amado.

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Días pasaron y Haruna no abandonó mi hogar, me cuidaba y estaba pendiente de mi la gran mayoría del tiempo. El trabajaba por la mañana, ese era su turno, luego en las tardes se dedicaba completamente a mi.
Era hermoso como llegaba agotado y aún así hacía un gran esfuerzo por darme lo que necesitaba, amor y comprensión. Volví a mi papel de muñeca en ese momento, intentando actuar lo más perfecto posible.

Haruna era un chico muy amable, atento y cariñoso, y yo sabía que solo era así conmigo.

¿Cómo lo sabía? Era muy fácil, lo vigilé.
Observaba cada paso que daba en casa segundo y me aseguraba de que ese hombre amoroso solo saliera a la luz cuando estaba conmigo, quería que fuera un comportamiento exclusivo para mí.
Para mí suerte, el efectivamente era serio y frío con la gran mayoría de gente, bellos jóvenes y hermosas mujeres se le acercaban con ciertas intenciones pero el los esquivaba, eso me hacía sentir feliz.
Me aseguraba irme a casa justo cuando el salía de su trabajo, tomaba un atajo para llegar unos minutos antes y no levantar sus sospechas. Sorpresivamente, mi plan funcionaba mejor cada día.

Era una rutina perfecta. Me levantaba una hora antes que el, le preparaba el desayuno y el se arreglaba mientras yo limpiaba la casa o hacía algunas tareas comunes, luego se marchaba y yo comenzaba con mi disfraz.
Me vestía rápidamente de negro y sin llamar la atención lo seguía a pie, ya que el se iba en bicicleta y era mucho más fácil de perseguir así. Una vez el llegaba, yo me escondía en lugares cercanos a su puesto de trabajo, algunos arbustos fuera del local o a veces entraba como si nada a pedir alguna orden, siempre asegurándome de no pedírsela justo a él y de cambiar mi tono de voz. Cuando el iba a la parte exclusiva de empleados en el local, tenía que salir y mirar a través de las ventanas perfectamente colocadas para espiarlo. Era como una obsesión asegurarme de que fuera mío.

El día en las tardes transcurría normal, aveces me llevaba a citas o solo nos quedábamos viendo películas. Ni yo sabía por qué hacíamos eso, pero era una historia de amor peculiar que no quería parar.
Me aseguré de ser encantador con el, de ser el hombre perfecto y mis encantos funcionaban, el cada día estaba más enamorado de mi, al punto de venir a vivir conmigo.

Te tengo en mis manos, Masaki Haruna.

Porcelana. - Mana x Klaha. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora