CAPITULO 22: ACERCA DE MIS FANTASIAS

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ANTES

Mi respiración esta agitada y aun así no puedo concentrarme

-Todo está en tu cabeza- besa mi cuello y aprieta el dildo en mi trasero. Es extraño pero el jadea por ello y comienza a joderme mientras no deja de dar pequeñas mordidas en mi hombro. Miro mi reflejo en el espejo y sé que me veo ridículo. Vestido de conejo, mis enclenques orejas están casi torcidas y el extraño arnés no hace más que apretarme y marcar mi blanca piel

- ¡Es que no lo estas intentando! - si claro, el problema soy yo y no el tipo con extrañas fantasías. Reemplaza el dildo por su miembro y comienza otra vez, finjo jadear para que siga y ya me deje en paz. Pero Woo bin es persistente e increíblemente resistente a correrse. Me levanta y me obliga a mirar mi reflejo.

-No te ves mal, ven aquí- me empotra contra el espejo y sigue jodiendo conmigo. Al fin alcanza ese punto y grito porque está golpeando sin piedad. Prefiero que sea rudo, por lo menos ahora es preciso y me hace sentir bien. Mis uñas se entierran en sus hombros y él me sonríe mientras muerde mi labio. Casi no puedo contenerme y decido jalar de su cabello. Llego aun estrangulado orgasmo y exploto manchando su pecho, el sigue hasta que se viene y apenas sosteniéndonos de sus piernas temblorosas me tumba de nuevo en la cama.

-Te dije que solo tenías que relajarte- suspiro y me muevo apenas porque estoy molido. Tocan la puerta de la habitación y me cubro con una sábana apenas. Woo bin refunfuña y se coloca una bata para atender.

-Mis disculpas señor, pero la habitación de al lado se queja de ruidos, le rogaría que sea más discreto, mil perdones si lo incomodo- genial todo mundo nos escuchó y eso realmente es vergonzoso.

-Es San Valentín, todo mundo está jodiendo, díganle que ya terminamos, ah y no pienso dejar propina- la puerta se estrella y quiero arrastrarme a tomar un baño, aunque no sé si sea buena idea aún.

- ¿Me ayudas? - Woo bin extiende su mano y me jala, haciéndome dar un brinco

- Eres jodidamente sexy bebé, la próxima vez solo quedémonos en casa, ahí podemos seguir intentando más cosas, ¿Qué te parece? - sonrío sin ganas, lo único que quiero es ir a tomar un baño.

-Si claro, sería perfecto

***

- ¡Kyungsoo! - no entiendo como lo dejaron pasar. Pero este tipo ya había colmado mi paciencia

- ¿Qué quieres? Te recuerdo que tienes una orden de restricción- camino sin mirarlo porque hasta los ánimos se me quitaron de hacerle entender que terminamos

- ¡Hasta cuando vas a seguir evitándome! - Espero el ascensor con la mejor disposición del mundo. El tipo esta plantado al lado mío y me molesta su presencia.

-Hasta que la orden expire y pueda renovarla- el ascensor se abre y el me impide el paso con uno de sus brazos. Es bastante alto y seguro me mira de forma intimidante, esta vez no pienso ceder, no más. Ya superé ese huracán llamado Woo bin, ahora vivo tranquilo y tengo una vida totalmente independiente.

- ¿Quieres meterte en los pantalones de Junmyeon verdad?, eres igual que tu madre- Me sorprende que esta vez me hable en ese tono, luego de interminables ruegos, suplicas patéticas, llantos dramáticos al fin se está mostrando como es.

- ¡Déjame pasar necesito ir a trabajar, voy tarde! - no se inmuta y me empuja hacia un lado. Me respira en el rostro como un toro enfurecido y para mi pesar eso me deja paralizado, mi cabeza es un lio e intento recordar mi clase de judo, pero no tengo movimientos precisos en mi mente.

TU PASADO ENTRE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora