Prólogo.

235 14 0
                                    

 Niall Horan, un joven irlandés de veintiún años de edad. Desde muy pequeño aprendió a ser muy cariñoso y amigable con el prójimo, y es porque su familia le enseñó que no vale la pena tenerles rencor a las demás personas si no te amas totalmente a ti mismo.

Cuando tenía doce años, comenzó su amor por su guitarra que nunca se despegó de ella. En el colegio, siempre en recreo se sentaba y traía su enorme estuche para practicar junto a sus compañeros. Además de que se metió en tantos problemas por lo mismo, siguió en llevarla.

A esa misma edad, sus padres no mantenían la misma relación que ocupaban en anteriores años que se decaía, se decaía totalmente... Tantos problemas que sucedía en su casa quedaba de más decir, su papá estaba desempleado y sólo el ojiazul debía de elegir con quién quedarse. Eligió a su papá.

Pero su estado económico no se mantenía bien; así que, fácilmente tomó su guitarra y sin idea de su padre saber, cuando lo dejaba en su colegio, tomó su instrumento y se escapaba muy lejos para así tocar la guitarra en la calle, tratando de conseguir atención de las personas para ganar dinero fácil, o como muchos lo llaman, un músico callejero.

¿Verán? Así mismo se mantenía la familia Horan, paso a paso aunque estarán en las ruinas, pero sin embargo, la sonrisa del rubio seguía manteniéndose ahí...

A pesar de tantos problemas, así fue la infancia y parte de la adolescencia de ese chico ¿Parte de la adolescencia? Muchos se habrán preguntado el "parte" y es que sí, él aunque también sea músico callejero conseguía uno que otros empleos con su papá, pero perdía su tiempo en los estudios, dificultando sus amistades, lo único que quedaba de él era su más grande amor; su guitarra. A medida que él le tomaba cariño a su guitarra ¿Qué más quedaba de la vida sin ella? Él sabía completamente su idea para su futuro ¡Ser músico! Vivía en un mundo de tantas ilusiones, el problema económico de su papá le enseñó a su mayor influencia y forma de ser completamente feliz: ¡Nadie le hará cambiar de opinión! 

Pero, un gran problema se ha presentado, su papá... ¿aceptará que su hijo sea músico? Desde muy bebé, él deseó que su hijo logré tener su empresa propia, porque como él no lo tuvo ¿Por qué no Niall? Él sólo creía que era un pasatiempo la música, pero aunque no lo crea, ha pasado más de eso.

Por eso, una noche lluviosa estaban los dos, en su pequeña casa rentada que sólo vivían en una habitación simple que le llamaba la atención las paredes de color crema, con sólo dos pequeñas y delgadas –además de ser duras– camas estaban los dos, comiendo y mirándose uno al otro silenciosamente.

Con ello, el rubio después de haber tragado el alimento y tomar el sorbo del jugo que había preparado, tomó un suspiro interrogó.

–¿Puedo contarte un secreto, padre? –murmuró, los nervios le comían vivo, y es que su emoción que él mismo esperaba no sería la misma.

–Cómo quieras, escúpelo –respondió, de la manera más insignificante y sencilla que jamás el pobre chico había de imaginado, tal vez creyó tomarle más importancia, igual, nadie lo detendría.

Pues...–replicó tomando un suspiro cerrando sus ojos para así poder exclamar de una vez, tragando con dificultad saliva y mirando a su padre como si estará por decir que ha cometido un homicidio o quizá, un fuerte secreto–, ya elegí qué ser, papá... ¡Seré un guitarrista famoso!

La mirada del mayor, no era la misma que el rubio esperó, se lo imagino feliz y levantarse para darle el abrazo que él siempre quiso, que él estará orgulloso a pesar de todo... pero no. Su papá tardó segundos en responder, largos segundos, con su mirada que fruncía el ceño y arrugó su nariz como si alguien le robó su balón de básquet cuando era joven... ¿Qué le habrá pasado?

–¡¿Estás loco?! –exclamó, sin importarle que estemos en un lugar ajeno, se había levantado y ya sentía que se le saldría la vena que tenía en la frente–. ¡Morirás de hambre! ¿Cómo me puedes decepcionar así? ¡Confíe en ti y me sales con esto!

Las lágrimas del rubio no tardaron en salir, se había alterado y ni siquiera tomó un poco de respeto ante su decisión, era su vida y él sabía qué hacer con ella; igual, no tomó una palabra y decidió seguir escuchándolo.

–¡No puedo aceptar a un hijo delincuente! ¡No todo en la maldita vida es música! ¿Cómo pretendes alimentar a tu esposa e hijos? ¡No haces nada bien en la vida, insolente! –exclamaba más y más mierda, el rubio sólo seguía conteniendo sus impulsos en llorar y sintiendo cuánta palabra era una antorcha en su corazón, confiaba en su papá y decidió planear tanto para sólo recibir esto–. ¡No puedo aceptar a un hijo así!

–Pues, entonces, ya no tendrás ningún hijo si no le quieres aceptar. –respondió, soltó todo lo que jamás pensaba en decirle algo así, sin embargo, él también merecía respeto de hablar.

Y pasó, su padre al escuchar esas significantes y fuertes palabras lo tomó a sus brazos dándole un fuerte puñetazo a su rostro; dejándolo un feo morado en su ojo izquierdo... mareado cayó al piso, el mayor seguía dispuesto a luchar, sólo que recordó que no estaban solos, las personas que vivían ahí en esa pequeña casa podían escuchar más que todos, que al abrir la puerta y entrar sin permiso se habían dado he imaginado lo que ha pasado. Mala suerte al mayor.

... Y así fue, el grato y horrible cambio del chico que vivía de sonrisas y felicidad, cambiaron a ser lágrimas. Despertando del hospital, mirando lo que le rodeaba, enfermeras apresuradas, personas sufriendo y mucho olor a comida sin sabor alguno; sólo siguió adelante. Saliendo de ahí, se veía terrible pero no le importaba, sólo caminó a la casa y recoger sus cosas: su vida cambiará.

No se fijó si había o no alguien en casa, tomó toda la ropa que tenía, cosas que no era muy importante colgaban de su bolso, hasta ver a su amada guitarra, tomándola salió de la casa hasta el aeropuerto. Y sí, se irá de Mullingar, de Irlanda, de todo. Él mismo dijo, ya no tendrá padre y él no tendrá más a su hijo, así que él renovaría su vida hasta hacer lo imposible para no tener ni una pizca del pasado.

Llegó al aeropuerto buscando su destino muy lejos, consiguió un pasaje a Bradford, no le importó y sin embargo tomó el viaje, sabía y no sabía qué hacer con su vida, tomó el avión rumbo a un largo cambio de vida...


Song In Real Life | Ziall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora