Un lugar seguro

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Kim Rok Soo era alguien particularmente solitario.

Siempre con la misma rutina para evitar tratar cosas innecesarias.

No quería saber de su escuela donde sus compañeros lo molestaban.

No quería saber de casa porque su hogar se convirtió en gritos y golpes.

Kim Rok Soo prefería pasar el resto de la tarde en el parque a unas calles lejos de esa casa no deseada.

Todos los días debía levantarse, tomar lo que pueda para comer ya que probablemente no comería el resto del día, ir a la escuela antes de que su tío se levantará, soportar a sus compañeros, salir de la escuela y caminar hacia el parque, el único lugar donde podía descansar de los insultos y de los golpes.

Después de que se pusiera el sol caminaba de regreso a ese espantoso lugar.

Se sentía con un poco de suerte si lograba no encontrarse con su cuidador ebrio, pero tenía muy mala suerte si se encontraba con él.

No sabe ¿Cómo una persona logró cambiar tanto en tan poco tiempo?

Cuando Kim Rok Soo llegó a casa de su tío luego del accidente de sus padres, su tío era alguien amable, pendiente de las necesidades que pudiera tener Rok Soo, aunque todavía estaba triste, le proporcionaba las tres comidas al día y lo llevaba a la escuela.

Eso no pudo permanecer así para siempre.

La primera vez que su tío llegó apestando a alcohol, Rok Soo se acercó a él ofreciéndole un poco de agua, no se esperaba recibir un golpe en el estómago por parte del mayor, tampoco recuerda muy bien lo que le gritó su tío ya que se concentro más en el dolor que sentía.

Como era la primera vez que pasaba Rok Soo pensó que solamente era porque su tío estaba influenciado por el alcohol, al día siguiente soporto el dolor  del golpe donde había un moretón que comenzó a formarse y fue él solo a la escuela dejando a su tío dormir.

Volvió a casa y no encontró la comida que solía dejarle el mayor, lo dejo pasar y reviso la cocina encontrando algunas cosas para comer, también preparo algo para que su tío comiera una vez volviera de su trabajo.

Las horas se hicieron largas esperando que su tío volviera, hasta que fue media noche y escucho ruidos provenientes de la puerta de entrada, algo dentro de él le dijo que no saliera, quizá si hubiera obedecido a aquella voz no habría sido golpeado nuevamente.

Su pequeño cuerpo dolía demasiado como para levantarse, aún así uso todas las fuerzas que tenía en sus pequeñas piernas y regreso a su habitación, coloco una pomada en los lugares donde sentía dolor y se recostó en su cama llorando hasta quedarse dormido, a diferencia de la primera vez, no solo los golpes incrementaron sino que está vez pudo escuchar lo que su tío gritaba.

No fueron más que gritos deseando que ojalá también hubiera muerto en aquel accidente para no tener que ocuparse de él.

Rok Soo ya no quería salir de su habitación, tenía miedo, el hogar que creyó que lo protegería, no, la persona que se supone debía protegerlo era la misma persona que lo lastimaba.

Aquella vez se quedó todo el día en su habitación, sin comer ni beber agua, tan solo estaba alerta a que llegara la noche y su tío volviera, está vez coloco el seguro en la puerta de su habitación por si esa persona trataba de entrar.

Los monstruos tienen sus propios métodos.

Su puerta fue rota en tan solo unos minutos, aquel seguro era inservible para alejarlo de su tío.

¿Acaso había algo que pudiera protegerlo?

Ese día no hubo nada que pudiera protegerlo, la habitación pronto se llenó de insultos, golpes y gritos de dolor.

Pequeños TrozosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora