Sábado

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Krel

Me había pasado la noche completa hablando por llamada con Mer, hablamos de miles de cosas, incluyendo el asunto de la apuesta.

—¿Como fue que inició la apuesta?

—Es vergonzoso, ¿seguro que quieres saber que pasó?

—Obvio, sin secretos ¿recuerdas? —me giré hacia el teléfono para verla, estabamos en vídeo llamada, ella estaba en su cama, mientras yo estaba haciendo algo en mi computadora.

—Bien. Estaba molesta porque te habías bebido mi agua e insinuaste que era tonta, pero luego aceptaste la fresa que te ofreció Clara y hasta le dijiste gracias. Una cosa llevó a la otra, presumí de que podía conquistarte en tres o cinco minutos y Clara dijo "te reto a besarlo" ñiñiñi...

—¿Y por qué aceptaste? —me reí por su tono de voz al imitar a Clara.

—No lo sé, supongo que sólo quería demostrar que si podía.

—¿La apuesta sigue en pie?

—Supongo, no lo sé, ¿por que preguntas?

—Curiosidad...

Hablamos de varias tonterías más hasta que tuve que terminar la llamada cuando Mary se quedó dormida con el teléfono en la cara.
...

—¿Te caíste de la cama o qué? Son como las ocho. —Aja apareció en la cocina amarrandose el cabello.

—¿Ya amaneció? No lo había notado. ¿Por qué te despiertas tan temprano?

—Porque es sábado.

—¿Y?

—Tengo entrenamiento con Vex.

—¿Desde cuando entrenas con Vex? Creí que se había negado a que pelearas.

—Si bueno, accedió a entrenarme, lo sabrías si pusieras atención a lo que pasa a tu alrededor. ¿Y tu que haces despierto tan temprano?

—Técnicamente no desperté, jamás me fui a dormir. ¿Quieres? Acabo de hacerlo. —dejé frente a ella un vaso de jugo de naranja recién exprimido.

—Okey ¿Quién eres y qué le hiciste a mi hermanito?

—Ja. Ja. Ja. Chistosita. ¿Por que no aprevechas que estoy de buen humor y dices gracias? —terminé de servir el desayuno para ambos y me senté junto a ella.

—¿Me sirves el desayuno? ¿Qué sigue, un abrazo?

—Sigue soñando, porque eso no va a pasar.

—Salir con Mary te hizo bien. —se carcajeó comenzando a comer.

—Si, supongo. Hizo que odiara menos estar aquí, puedes darle crédito por eso. —no le había dicho de mi reconciliación con Mary a Aja, y al parecer ella tampoco lo había hecho.

—¿Pensaste en hablar con ella? Digo, ahora que estás de buen humor.

—Quizá. ¿Veras a tus amigas hoy?

—No sé, no tenemos planes.

—Deberías invitarlas, hacer una pijamada o algo de eso que hacen las chicas.

—Creo que deberías dejar de ver películas de los dos mil, porque las chicas no solo hacen pijamas.

—Solo invitalas. —recogí los platos y los puse a lavar.

—¿Por que la urgencia?

—¿Quieres que solucione todo con Mary o no? Has feliz a tu hermano y diles que vengan, pero no les digas que yo te dije que lo hicieras.

7 Dias para besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora