◆Epilogó◆

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     El sonido de la alarma llego al campo auditivo del castaño, ya había amanecido, de alisto con una sonrisa en su rostro que muchos jurarían no haber visto jamás. Tomo las llaves del auto y camino hacia esté. Antes de ir a la casa del rubio, decidió comprar un ramo de flores de las que mas le gustaban de pequeños. Encendió la radio y siguió su camino.

     Al llegar al domicilio, apago el motor y bajo del vehículo, se paso una mano por su cabello peinarlo y camino hacia la puerta. Tres golpes en la madera, nadie abrió. Al quinto toque de la puerta finalmente abrió una señora de aproximadamente sesenta años se asomo desde adentro con una sonrisa. Era alta y delgada, y tenia una bonita sonrisa y el cabello gris. Se miraba bastante bien a pesar de tener una edad avanzada.

     –¿Si, en que puedo ayudarte?– preguntó la señora un tanto desconcertada.

     –Buen día, señora, ¿se encuentra jeongin en casa? soy Minho, un viejo amigo de él.

    –¿Jeongin, Yang Jeongin?– Minho asintió, sonriendo– Lo siento muchacho, pero el falleció hace tres años.

     –¿Cómo dice?.

     La señora asintió– Fue una verdadera lastima, era un chico bastante educado y lindo, no era su momento de partir todavía– ella dejo de sonreír–cuando murió, esta casa me fue vendida junto a mi esposo, así que lamento tener que ser yo quien te halla dicho esto.

«Esto debe ser una jodida broma, ¿verdad?»

     Minho no entendía nada, sentía su cabeza a punto de explotar. ¿Cómo era posible? seguramente se equivoco de casa y esa señora demente quería tomarle el pelo. No, era totalmente imposible que eso fuera cierto.

     El menor se monto en el auto y condujo directamente al cementerio, con un poco de suerte talvez se lo encontraría de nuevo y volvería a besar su labios y abrazarlo para asegurarse de que lo que esa mujer dijo era mentira.

     Al llegar, camino con cierta esperanza a la entrada, pero él no estaba. Se sentía cansado mentalmente, dándose por vencido comenzó a caminar hacia la tumba de su madre. Aún con las flores que había comprado, de paro frente a la lapida y sonrió. Sus ojos directamente se posaron en la lapida a su derecha, juraría no haberla visto antes. Tenia un brillo resplandeciente y muchas flores blancas alrededor. 

     Algo le decía que debía acercarse y ver a quien le pertenecía, decidió obedecer y se acerco para leer el nombre grabado en la piedra.

    ″ Yang Jeongin, 2001-2019″

     –Esto es un sueño, estas cosas no pasan en la vida real– decía en medio de una sonrisa nerviosa– hable ayer con él, lo lleve en mi auto nos besamos, ¿Qué carajo esta pasando?– tomando su cabeza entre sus manos, empezando a sentir su cabeza doler.

     Saco su celular del bolsilla de su pantalón, buscando la foto que se había tomado con el rubio la noche anterior ante de que este entrara a su casa.

     – ¿En donde está?– decía pasando los archivos con velocidad mientras buscaba la fotografía– recuerdo con claridad haberla tomando ayer. Dios, creo que estoy enloqueciendo.

     Dándose finalmente por vencido, dejo las flores en un jarrón a un lado de la lapida  y regresó a su casa, deseando que toso fuera un mal sueño del cual despertaría pronto.

     Nada de lo ocurrido en las ultimas horas estaban teniendo sentido y el dolor de cabeza no cesaba. Lo único que quería volver a ver a Jeongin, abrazarlo y confirmar quenada era real.

     Al llegar se dio cuenta que algo brillaba en la mesita de noche de su habitación, los rayos del sol se reflejaban en la cadena que el supuestamente vivo Jeongin se lo había entregado. Tomo la joya entre sus manos y las lagrimas no tardaron en brotar de sus ojos, después de haberlo encontrado y sentir que podrían estar juntos de nuevo, volvió a perderlo, y esta vez no había posibilidad alguna de volverse a encontrar.

 «Tal vez en otra vida»

{Fin}

{don't go}∆[MinJeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora