4

594 35 8
                                    

Ella siguió el beso por unos cuantos segundos. Los labios de él eran tan suaves y cálidos... Pero al darse cuenta de lo que estaba pasando se separo y le dió una cachetada.

—¡¿Qué demonios está mal contigo?!

Él la calló con la mano.

—Cállate, mí padre nos puede escuchar —Susurró.

Ella intentaba hablar pero la fuerza de aquel chico era mucho mayor que la de ella, por lo que no podía quitar su mano.

—Ahora, quitaré mí mano de tu boca, y si no te callas juro que te callaré con otra cosa en la boca.

Después de decir esa frase de doble sentido él quito su mano.

—Besas bien, nena.

—Carajo, no me llames así —Dijo,mirándolo con disgusto.

El castaño se mordió el labio mirándola con una sonrisa encantadora y arreglo su cabello pasando una mano por este.

—Te ves tan linda, incluso enojada, cariño.

Ella lo miró con disgusto mientras acomodaba su falda, con la respiración agitada.

—¿Sabes qué otra cosa se vería linda? Mí puño golpeando tu cara.

"Su preciosa y perfecta cara de Dios Griego". Dijo, la conciencia de la chica.

Al castaño le encantaba que ella no callera tan fácilmente a sus encantos como las demás. Cosa que no era verdad, solo que ella sabía disimular.

Le excitaba el hecho de pensar que había una chica que no lo deseaba, pues amaba los retos.

—No, ¿sabes qué se vería mejor? —Se acercó a la menor y la tomo del mentón para que lo vea, pues era más alto—. Yo cogiéndote como un maldito animal en celo en esta oficina.

Ella rodo los ojos, aunque la excitaba bastante.

Se acercó más a ella, poniéndola nerviosa.

—Voy a romper ese culo —Dijo él hundiéndose en su cuello, repartiendo besos húmedos en este.

Ella lo disfrutaba mientras sentía sus bragas mojarse.

—Veo que te gusta, nena.

Al escuchar eso la chica lo empujó y lo miro.

—Claro que no, no sabes ni besar, eres un maldito perver-

Él no la dejo terminar y la tomo del cuello atrayéndola hacia él, ahorcándola.

—Cuida tu boquita, nena , porque esa boquita sucia chupará mí polla —Sonrió.

—Ni en tus sueños, Gallagher.

—Hagamos una apuesta, nena.

—Que dejes de llamarme así.

Él la ignoro. —¿Cuánto apuestas a que te tengo en cuatro en menos de una semana?

—No me hagas perder mí tiempo, Gallagher, ¿quieres? —Le dió unos papeles—. Debes firmar.

Él los comenzó a leer.

—No hace falta que los leas, ya lo hice yo y es seguro firmar.

Él firmó y la miró.

Sé que apenas la conozco, pero después de que me dijo que no sentía nada por mí, me enamoré

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sé que apenas la conozco, pero después de que me dijo que no sentía nada por mí, me enamoré.

Lo sé, suena idiota, pero adoro a las chicas difíciles, y nunca se me había presentado ninguna, hasta ahora.

Ella es inteligente, audaz, independiente, sabe darse su lugar, sexy y lo más importante, no quiere nada conmigo, justamente mí tipo.

Tomo los papeles y los puso en su lugar, yo solo observaba como movía sus caderas al caminar, como relamio sus labios y me miró, toda ella era perfecta.

Miré sus pechos, tan lindos y redondos.

Pero su voz me saco de mís pensamientos.

—¡Aidan!

—Oh, ¿si?

—Por Dios, llevo hablándote hace casi media hora y no me escuchabas —Rodo los ojos.

—No seas exajerada, fue menos de media hora.

—Era sarcasmo, idiota —Me puse duro al escucharla insultarme.

Soy un maldito masoquista, ¿y qué?

—Cállate —Me acerque a ella poniéndome a su costado haciendo que ella me viera—. Llevo ya mucho diciéndote que lo hagas —Baje la cremallera de mi pantalón y ella se paró rápidamente.

—¿Qué demonios haces? —Dijo, exaltada.

—Dije que si no te callabas yo mismo lo haría —Sonreí y la pegue a la pared acorralándola—. Y es justo lo que quiero hacer, nena.

Comenzé a besar su cuello, sentí como ella soltaba fuertes suspiros, ví como mordió su labio inferior para no gemir, porque ella jamás me daría el privilegio de gemirme.

—Podría follarte ahora mismo —Dije mientras repartía aún  besos húmedos en su cuello—. Enterrar mí verga en tí y dejarte sin caminar por un mes... Pero no lo haré, al menos no ahora —Dije, y me separe.

Ella me miró y podía notar en sus ojos que estaba excitada, y no le había gustado que la deje con las ganas.

—Creéme que eso jamás pasará, Gallagher —Dijo, mirándome de forma desafiante.

—Ya lo veremos, nena —Dije, acariciando su mentón.

         (•••)

Salía de una reunión de trabajo, ya era hora de irse y fui a ver a T/n, ella ya tenía todo en su bolso, solo me miró y río levemente.

—¿Qué haces aquí, Gallagher?

—Pasaba a verte... ¿Quieres que te lleve?

Ella lo dudó un minutos pero después solo sonrio.

—Claro, pero solo porque no tengo efectivo para pagarle a un taxi. Y porque queda cerca.

Reí y tome mís cosas, acomodé mí corbata y salimos.

Estaba lloviendo, podía notar que ella tenía frío.

Le abrí la puerta del auto y ella entró, entre por el otro lado y comenzé a manejar.

—Eres muy caballeroso, no pareces el raro que hace poco intento violarme.

Reí levemente.

—Mí lado caliente y caballeroso no son nada iguales, nena.

—Sí, lo note.

Ella solto una risita y miró por la ventana.

Le dí mí saco al notar que temblaba de frío.

—¿Qué...?

—Estás temblando.

Ella solo se puso el saco mirándome.

—Gracias.

—De nada, nena.

Al llegar a la mansión ella iba a quitarse el saco para devolverlo.

—Quédatelo.

Ella me miró. —No seas ridículo, Galagher —Estaba por quitárselo y la detuve.

—Quédatelo, no lo necesito, tengo muchos.

Salí de ahí y volví a entrar al auto, ella entró a la mansión, no sin antes despedirse con la mano sonriente bajo la lluvia, y yo me fui.



Ando aprovechando que estoy de vacaciones y ya puedo escribir capítulos más largos. :D

Dejen su voto y comentario o me los madreo. 

The Other Woman|Will always cry herself to sleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora