Playboy ꒱ SeungIn

꒰ Extra SeungIn ꒱

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Cuando Seungmin cruza aquella puerta, es recibido por una hermosa sonrisa y un abrazo, en una rápida reacción envuelve el cuerpo más pequeño en sus brazos besando su cuello cortamente oyendo sus risitas.

—Te extrañé, Minnie —se queja Jeongin con voz infantil, levantando su carita para que el mayor pueda apreciar su mohín. Seungmin ríe sin poder evitarlo.

—Yo también te extrañé. ¿Qué quieres primero? ¿Tus regalos o...?

Jeongin golpea el pecho de Seungmin con las mejillas totalmente rojas.

—Dame mi regalo, Kim pervertido.

Seungmin ríe murmurando algo que no alcanza a entender dejando a Jeongin en el suelo siendo más notoria la diferencia de alturas para tomar dos bolsas color rosa pastel dándoselas.

—Sé que no es la gran cosa; pero cuando lo vi no pude evitar pensar en ti y sólo… —Sus palabras quedan en el aire cuando un sonrojado Yang Jeongin se lanza a devorar sus labios con pasión pero a la vez con cariño, haciéndole entender que no quiere más charla sino que agradece el regalo—. ¿Te gustó?

—¡Me encantó! Eres el mejor.

En efecto. Es el mejor.

El regalo es simple: son dos pequeñas faldas de colores pasteles junto a unas medias, que combinan muy bien con la palidez de su piel. Kim Seungmin había descubierto que tenía un extraño fetiche con ver a Jeongin vestido en tonalidades pasteles y por eso cada cierto tiempo (para evitar sospechas) le llenaba de costosos regalos de ese tipo, porque la billetera de Kim era muy ancha, tanto que Jeongin podría nadar en ella por eso se esmeraba en consentir a su pequeño novio.

—Aunque, hace una semana me regalaste tres de estas. ¿Hay algo que no me estés contando, amor? —Jeongin arquea una ceja, como sospechando del asunto; pero no lo dice explícitamente porque quiere oír como su novio le explica la situación entre torpes palabras y una excusa que bordea lo ridículo pero para él es muy tierna.

—Bueno... Yo... Ya sabes, pensé que eres muy lindo y no puedo evitar consentirte y... Bueno, las faldas también son lindas y... Olvidé ir a recoger a Seungmo... Y... Espera, ¡¿Olvidé recoger a Seungmo?! —Los ojos de Seungmin se abren desmesuradamente oyendo las risas de su novio por ser tan distraído.

Seungmo era el pequeño perro que habían adoptado juntos, lo habían dejado al cuidado de Jisung, quien aprovechando el tiempo junto al animal le hizo muchos memes. Digamos que la galería de Han Jisung consta en memes de todos sus amigos y ahora de ese adorable cachorro que Seungmin cuidaba con su vida, claro, aunque a veces olvidaba recogerlo.

—¿Y si primero me pruebo las faldas y luego recogemos a Seungmo? —sugiere Jeongin con una sonrisa que Kim describiría como coqueta.

—Bueno, supongo que a Jisung no le molestará cuidar a Seungmo una semana más, ¿no? —dice, tomando a Jeongin de la cintura, para cargarlo en sus brazos directo a la habitación.                 

Más tarde, lo único que se pueden oír son gemidos, jadeos, la cama chocando bruscamente contra la pared y cómo los vecinos noruegos que viven al lado de ellos parecen agradecer las lecciones gratis de coreano que Jeongin les da a través de las paredes.

Porque sin duda había algo que jamás cambiaría en esos dos, algo que viviría para siempre: el amor.

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