Días han pasado desde la última vez que Rachel vio a Quinn.
Días en los que se ha sentido vacía, como si algo le hubiera sido arrebatado, arrancando salvajemente de si.
Y realmente así era.
La salud de Quinn había empeorado exponencialmente, ya no podía caminar por si misma, se la pasaba en cama leyendo o viendo fotos que había tomado.
Ya no tenía que fingir estar bien, dormía 13 horas diarias y en las que pasaba despierta el dolor era insoportable.
Su piel había palidecido hasta el punto de verse falsa.
Sus delirios aumentaban y las fiebres iván y venían. El precio a pagar por un pecado no cometido.
Pasó a ser totalmente dependiente de sus padres. No tomaba medicación, ni asistía al doctor, solo dejaba pasar el tiempo
El sábado llegó y Rachel no pudo resistir más, tomó su auto y fue rumbo a la casa de sus suegros..o bueno, suegra, pues Russell Fabray estaba quien sabe donde desde hace años.
Rach llegó y bajo del auto tan rápidamente, que era seguro el echo de que rompió varios récords en el proceso.
Tocó la puerta y esperó impaciente, pero nadie abrió..
No dio para más, con la llave que estaba debajo de una planta de bambú al costado de la puerta abrió.
-¿Hola?
Nada. No hay respuesta.
Subió las escaleras rápidamente hasta la habitación de Quinn.
Se detuvo en frente, simplemente...observando.Tocó la puerta lentamente, una voz seca y cansada que no supo reconocer le respondió.
-...pa..pase..Ella entró, con miedo a lo que podría encontrarse, pero aún así entró.
¿Alguna vez han hecho algo de lo cual se arrepienten instantáneamente? Pues a Rachel le acaba de pasar.
Ver a Quinn acostada en una cama, con lo ojos cerrados y el seño fruncido en señal de evidente dolor.
Con ojeras marcadas y bolsas bajo los ojos...pero sobre todo, con tubos de oxígeno y suero en su cuerpo.-¿Quinn?..
-Sabía...sabía que vendrías...-sonrió levemente.
-¿Q..Que te ha pasado?
-Pues... Hmm..no mucho.-Dijo.- pero realmente no me queda mucho tiempo...Rach...ven.
Se le llenaron los ojos de lágrimas, camino los pocos pasos que la separaban de la cama y se arrodilló a un lado de Quinn.
-Dime...
-Rach...yo..yo se que me queda poco tiempo, puedo sentirlo...por eso quiero...quiero decirte, que te amo...que amo todo de ti y que siempre lo haré.
Rachel no pudo retener más tiempo las lágrimas que ahora corrían libres por su rostro.
-Rach, amor, no llores si. -Quinn tomó su mano y la apretó levemente.- quiero ver tu hermosa sonrisa.
Rachel huso un gran esfuerzo, logró una mueca parecida a una sonrisa.
Quinn suspiro pesadamente y miro a Rachel con lágrimas en los ojos.-Te amo.-dijo antes de cerrar los ojos.
Su mano perdió fuerza y se deslizó lentamente, su pecho dejó de moverse...Rachel sabía lo que esto significaba...y no pudo mas.
Lágrimas cayeron mientras ellas gritaba, sollozaba y sentía su corazón romperse en mil pedacitos, mil astillas filosas que se clavaban en su pecho...
Quinn, el amor de su vida se había ido para siempre.