Los brazos de Soobin han sido sus favoritos desde mediados de primer semestre, son cálidos y fuertes, le hacen sentir seguro en aquellas enormes cuatro paredes repletas de ojos juzgones.Yeonjun suspira en el pecho del mayor pues sabe que está llegando tarde a su siguiente clase y, a pesar de querer seguir envuelto en los largos brazos de su profesor cual niño pequeño, se aleja de él para observarle. Las manos de Soobin rodean la pequeña cintura de el estudiante aún sentado en su regazo.
El silencio es su cómplice y oculta la prohibida relación de los alumnos y chismosas autoridades.
—Debo irme. —La frase es cuidadosa y casi dicha en un susurro.
—Puedo darte un permiso y así no tienes problemas en faltar a la siguiente clase —. Las manos del profesor Choi le acarician la cintura de manera suave.
—Eres muy amable, Bin, pero no quiero tener inconvenientes con la profesora Manoban. — Soobin le mira un tanto fastidiado. —Creo que me odia.
Creer es mentirse a si mismo, Yeonjun sabe los sentimientos de Lalisa hacia su persona.
Y con suma delicadeza las manos ajenas sueltan su cuerpo dejándolo libre para huir. Soobin observa como el pelinegro arregla su uniforme con torpeza haciéndole reír.
El profesor se pone de pie dispuesto a ayudar, acomoda su cuello y coloca la corbata dentro del chaleco, Yeonjun vislumbró el diminuto destello en los ojos del mayor sacándole una sonrisa involuntaria. Soobin bajó la vista atrapando a su estudiante, el pelinegro la evitó trayendo los recuerdos de las miradas furtivas que se daban cuando se conocieron, brindándoles el sentimiento de como si estuvieran cometiendo un delito.
Las manos de Soobin se desprendieron de las prendas, permitiendo que el menor huyera por segunda vez.
Yeonjun restregó las palmas de sus manos en los pantalones cortos y dio la vuelta dispuesto a llegar temprano a su clase. Su mano tomó el picaporte sólo unos segundos para después arrepentirse y regresar frente al mayor. Soobin le vio con una media sonrisa, las manos del pelinegro envolvieron las mejillas del mayor dejando a ambos sorprendidos.
Yeonjun le besó, no quería echarse para atrás, no en aquel momento; el profesor tomó la cintura del menor por tercera vez en el día disfrutando de el beso temeroso que Yeonjun le daba por primera vez.Tal vez por saber la reacción de su gran amor al enterarse como era tratado por sus compañeros o los rumores que corrían por los pasillos repletos de mentiras, saber que los hematomas no eran causados por simples accidentes sino por el odio inexplicable que le tenían.
Cuando el primer jadeo escapó de Yeonjun, este supo que necesitaba salir de ahí. La abrupta separación les dejó agitados. Soobin mostró sus hoyuelos al notar el rosado tono en las mejillas de su pequeña pareja y el rojizo en sus orejas, misma reacción que había tenido la tarde de invierno en la que se regalaron su primera muestra de afeto.
—Me iré, te veo más tarde —. Soobin asintió y Yeonjun abandonó la sala.
...
La profesora Manoban posó su vista en él desde la pizarra, sus compañeros guardaron silencio esperando respuesta de parte de alguno de los dos; un regaño de parte de Lalisa o un insulto de parte de Yeonjun.
Ninguno dijo nada y el pelinegro caminó directo a su asiento.
—¿Llegué muy tarde? — cuestionó a Hueningkai a su lado.
—No tanto, ¿ocurrió algo y por eso tardaste en llegar?
—No, sólo me retrase en los baños, nada de que preocuparse.
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Ordinary School [Soojun]
FanfictionYeonjun es considerado alguien casi invisible en su colegio, su único amigo es Hueningkai, un chico debilucho delgado y tímido. ¿Y eso qué? De igual manera su vida social se centra en ese insípido colegio igual a los demás: inmoral, hipócrita y con...