Después de morir (II)

381 59 17
                                    

El castillo Henituse ha sucumbido a la tristeza, sucumbió a la desesperación.

Deruth Henituse no quiere aceptarlo.

¿Cómo podría aceptar la muerte de su hijo?

No, no puede.

Él quiere llorar.

Él quiere gritar.

Él quiere romper cosas.

Él quiere culpar a alguien.

Y así lo hace…

Deruth llora, puede hacerlo, su esposa está ahí para limpiar sus lágrimas, sus hijos están junto a él para acompañarlo con el dolor, los ciudadanos también lo acompañarán en su duelo y aún si no le quedará nada, podría simplemente ser acompañado por una botella de alcohol.

Deruth grita, las pesadillas donde ve el rostro de su hijo lo atormentan, lo atormentan tanto que su noche se ve envuelta en gritos dolorosos.

Él también puede romper cosas, su oficina se ve destruida, los cuadros de pintura que adornan su oficina están rotos, solo conserva uno con la imagen de Cale, su hijo se veía tan tierno, tan frágil, tan pequeño.

Deruth culpa a muchos por la muerte de su hijo, culpa a los dioses por la injusticia de quitarle a su primera esposa y ahora a su hijo, culpa a los sanadores por ser tan incompetentes con su trabajo, culpa a los sirvientes por no haber notado que su hijo se encontraba en un estado tan delicado.

Llegó a culpar hasta a su hijo por quedarse callado, pero dándose cuenta de la barbaridad a la que lo llevó el dolor desecha rápidamente esa idea tan absurda.

¿Deruth se culpa a sí mismo? 

Lo hace, se siente tan miserable, Deruth es miserable.

Deruth es el señor del territorio, tiene el deber de velar por todos los que se encuentran en el condado Henituse, sin importar que sean nobles o no, su familia está incluida y puesta en primer lugar como las personas a las que debe cuidar, y aún así no le dió importancia a uno de sus preciados seres queridos, al único recuerdo que tiene de su primer gran amor, ahora no tiene nada de ella, él sabe que un cuadro de pintura no lo ayudará a aliviar su dolor.

Solo le queda ahogarse en alcohol al igual que lo hizo cuando Jour murió y así lo hará, Deruth tiene toda clase de personas que lo apoyan tanto dentro como fuera del castillo, es diferente a lo que tenía su hijo y Deruth lo sabe, porque Cale no tenía a nada a lo que aferrarse, por eso se veía tan tranquilo cuando murió.

Su hijo mostraba tal calma que era dolorosa de mirar, como si estuviera feliz de irse, feliz de abrazar la muerte.

Él no puede aceptar eso, la calma de su hijo lo hace creer que prefirió la muerte antes que a su familia o a su padre y es verdad, Cale solo optó por la muerte.

El dolor es tanto que crece y crece a cada segundo que pasa, Deruth aún no está dispuesto a dejarlo ir.

Si Cale no va a aferrarse a él entonces él se aferrara a Cale, es por eso que aún conserva su cuerpo.

Después de una semana de la partida de su hijo, Deruth ordenó a un mago que pusiera magia de conservación en el cuerpo, con la esperanza de que despierte, pero él sabe muy en el fondo que eso no pasará.

Los sirvientes se mantienen callados, están tristes, quizá no en su totalidad por la partida del joven maestro, sino más por el dolor que causó su muerte a la familia, ellos piensan que su joven maestro fue muy egoísta al quedarse callado, el niño problema de la familia sigue causando problemas después de muerto.

Pequeños TrozosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora