Mi única historia. 1

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Capítulo uno: El comienzo de algo bello.

El lugar en el que me encuentro ahora es solo un reflejo de cómo me siento. Una única luz anaranjada que ilumina este estrecho cuarto y esta mesita en el centro, con estas pocas hojas y una pluma bañada en tinta.

Pero debo admitir que debería estar muy feliz, estoy con la persona más importante de este mundo para mí.

Pero ya basta de mi situación.

¿Quieres que te cuente una historia de amor? Bueno, de igual forma lo hare, espero que te guste.

¿Te ha pasado que tienes la necesidad de confesar lo que sientes a esa persona especial pero no puedes? Si es así, te harás una idea de mi situación en ese momento. Porque tristemente para mí el querer no era poder.

No mentiré, me agrado la idea de existir por su sonrisa durante mucho tiempo. Era esa sonrisa, esa única sonrisa lo que me mantenía atado a ella, soportando cosas que limitan con la estupidez, estupidez de un chico enamorado.

Me dedique en cuerpo y alma a hacerla sentir cómoda a mi lado. Le preste mis hombros para llorar, mis brazos para que se sintiera segura, mi sonrisa para hacerla feliz y mi corazón, para que hiciera con él lo que quisiera.

Pero yo era una bomba de tiempo rellena de estupidez y amor. Las bombas de tiempo tienen únicamente dos destinos: estallan o se desactivan. En mi caso un "sí" sería el detonante de una explosión perfecta de sentimientos, pero un "no" sería un rechazo que me fulminaría y me apagaría para siempre.

¿Alguna vez te dijeron que hay una diferencia entre valor y estupidez? Bueno, te diré que en ese instante estaba cometiendo un acto de valor ridículamente estúpido. Todo lo que hice hasta ahí podría destruirse en dos palabras.

-Te amo- dije con un tono que dejo completamente expuesto mis nervios- Quiero estar a tu lado el resto de mi vida.

El sol ocultándose, dando pinceladas naranjas al cielo, los arboles soltando bellas flores rosas y delicadas, el sonido de pequeños saltamontes que se movían por el pasto y una brisa fresca que hacía que su perfume acariciara mi nariz. El momento perfecto... Bueno, lo era, lo era hasta que una lágrima se deslizo por su mejilla perfectamente sonrojada.

-¡No!- dijo con un tono igual de nervioso al mío, pero con un toque de tristeza y rabia- Por favor no sigas.- me silencio.

Mire a un lado evitando el dolor de sus ojos - ¿Por qué?- pregunte rozando el llanto con mi voz, con miedo a escuchar la respuesta.

-Temo perderte- Dijo con esa voz temblorosa.

-Es lo más estúpido que pudiste decir -Dije con un fallido intento de voz calmada y una falsa sonrisa. Su rostro me dio a entender que necesitaba una explicación. Me tome un tiempo, suspire -En el momento que me digas que sí, en el momento que me aceptes, en ese momento no estarás corriendo el riesgo de perderme. Me estarás atando a ti para siempre.

Maldije el silencio que llego después de eso... Pero no hay palabras para definir lo que corto ese silencio:

Un beso.

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