1. La llegada

35 2 0
                                    

[19/3/86 ── España, residencia Miller.]

Se escuchó el teléfono sonar desde el comedor, y fue la señora Miller quién se levantó para atender la llamada.

─Amelia Miller, quién es?

─Hola Mel, soy yo, Grace Harrington. Llamaba para preguntar qué tal está mi vieja amiga después de todo el caos en Hawkins.

─¡Hola Grace! Seguro que Steve ha crecido un montón, me alegro de que la situación haya mejorado por ahí. Mis niñas también, pero no están muy animadas últimamente. La condición de mi madre ha empeorado, y eso ha afectado mucho su ánimo, no sé qué debería hacer con ellas...─después de haber soltado lo que la llevaba atormentando tanto tiempo, respiró hondo y continuó hablando.─Lo siento, no debería molestarte con los problemas familiares de siempre después de tantos meses sin hablar, cuéntame ¿qué hay de ti?

─No te preocupes querida, siempre estoy dispuesta a escucharte. Siento mucho que estés pasando por eso, seguro que las vacaciones de primavera les vienen de maravilla, ¿por qué no les dices que vengan a pasarlas aquí? Estaremos encantados de tenerlas con nosotros, y seguro que todos las echan mucho de menos.─respondió su amiga, sabiendo que ella también estaba agobiada por la situación y tenerlas lejos un tiempo podría ayudarla.

─Buena idea Grace, te estaría muy agradecida. Voy a hablar con las chicas y después te llamo para concretar detalles.─sonrió después de colgar el teléfono, pensando en la suerte que tenía de tenerla como amiga.

[20/3/86──Aeropuerto/Hawkins]

Las hermanas se encontraban en el avión destino Hawkins, habían salido unos días antes del comienzo de las vacaciones, ya que su escuela les había regalado unos pocos días libres.
Conocían en lugar al que se dirigían, ya habían estado cuando tan solo eran unas niñas debido a que fue ahí donde se crió su madre y pasó gran parte de su vida. Después de independizarse, se mudó a España, donde conoció al señor Miller, con quién se casó y tuvo a sus dos hijas. A ambas les encantaba Hawkins, tenían amigos ahí que nunca olvidarían, pero con el paso de los años dejaron de ir en familia por diferentes razones, entre ellas los estudios, el trabajo y la familia.

Hawkins no era el pueblo más idílico, y eran conscientes de ello, pero era difícil olvidar todos los buenos recuerdos que vivieron allí, por lo que el viaje emocionaba mucho a ambas.
Ellas habían cambiado mucho para entonces, ya eran prácticamente adultas, por lo que no sabían que esperar de todas las personas que conocieron en su momento, a quiénes no sabían si llegarían a reconocer.

El avión aterrizó y salieron para buscar a los señores Harrington. Enseguida reconocieron a Grace, que las esperaba saludando con una amplia sonrisa en su rostro, acompañada de su marido, también sonriente.

─Bienvenidas a Hawkins, chicas. Todo ha cambiado mucho desde la última vez que vinisteis, ¡incluso vosotras, ¡ya estáis muy mayores!─ sonrió más aún mientras las miraba de arriba a abajo.

Cuando habló sobre los cambios en Hawkins, ambas chicas pensaron en lo mismo; los incidentes en Hawkins de los últimos años, una razón más por la que sus padres no querían llevarlas de vuelta ahí. Entre los incidentes destacaban el caso de Will Byers, "El niño zombie", la desaparición de Bárbara Holland, y el "misterioso" incendio del centro comercial. No pensaron mucho más en ello, ya que todo había quedado en el pasado y parecía un lugar seguro.

─Hola señores Harrington, estamos encantadas de estar aquí─dijo Marta, y ambas los saludaron con un fuerte abrazo, para después dirigirse al coche.
El trayecto desde el aeropuerto a Hawkins era de aproximadamente una hora, en el cual hablaron sobre distintos aspectos de sus vidas, y trataron de ponerse al día.

Antes de darse cuenta, ya habían llegado a su destino. Su casa era realmente grande, y además contaba con una gran piscina, se notaba que aquello era un barrio rico. Seguía igual que la última vez que la visitaron, pero de cierta manera parecía muy diferente.

Al entrar, las guiaron escaleras arriba a la habitación de invitados, en la que se quedarían ambas hasta el fin de las vacaciones.
Era bastante grande, con un armario con suficiente espacio para la ropa de una familia completa. Además de los muebles necesarios, estaba prácticamente vacía, pero rápidamente se llenaría con sus pertenencias, por lo que no suponía un problema.

─Mi hijo está trabajando ahora mismo, pero él podrá enseñaros un poco lo que no conocéis del pueblo, seguro que os lleváis tan bien como antes. Mientras tanto, podéis descansar, y sentíos como en casa.─dijo el señor Harrington, dejando parte del equipaje que había cargado en el suelo de la habitación.

Antes de que cualquiera de las chicas pudiera reaccionar, se escuchó el ruido de la puerta principal, seguido por el saludo de una voz familiar.

────────

Back to HawkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora