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La larga cabellera de Hilary bailaba al son del aire mientras cabalgaba sobre un blanco corsel.
Charlotte y el resto de princesas miraban la escena sentadas en una banca de madera bajo la sombra de un árbol. Las princesas de los reinos contiguos chismorreaban, al contrario, Charlotte leía un libro, parte de la literatura clásica universal. Ernest Hemingway era de sus favoritos.
La pelinegra cerró su libro y se dedico a ver el horizonte. El sol deslumbraba mas que otro día, las flores se alzaban entre la hierba fresca. Una sombra estaba cerca de un árbol al otro lado del jardín donde se encontraban los establos. A Charlotte le dio curiosidad saber quien era. Con su libro entre su brazo y cadera, avanzó a paso lento hasta el árbol. Una cabellera rubia-otra en realidad-estaba con su cabeza apoyada en el árbol de fresno.
Charlotte se sentó junto a el, sin importarle que el ostentoso vestido se manchara. El giró la cabeza y na vio con el entrecejo fruncido.
Entonces Charlotte lo reconoció, era el malhumorado príncipe de la noche anterior.
-¿Que haces aquí?-susurro el volviendo su vista al horizonte.
-Pues...-no sabía que decir, pues la curiosidad era la que la había llevado hasta el-Quería ver el horizonte, como tu, me gusta pensar.
El asintió no muy convencido.
-¿No se mancha tu vestido?-preguntó girando los ojos.
Charlotte largo una fuerte carcajada y puso su mano en el hombro del príncipe, pero frente a la extrañada mirada de el la aparto.
-Me da igual-alzó los hombros abrazando sus rodillas-No tengo porque siempre tener delicadeza y esas cosas.
El miró sorprendido a la chica.
-Eres la primera princesa que veo que no le importa su imagen personal.
-¿Es algo malo?-preguntó molesta.
El negó riendo.
-Claro que no. Solo es diferente... Y me gusta.
Charlotte se sonrojó. Nunca alguien le había dicho algo así. Era una suerte que tuviera la cabeza entre sus rodillas.
-Jared-dijo el tendiéndole su mano a Charlotte
Cabeceó y le tomó la mano sin comprender.
-Ya nos han presentado, no entiendo el porque de esto.
-Nunca personalmente, Charlotte... Debo irme, tengo que ir a practicar esgrima.
Se levantó. Tendió su mano a Charlotte y ella acepto gustosa mientras se levantaba y sacudía su vestido. Se despidieron con la mano y cada uno se fue por su camino.
Charlotte se encaminó a su lugar de hace unos minutos con una sonrisa en la cara. Era extraño que alguien le diera un cumplido. Pronto, tuvo a las otras dos princesas sobre ella, haciendo preguntas sobre su encuentro con el príncipe.
-¿Que te dijo?
-¿Te gusta?
-¿Le gustas?
-¿Te dijo algo lindo?
-¡Basta! Dennise, Cora... Esas son cosas privadas, chicas.
Ellas asintieron lentamente. Estaban celosas, bastante en realidad. Hilary se acercó a ellas con la correa del corcel en su manos, jalandolo tras ella. Denisse chilló fuertemente mientras Cora se escondía tras la banca.
-¡Aleja esa cosa de mi, Hilary!
Hilary y Charlotte rieron conjuntamente.
Se acercó al caballo y le acarició la crin. Este dejo que lo haga sin rechistar.
-¿Puedo?-preguntó mirando el filo de la montura.
-Claro-asintió ella alegremente pasándole la correa.
De un salto, Charlotte estuvo sobre el caballo. Golpeó el estómago de este despacio. Comenzó a trotar. Le dio otro golpe un poco mas fuerte, entonces comenzó a ir mas rápido.
El viento movía el cabello de Charlotte. El aire fresco de la mañana entraba por sus fosas nasales provocándole una extraña sensación de libertad. Cuando paso cerca de una de las torres del castillo, observó que el príncipe se encontraba con los reyes practicando el esgrima. El fijó su vista en el vidrio, así viendo a Charlotte. Sonrió moviendo su mano. Esta le sonrió de vuelta y siguió de largo. Un pinchaso le llegó al príncipe en nas costillas. Volvió su mente y se enfrento a su padre.
Charlotte inclinó un poco mas su espalda haciendo que su sensación subiera de nivel.
Volvió a donde estaba Hilary y se bajo del caballo para luego darle nuevamente la correa.
-Lo haces increíble-susurró la rubia impresionada mientras enrollaba la correa en su mano-Wouh. ¿Como...?
-Mi madre creció en una granja-contestó sin ganas-Ella me enseño.
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-¡Princesa!
Charlotte dejo la carne en el plato y se limpió la mano con una servilleta de papel. El hombre que siempre esta detrás de su padre la miraba molesto.
-Lo siento-dijo ella tomando los cubiertos y partiendo la carne en pequeños pedacitos.
Jared aguantaba la risa disimulando con la servilleta de tela sobre sus labios.
Hilary que estaba a su lado, miraba la carne con asco. Ella ni loca comería algo proveniente de un animal.
-Lo siento, Rey Filliph. No comeré la carne.
Una ensalada se puso frente a ella casi al instante. Ella sonrió a la anciana y esta de retiró. El panorama era y an silencioso como en cuarto de Charlotte. El rey Filliph se levantó de su silla y tocó una copa con la cuchara del postre. Todos lo miraron.
-Tengo un anuncio que hacer.... Como ya muchos sabrán, los príncipes que se encuentran aquí tienen un propósito. Desposar a lo hija -Charlotte casi escupe el vino blanco que estaba en su boca. Pero en vez de eso abrió la boca haciendo que el licor rodara por sus labios-Entonces he tomado una decisión. El que se casará con mi bella hija será el Príncipe Jared, próximo rey de su pueblo.
Charlotte casi se desmaya al escuchar a su padre decir eso.
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-¡Charlotte abreme la puerta!
La tierna voz de su padre se escuchaba fuera del cuarto de Charlotte. Ella gimoteaba y lloraba. ¿Como era posible que tu padre te comprometiera con un desconocido? Había escuchado esas historias varias veces, pero nunca pensó que le pasaría a ella.
La puerta se abrió. El padre de Charlotte se sentó junto a ella en la cama.
-¿Recuerdas que tengo magia? ¿Cierto?-ella negó con la cara entre sus almohadas de plumas-Charlie... Tenía que hacerlo.
-Al menos hubieras pedido mi opinión-susurró molesta-Te odio. Eres lo peor.
-Lottie...
-¡Largate!
El suspiró y salio de la habitación cerrando la puerta con pestiño tras el. Minutos después se escucharon golpes en la puerta de nuevo.
-¡Te dije que te largaras!-gritó tirando una almohada a la puerta.
-Charlotte... Soy yo.
La voz del príncipe hizo sobresaltar a Charlotte. Ahora sentía mas ira que antes.
-Abreme, por favor.
Charlotte suspiró y se alentó a si misma.
«Vamos Charlotte, seguro y es una broma»
Se levantó de su cama y abrió la puerta después de sacarle el pestiño. El pasó por en pequeño orificio y se sentó en la cama de Charlotte.
-Lo siento... Yo-yo... Era yo o el idiota de Erick-frunció el ceño.
Charlotte lo abrazó. Necesitaba consuelo. Jared se sorprendió pero luego le correspondió el abrazo.
-Tranquila... Ni soy tan feo.
Lo abrazó mas fuerte y siguió llorando en su regazo. Todos sus sentimientos se unieron.
Extrañaba a su madre y hermana, odiaba a su padre y sentía la ira por el compromiso. Era una bola de sentimientos.
Se limpio las lágrimas y soltó a Jared, algo sonrojada. El le sonrió y luego paso una mano por la cara de Charlotte, secándole todo rastro de lágrimas.
-Gracias-le dijo acostándose boca abajo en su cama-Gracias, en serio.
-De nada, Charlie-le acarició el cabello negro-Debo irme-le susurró cerca del oído -Mi padre debe estar buscándome.
Ella asintió. Se escucho el golpe de la puerta al cerrarse.
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¡Moni!!!!! Aquí capítulo dedicado pa' ti.

Dangerous Love ➳ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora