𝗠𝗘𝗟𝗜𝗙𝗟𝗨𝗢: un sonido excesivamente dulce, suave o delicado.
En un mundo en donde existen alfas, betas y omegas, las personas también tienen características animales de sus antepasados pudiendo convertirse en estos.
Los hermanos Haitani dos a...
Veo por última vez a Ryu durmiendo en el futón aferrado a aquella sudadera de Kakucho que le obligó a quitarse y dársela.
Encajo la puerta y camino hasta la sala en donde Kakucho estaba sentado leyendo algunos mangas.
- ¿Se durmió? - levantó la cabeza para mirarme una vez que me senté a su lado.
- Sí.
- ¿Mí sudadera?
- No la suelta - suelto una risita recordando lo que me dijo medio dormido - lo último que dijo antes de dormirse es que ahora era suya.
- Era mí preferida...- hizo un tierno puchero.
- Te compraré otra, tengo algunos ahorros.
- No hace falta - me sonríe dejando el manga a un lado - solo sí me lo compensas...- se acerca a mí rostro.
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Abro mis ojos molesto, la claridad me había despertado. Me siento mirando que era por la mañana y que me encontraba en la sala, miro mí cuerpo y solamente estaba en ropa interior, giró la cabeza rápidamente viendo a Kakucho también en ropa interior.
- ¡Hey idiota! - le grito en susurros dándole una patada.
- ¿QUE? - se levantó gritando desorientado.
- ¡Silencio! - le seguí susurrando de la misma forma.
- ¿Izana? Bebé...¿Porque me pegas...? - se acerca a mí acuerucandose en mí pecho meneando su cola mientras soltaba sus feromónas relajándome.
- No es momento idiota - lo aparto de mí - Ryu estará por despertar y estamos desnudos y tú, con tus orejas y cola fuera - le regaño por aquello.
- No pasa- fue cortado por un fuerte golpe proviniente de la cocina.
Me levanto corriendo yendo dirección a la cocina, cuando abro la puerta me encuentro a Ryu lleno de harina de pies a cabeza y con la sudadera de Kakucho puesta que le quedaba gigante.
- Nii...- su voz se escuchaba asustada.
- ¿Estás bien? - me acerco preocupado al ver una de las sillas tirada en el suelo.
- Sí...solo intenté agarrar las galletas de limón...- murmuró escondiendo un poco la cara en el cuello de la sudadera.
- ¿La del estante de arriba del todo? - pregunto recibiendo un asentimiento.
- ¿Porque no nos llamate Ryu? - le regañó Kakucho entrando y agarrando las galletas para luego dársela al peque.
- Por qué ustedes estabais durmiendo en la sala... - le contestó inocente.
Me sonrojo avergonzado, nos había visto menos mal que nos pusimos algo aunque fuera la ropa interior.
-Umm... Por cierto...¿No huele a los idiotas...? - pregunta Kakucho con su nariz arrugada.
