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POV. Lia

Llegué a Italia muy temprano y gracias a eso en cuanto baje del avión tome un autobús a la universidad en que tenía la vacante a beca, llegué a esta y me dirigí a ventanilla con una señora.

— hola buenos días —dije con una leve sonrisa aunque de notaba mi cara de cansancio a kilómetros.
— buenos días en que le puedo ayudar —pregunto la señora acomodando sus lentes.
— recibí un correo para una beca en esta universidad —dije y enseguida frunció el seño.
— tiene algún papel que acredite eso? —pregunto juntando sus manos
— a si me pidieron que imprimiera estos papeles —dije pasandoselos.

Esta los leyó y en algún punto de la hoja se detuvo para volver a verme.

— permítame unos minutos —dijo y se retiró por una puerta.

Unos minutos después regreso con las mismas hojas y una cara de pena que no me gustaba para nada.

— bien ya hablé con el director —dijo viéndome mientras ponía los papeles de manera que los viera— parece ser que estos papeles son falsos
— que? —dije mientras sentía como me empezaba a faltar el aire— pero como? Si yo recibí el correo
— me permites ver el correo?
— claro —saque mi teléfono y puse el correo en pantalla.
— bien esto es lo que pasó, tiene firma y correo de la institución pero si lo copias y pegas para buscar el correo te arroja el real, que en este caso es Selena342 —dijo y me mostró el teléfono, esa era la dirección de mi exmejor amiga— parece que todo esto fue broma de muy mal gusto en verdad lo siento linda, normalmente la escuela no manda correos si no que habla directo con la persona o agenda cita por correo para una conferencia.
— entiendo gracias por todo —dije y me retiré.

Camine fuera con los papeles en una mano y mis maletas en otra las cuales solo eran una maleta mediana y una chica arriba.

Ahora que iba a hacer, la rabia me consumía no podía creer que pudieran hacerme esto, ellas llegaron demasiado lejos.

Una vez más las lágrimas se apoderaron de mi  y enseguida era un mar de lágrimas afuera de la universidad sentada en las escaleras largas mientras carros pasaban y algunas personas que se me quedaban viendo raro.

En eso mi celular sonó, en la pantalla aprecia el nombre de mi hermano, Armando me de valor le contesté no sin antes aclarar mi garganta.

— hola hermano —dije al responder pero en ese momento un auto paro frente a mi tenía los vidrios polarizados no podía ver quién era.
— hola enana como te fue ya te instalaste?
— si —respondi mientras mis ojos se volvían a llenar de lágrimas por lo cobarde que estoy siendo y no contarle la verdad.
— Me alegro mucho, pero estás bien te noto algo extraña —dijo algo preocupado.
— si tranquilo solo que esta haciendo un poco de frío y ya sabes lo sensible que soy al frío —respondi y en parte era cierto soy sensible al frío.
— cierto, bueno pues abrígate bien te quiero y te dejo que me está entrando una llama del trabajo, adiós enana! —dijo y colgó.
— Adiós —dije en un susurro y dejandome caer a lado de mis maletas soltando las lágrimas.

El auto frente a mi no se movió en ningún momento, así que por un poco de miedo me seque las lágrimas y me levanté tomando mis maletas para caminar por las calles de Italia en busca de algún hotel.

Llevaba unos minutos caminando cuando vi una cafetería y al sentir mis tripas rugir me dirigí a esta enseguida, con cuidado entre y me senté en una mesa poniendo mis maletas a mi lado, minutos después la puerta se volvió a abrir pero no le di importancia y solo pude ver el auto de antes estacionado afuera.

— Buenos días bienvenida a dulces manjares que vas a ordenar? —dijo una chica muy amable a mi lado con una libreta y pluma en sus manos.

Con pena a que viera mi cara demacrada conteste sin verla.

— me podrías traer un chocolate caliente por favor? —dije viendo por la ventana.
— en seguida —dijo y se retiró.

Deje mi teléfono en la mesa y de mi maleta de mano saque mi cartera para verificar cuánto dinero traía.

— veinte, cuarenta, sesenta y dos??? Que rayos! —dije algo alterada por la mínima cantidad que llevaba— mierda
— aquí tienes —dijo la chica mientras ponía mi chocolate y otro aparte tomando asiento frente a mi a lo que voltee a verla y enseguida cambio su expresión— te encuentras bien?
— La verdad...—dije dudando un poco de seguir o no, pero al carajo! Necesito sacar todo lo que tengo acumulado en el pecho— la verdad no. . .todo me a salido mal los últimos días —dije mientras mis ojos se llenaban oootraa vez de lagrimas y sentía una gran presión en el pecho.
— puedes contarme tranquila soy una tumba —dijo poniendo su mano en el pecho.
— hace apenas unos días me expulsaron de la universidad en que estaba, después mi familia me dio la espalda a excepción de mi hermano, después yo recibí una supuesta beca para estudiar aquí y ¡gaste casi todo mi dinero ahorrado en el maldito boleto! Para que al llegar me dijeran que era falso —dije mientras era un mar de lágrimas y las pocas personas en la cafetería nos veían de vez en cuando— como no tenía mucho dinero y tenía planeado quedarme en la facultad de la universidad no reserve ningún hotel para quedarme y por estúpida solo tengo sesenta y dos dólares, dime dónde carajo encuentro un lugar para poder quedarme y comer un par de días con ese dinero —dije sacando todo lo que tenía guardado mientras la chica me daba palmadas en la espalda.
— tranquila chica todos tenemos mala suerte a veces y créeme después de estos malos días van a venir muchos buenos días, y por el lugar si hay un hotel que está algo barato y creo que te alcanza por si te sirve esta en esta dirección —dijo y anoto una dirección en una de las hojas de su libreta para arrancarla y darmela.
— muchas gracias por escucharme en verdad no tengo a nadie en estos momentos —dije dándole una sonrisa pero creo fue más una mueca de muerta por mi cara.
— no hay de que, hay veces que es mejor que un extraño te escuché sin poder juzgarte a qué una persona muy cercana te juzgue y haga que más personas se enteren de las desgracias de uno, por cierto no te preocupes por en chocolate yo lo invito —dijo y me dio una sonrisa bastante amigable.
— muchas gracias....
— Karina tu eres?
— Lía, muchas gracias Karina —dije dándole un sorbo a mi chocolate.

Y así estuvimos un rato después de que me calmara hablamos de nosotros y nos conocimos un poco más, hasta que dieron las 6 de la tarde y yo necesitaba descansar o más bien invernar lo más posible, porque esto de llorar casi todo el día en verdad cansa.

Me despedí de ella y me subí a un taxi dándole la dirección al chófer al llegar al lugar comprendía porque era barato, era un edificio no muy bonito y había pocas luces encendidas, el chófer me ayudó a bajar mis maletas y al pagarle entre al hotel de unas 3 estrellas, aunque en estos momentos ya no me importa cuántas estrellas es.

— buenas tardes —dije a una señora la cual me miró de arriba a abajo.
— hola que ocupas linda —dijo con una sonrisa algo fingida.
— quisiera una habitación —dije y está reviso algo
— claro, tengo una disponible es de las mejores de este hotel te interesa?
— claro cuánto sería? —pregunte preparándome para el precio.
— serían veinticinco dólares la noche —dijo y se me quedó viendo.

Carajo! Solo me alcanza para dos noches.

— está bien solo me quedaré dos noches —dije y está me cobró y me dio un juego de llaves.
— 4 piso —dijo y enseguida volvió a sus asuntos.

Ay dios que voy a hacer ahora, con solo 2 dólares...

ALEXANDER D'DONETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora