A punto de dar la respuesta, los guardias abrieron paso detrás de Zawi, como hicieron anteriormente con ella. Los ojos esmeralda de la princesa brillaron con satisfacción, se levantó de nuevo recibiendo al recién llegado.
Una voz masculina sonó, Zawi la reconocería aún si pasarán cien años sin escucharla.
—Amor ¿Conseguiste otra dríada? —dijo el elfo detrás, besando a la princesa —Parece perteneciente a un encino.
Se acercó y puso su mano en el hombro de la dríada, mientras tanto Zawi quedó paralizada. Lágrimas llenas de clorofila comenzaron a salir de sus ojos, su cuerpo entero comenzó a temblar y el pasto donde estaba parada comenzó a secarse.
Se quitó de encima la mano de Er.
—Supongo que sabrás mucho sobre encinos ¿Cierto, Er? —dijo entre lágrimas —Y no, no consiguió otra dríada, pero tú la perdiste.Miró a los ojos a Er, el elfo embriagado apenas se podía mantener en pie, su rostro manchado de rubor y sus ojos oscuros observaban con sorpresa a la dríada frente a ella.
—¿Zawi? ¿Qué haces aquí? —dijo Er, intentando recuperar su compostura.
Esta no respondió, comenzó a caminar dolida fuera del círculo real, la princesa hizo un gesto y le abrieron el camino. Zawi quería salir de ahí, alejarse lo más que podía, escuchó Bríope llamándola de nuevo, pero la ignoró. Caminó entre enanos y brujas, mareada y asqueada. Su mente comenzó a trabajar. Si el rumor sobre el romance entre Er y la princesa Aix era real ¿Significaba que el otro rumor era cierto? Recordó a Bríope advirtiendo sobre Er, a Niq y las dríadas vecinas con su chiste sobre el bosque, tenía sentido. Siguió caminando, cuando vio a Niq acercándose con cara preocupación, no quería ver a Niq, ni a Bríope, mucho menos a Er. Corrió hacia el bosque, fuera de la fiesta intentando buscar su árbol, debido a sus emociones hechas un desastre y su alma destrozada se perdió, no encontró esa conexión que la unía a su árbol así que deambulaba por el bosque. Es estúpido, pensó Zawi, ser una dríada y olvidar dónde se encuentra tú árbol.
Pero Zawi no paró, no tenía destino alguno, simplemente siguió. Comenzaba a amanecer, la fiesta aún seguía y tal vez Er seguía con la princesa y su grupo de dríadas disfrutando de los placeres de la vida. Mientras que Zawi caminaba más lejos de lo que tenía permitido, adentrándose en un bosque que jamás había visto que estaba más allá del poder de su árbol.
Pero sus ojos comenzaron a pesar, sus pasos se fueron haciendo más lentos y su cuerpo caía. Lo último que Zawi escuchó fue un arroyo y cayó ante los primeros rayos del sol, dos náyades se acercaron corriendo, pero Zawi perdió la conciencia, cerró los ojos y recordó la suave sonrisa de el elfo que le había mentido.
Cuando abrió los ojos, estaba de regreso en su árbol con el rostro verde de su amiga delante de ella, detrás suyo se miraba una figura, enseguida supo que se trataba de el cazador. En ese instante se sentía humillada y cansada, con ganas de gritar y llorar, pero no podía hacer nada de eso delante de nadie. Por el momento.
—Me alegro que hayas despertado —dijo su amiga.
—Estuviste inconsciente un par de horas —dijo Niq acercándose sin hacer ruido alguno.Zawi comenzó a ver a su alrededor, muchos se marchaban para regresar por la tarde y otros simplemente se quedaban a festejar incluso por el día.
Incorporándose recordó todo, y por ese momento decidió que no le importaría olvidar eso así como olvidaba dónde se encontraba su árbol. Sus amigos le ofrecieron agua y comida, todo lo rechazó, se sentía impotente. Abrazó a Bríope y le lanzó una mirada al elfo agradecida.—No lo puedo creer —dijo sin más Zawi —¿Significa que todos los rumores son ciertos?
Niq negó con la cabeza, a continuación Zawi miró hacia la otra dríada repitiendo el gesto del otro.
—No lo saben...—comenzó a decir Niq, pero fue interrumpido por otro elfo.
Un elfo que no quería ver.
—Tú —Er apuntó con un dedo al cazador —. Aléjate de mí preciado árbol.
Todos notaron que estaba ebrio, apenas podía mantenerse en pie, sus pies eran desequilibrados y se tambaleaba de un lado a otro. Su rostro estaba de un tono rojizo y su largo cabello blanco sujetado en una cola baja, pero desarreglado completamente.
Niq se cruzó de brazos y habló.
—¿Cuál de todos?
Bríope lo mató con la mirada, lo tomó de un brazo mientras que Zawi aseguraba en su mente que lo disfrutaba.
—Niq ¿Por qué no vamos a otro lugar para que estos dos se arreglen?
Se lo llevó, tal vez a dónde estaba su árbol, pero enseguida Zawi se centró en Er.
—Er, solo tengo una pregunta y te puedes marchar para siempre.
Er se arrodilló, o se cayó, Zawi no supo cómo interpretar eso. El elfo comenzó a llorar, pidiendo a gritos perdón.—Basta, Er —dijo.
Los ojos marrones de él se secaron al instante y se tiró en la tierra boca arriba tranquilamente.
—Entonces ¿Cuál es tu pregunta? —dijo —Supongo que estar juntos ya no es una opción. En fin, fue divertido.
Ella no se lo creía, lo tomaba tan a la ligera y ahí estaba ella, con el corazón hecho pedazos, como si hubieran talado su árbol.—Claro que no es una opción, grandísimo est...—antes de seguir, decidió serenarse, no perdería más dignidad de la que ya había perdido. —Mira, ¿Los otros rumores son ciertos?
Er jugueteó con sus manos y su cabello, río como un niño y la miró directamente a los ojos.
—¿Me estás preguntando exactamente eso mientras estoy ebrio? —volvió a reír —Oh bellísima Zawi, creo que será mejor esto de separarnos.
Ella no estaba para rodeos, así que se acercó y le pidió respuesta.
—Estoy seguro de que te estás aprovechando de mi estado, pero siendo sinceros —dijo Er llevándose las manos detrás de su cabeza —Yo me aproveché de ti.
Zawi calló, mareada y asqueada de aquél hombre, jamás había visto ese lado suyo en todo el tiempo que llevaban juntos.
—Ven, recuéstate junto a mí y te contaré todo —dijo Er.
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El Rumor del Elfo
FantasyLa gran fiesta de Naxeline comenzaba, y Zawi estaba en espera de su amado novio, Er el elfo. Pero rumores sobre él no dejaban de llegar hasta su árbol. ¿Será solo un rumor o cual será la misteriosa verdad tras todo eso?