a la bebé de los brazos del emperador, pegando su cuerpo al suyo, transmitiendo ese amor maternal que tanto extrañaba la Princesa — ¡Estás a salvo!

— ¡Baba! — Athanasia regreso el afecto con entusiasmo. Dejándose apapachar por su querido padre — ¡Baba!

La risa del hermoso pelinegro hizo relajar el cuerpo de Claude, sentándose en el sillón al lado de la cama, sintiendo su mente más relajada por la recuperación de su amado.

La felicidad del adorable joven era tanta que tomo la confianza de sentarse en el regazo del emperador y abrazarlo por el cuello, la princesa hizo lo mismo con mucho entusiasmo. El abrazo se completó al emperador sellarlo ambos cuerpos con sus largos brazos.

Una hermosa familia.

Si, eso serían desde ahora.

¿O no?

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— Patético. Realmente patético.

El duque Alpheus sintió su cuerpo estremecer por el tono y mirada tan aterradora que se plasmaban en la cara del pelinegro.

— ¿Su majestad?

— Esos hombres no hicieron bien su trabajo, Roger. Esto es culpa tuya. — afiló su mirada onix al hombre mayor. — Si mi querido hermano no hubiera llegado, tendríamos a su única debilidad.

— La princesa Athanasia es considerada una bastarda. No es su debilidad.

— Ella no. Su querido cuidador es la presa. Mi hermanito se enamoro de un sirviente. — sonrió divertido, era tan escandaloso — No esperaba mucho de el, después de todo, se enamoro de una bailarina.

— Su majestad, creo que lo mejor sería dejar los planes por ahora. La seguridad en el palacio es notoria, la investigación no a cerrado y la desconfianza abandona en la menta del emperador.

— De momento haremos eso. Solo de momento, cuando esté más confiado, más débil. Le daremos el golpe final.

Lástima que el emperador ya tenía un ojo puesto en el ducado desde hace tiempo.

El niñero de la princesa - PE- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora