4. Mal dia

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*** si quieres la rosa debes
      Debes soportar las espinas***

(Bastián)

Ya es lunes y estoy terminado de fumar mi cigarro mañanero, habia querido un buen fin de semana de relajo y alegrías si en el final de este no hubiera tenido la maldita crisis, la cuál terminó arruinando hasta mi día lunes (o sea hoy) me ducho nuevamente, tomo un traje gris y me dirijo a la cocina, Nancy no se encuentra ya que le di unos días para ir a ver a un familiar, eso es algo bueno ya que se asusta y se pone muy nerviosa al presenciar mis estados. Por ende estaré sin ella hasta el miércoles, sirvo mi infaltable café mientras texteo a Javier para que este listo con el auto abajo, ya en el ascensor mensajeo a mi secretaria para que me consiga una puta hora con el mejor psicólogo de la ciudad, la verdad no creo en esos idiotas pero necesito pastillas más fuertes para evitar que reaparezcan las crisis. Subo al auto y en silencio absoluto me encuentro camino a la oficina, Javier intenta entablar una conversación pero desiste y calla solo con una mirada, muevo mis dedos nervisos sobre mis muslos, al llegar al edificio le indico a Javier que se retire y me deje el auto ya que pretendo salir sin compañía después del trabajo, este asiente nervioso y se retira rápidamente, me dirijo a la entrada para ver nuevamente a seguridad esquivar mi mirada, camino mas rapido que lo normal, en el elevador me encuentro con un trabajador el cual al observar fugaz mente mi rostro baja casi corriendo para dejarme solo en este pequeño espacio, llegando a mi oficina veo acercarse a mi secretaria a la cual miro con desprecio, al notar mi semblante baja aun más su cabeza y me entrega el café habitual alejando los documentos que supongo quería que firmara, llegando por fin al lugar que me entrega la soledad que necesito doy un portazo, me siento de mala gana en mi sillón, tomo el teléfono fijo para indicar que no quiero que por nada del mundo me molesten antes del medio día, comienzo a trabajar intentando disipar mi miedo no justificado y es cuando vuelvo a recordar lo que pedí esta mañana, vuelvo a tomar el teléfono

—¡¿hiciste lo que te ordene?!

—se.. señor... lo encontré pero tiene la agenda ocupada para todo este mes y el siguiente.
—¡mierda! No me importa que tenga ocupado  el año completo, paga más, ¡necesito esa cita para mañana!. Termino colgando con más fuerza de la que quiero, el teléfono cae al suelo, debido al golpe que le doy y termino arrojando la base de este contra la muralla.
—¡puta madre! Nadie hace bien su trabajo.—grito golpeando ahora mi escritorio.

Se abre la puerta dejando ver a Felipe, este cierra de inmediato y queda mirando el desastre que tengo en mi oficina.

—¿volvieron?—Dice en voz baja y con sus manos en los bolsillos.
—¿no se nota?.—Digo sarcástico
—sabes que encerrarte solo te pondrá peor.
—tengo trabajo.
—hice planes para esta noche y por lo que veo te caerán como anillo al dedo
—paso por ti a las 10.—Termino de decir y él hace el amage de retirarse.
—Felipe, no quiero salir con los demás, sabes que nadie debe verme así.
—lo sé amigo mio, te espero—se retira con una sonrisa, cerrando lentamente la puerta.

Ya son las 7 de la tarde y no he logrado avanzar mucho, mi cabeza va a estallar y ya me duelen las manos de tanto mover mis dedos. Opto por apagar mi laptop, aviso a la secretaria que llame a limpieza y reemplace lo que destroce siendo casi toda la maldita oficina, subo a mi auto y tomo rumbo a mi apartamento para arreglarme e ir por Felipe, el marica no quiso decirme de que se trataba y eso me pone más enojado y nervioso.

Después de ducharme, fumar y comer algo, recibo un mensaje de Felipe diciendo que opte por ropa casual, ojalá deportiva, así que termino eligiendo un conjunto deportivo negro con poleron tipo canguro, si me dice que sea casi de incógnito el maserati no servirá para esta salida, así que termino tomando las llaves del auto de Nancy (Honda civic) se lo regale para un cumpleaños obviamente había sido su elección, ya que mi opción era demasiado escandalosa según ella (crysler) subo y me dirijo a la casa de Felipe.
El muy bastardo me saca del asiento indicándome el del copiloto, como no sabía adonde íbamos opte por pegarle en el hombro y aceptar, el camino es de una media hora, vamos en silencio siendo la música nuestra conexión, no es incómodo ya que sabe que mi día no me permite entablar conversación sin terminar agrediendo y gritando lo que se me atraviese, llegamos a un callejón, botellas rotas y sangre seca lo decoran

—si tanto te molesta mi actitud matarme en un lugar más digno no crees
—idiota, para matarte no te llevaría a ningún lado
—¿entonces es una cita?
—sí, un conocido mencionó unas peleas clandestinas, donde además de ganar dinero se pasa de la putisima
—y eso en que me ayuda?—digo desentendido.
—en nada pero podrás golpear y  yo ganar dinero—.Termina diciendo a la vez que levanta los hombros ligeramente.

Al entrar al lugar, distingo luces tenues de diferentes colores, sillones con gente bebiendo y consumiendo marihuana, mujeres bailando y tocandose. Avanzamos hasta una puerta que para cruzar se debe pagar, Felipe saca su billetera y luego de pagar lo establecido, nos encontramos con personas de todo tipo, viejas, jóvenes, hombres y mujeres todos con ropa negra y holgada, gritos que no diferencio y manos en alto con billetes
Felipe interrumpe indicándome el otro lado del lugar en donde supongo el muy maldito me llevará a pelear, sonrió maliciosamente ya que ha dado en el clavo, nos acercamos a una mujer poco agraciada con cabello cortado como a machetazos y tatuajes hasta en su frente, recibe un papel de parte de mi amigo y nos dirige a una banca

—retírate toda la ropa de la cintura hacia arriba, no se permiten objetos, solo pelea de cuerpos, cuando suene la campana tu turno acaba muchachote.
Se retira y me deja con la boca abierta.

—¡¡menuda mierda!! ¡¡Que emoción!!
Mi imbécil amigo da brinquitos cual niñato emocionado por lo que se supone ocurrirá.

Luego de prepararme me adentro a la improvisada arena de pelea esperando al contrincante, Felipe se encuentra a mi lado, al mirar a mi alrededor veo gente pagando, a otra dando sorbos a vasos que supongo contienen alcohol y en esto se acerca un hombre igual de alto que yo, rapado, con un tatuaje de tigre en el pecho y unos nudillos amoratados, no tengo miedo, esa palabra no existe para mi pero si veo que es un buen contrincante, suena el timbre y se escucha un altavoz indicando el mínimo de apuestas, en eso Felipe se me acerca.

—tú sales golpeado y yo rico, todos ganamos.

Comienza la pelea y con el mal día que tuve comienzo dando una lluvia de golpes al rapado, agitado me acerco para golpear otra vez pero el rapado me lanza una patada en el pecho dejándome sin aire caigo a la arena, me levanto rápidamente y pateo su costilla, no logro que caiga, al contrario este sin inmutarse ríe y me golpea directo en la cara, siento el sabor metálico en mi boca, toco con mis dedos y muy cabreado noto que el muy infeliz me rompió el labio, me abalanzó sobre él cayendo los dos a la arena, me posiciono en su pecho y golpeo una y otra vez su rostro, río ya que esto realmente me está ayudando a desahogarme, no veo a mi espalda pero siento un rodillazo, al inclinarme por el dolor este me lanza un cabezazo en la nariz, vuelvo a sangrar, caigo pero no preso del dolor más bien de la ira que ha ido en aumento, me levanto nuevamente y pateo varias veces, el se inclina y con mi rodilla golpeo su estómago, oigo gritos de festejo, el rapado cae y vuelvo a subir sobre él para propinar golpes hasta cansarme, suena el timbre indicando que la pelea acabó, se acerca la vieja y levanta mi mano demostrando que gane, sonrió triunfante con la nariz roja y el labio hinchado, felipe se acerca nuevamente y se lanza sobre mi
—te lo dije marica, tu golpeado y yo por otro lado rico—Menciona ahora moviendo un fajo de billetes en mi cara.
—entonces ahora pagaras los tragos.
—Claro hay que festejar.

Salimos del lugar y nos ubicamos en uno de los sillones disponibles, nos dedicamos a beber y festejar la pelea.

Al cabo de unas horas me encuentro en mi apartamento bebiendo con mi amigo, son cerca de las 2 de la madrugada, el exceso de alcohol me tiene tirado en el piso y a Felipe riendo de forma descontrolada de no se qué, botellas vacías adornan la alfombra, el cenicero tiene más colillas de cigarro de las que puedo contar, mi cuerpo ya anestesiado comienza a ceder ante el cansancio y la borrachera, y termino quedándome dormido en el piso de la sala.

Antes Y Después.... Mi TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora