Quería respuestas, quería saber quién era realmente el elfo inventor con mayor prestigio, no era el amoroso y optimista Er que creía, no parecía en nada como contaba en sus cartas. Era frío y no le importaba absolutamente nada. Así que la dríada se recostó junto al elfo que amaba, al que le fue fiel y sobre todo le tenía gran cariño.
Él no se molestó en mirarla, sus ojos fijos en los constantes movimientos de las hojas de los árboles y aves que pasaban.—Es cierto, Zawi —confesó Er —Utilicé a la princesa Aix para tener más prestigio, tuvimos un hijo, experimenté con él y finalmente lo abandoné en el bosque.
Ella se quedó boquiabierta, cuando tenía planeado levantarse el elfo se le adelantó, se subió encima de ella inmovilizandola con una velocidad sorprendente para alguien que estaba ebrio. La locura asomaba en sus ojos marrones que tanto había amado, su sonrisa maliciosa mostrando los dientes asustó a Zawi.
—¿Por qué hiciste todo esto, Er? —dijo ella tristemente.
El elfo solo volvió a sonreír.
—¿Te refieres a lo que hice allá o lo que hice contigo? —preguntó —No mentiré, realmente te amo Zawi, eres muy bella.
Llevó una de sus manos hacia su cabello, se acercó y lo olió profundamente, algo que la hacía sentir muy incómoda y asustada. Quería alejarse de él lo más pronto posible, pero no se podía mover, por el miedo y temor que recorría su sangre. Ella intentó zafarse, pero Er la sujetó más fuerte, apretando sus muñecas contra la fría tierra y sobre su cabeza. El elfo se acercó al rostro de la dríada, Zawi solo pudo voltearse buscando a Bríope y a Niq, o alguien que la pudiera ayudar.
—Er, déjame —dijo con una voz temblorosa y débil.
Cuando iba a comenzar a gritar, él lo anticipó y le tapó la boca con una de sus manos, a pesar de que le sostuviera con una sola mano superaba la fuerza de Zawi.
Y Er no la dejó, se lo pidió pero no le importó. Así que Zawi desconectó su mente con lágrimas, intentó canalizar todo en la tierra donde se encontraba, en busca de algo o alguien. Para concentrarse y perderse. Logró sentir una conexión con otros espíritus, pero muy rápido se fue.
No pasó demasiado tiempo, cuando un grupo de komadas, unos espíritus del bosque que protegen a la naturaleza, llegaron. Su cuerpo de un blanco semitransparente que suele ser adorable, con unos ojos oscuros posicionados aleatoriamente por lo que se hace llamar su rostro, se acercaron. Ese grupo parecía no tener una boca, y dieron unos cuantos pasos hacia Zawi y Er.
Er los vio muy tarde, aún arriba de Zawi con una mano en su boca y la otra sosteniendo sus manos los Komadas se lanzaron hacia él cambiando de aspecto. Se les conocía por el bosque los Espíritus Vengativos de la Naturaleza. La forma humanoide se hizo grande, alcanzando por lo menos dos metros, sus ojos se volvieron de un color rojo feroz y el Komada del centro rugió representando todo su enojo abriendo su boca mostrando unos dientes afilados y hambrientos.
Zawi aprovechó la sorpresa de Er, así que se volvió a mover debajo de él, intentando escapar. Dos komadas un poco más pequeños que el del centro se abalanzaron sobre el elfo con unas garras tan largas como el antebrazo de Zawi, el elfo gritó y la dríada se levantó con la intención de alejarse. Pero cuando estaba a punto de irse paró y pensó que seguramente se arrepentiría de eso después. Gritó al Komada que estaba a cargo pidiendo explicaciones sobre la razón por la cual hacían eso, le explicó que sintieron el dolor a través de la tierra, y como Zawi pertenecía a un encino, para ellos estaban maltratando irresponsablemente a la naturaleza.
Zawi le lanzó una mirada a Er, imaginando cómo debió de sentirse al engañar a la princesa y a ella, al experimentar con su hijo y al quedar decepcionado lo abandonó simplemente.Comenzaba a sangrar, y un Komada levantó las garras para darle un golpe final, pero Zawi lo detuvo justo a tiempo.
—¡Espera! —pidió, mirando a Er el elfo que llegó a amar pero ahora no sentía ningún sentimiento positivo hacia él, estaba sangrando y tenía heridas graves en el pecho, sus dedos de la mano izquierda se hallaban junto a su pie sobre el suelo —Quiero hablar una última cosa con él.
El Komada que lideraba a ese pequeño grupo les hizo una señal para que dejaran de hacer todo, soltaron al elfo de su agarre y cayó.
Zawi se acercó, mirando desde arriba a Er con desprecio. Unos pasos sonaron detrás de ella y supo de inmediato quienes eran, pero ya era tarde.Er respiraba con dificultad, su cabello blanquecino se había teñido de escarlata, sus ojos marrones que anteriormente gritaban locura ahora mostraban dolor, pero tenía una sonrisa maliciosa.
La dríada se agachó y tomó delicadamente con una mano su rostro. Bríope le gritó algo, pero lo ignoró.—Oh, Er —dijo Zawi —¿Es cierto que me amas?
Débilmente, susurró un sí.
Pero Zawi ya no sentía temor, sentía desprecio, asco y enojo. No se dejaría manipular por Er, y no dejaría que manipulara a otras personas.Nunca más.Recordó algo que él le había escrito en una de sus muchas cartas:
"Odio alejarme de ti, pues espero mucho tiempo para estar contigo para siempre, pues te amaré por siempre"—Como dijiste, Er el elfo —dijo Zawi —Para siempre.
Er miró a su alrededor en busca de ayuda, pero nadie lo ayudaría, a nadie le importaba. Miró a los komadas que seguían quietos en su lugar y finalmente miró directo a los ojos de Zawi llenos de determinación y dolor, un brillante verde los prendían y cientos de enredaderas y raíces comenzaron a subir por el cuerpo de Er y la tierra donde estaba lo comenzaba a tragar, el elfo gritó por ayuda como último esfuerzo pero nadie lo escuchó. Nadie que lo quisiera ayudar.
Finalmente, un pequeño tronco con forma de una mano sin dedos y algo con forma de un rostro se encontraba cerca del árbol de Zawi.
Mirando lo que hizo, cayó de rodillas exhausta y vacía. Bríope y Niq se acercaron y los Komadas volvieron a su tamaño normal, ya pequeños y con una imagen inocente se dirigieron hasta Zawi, le ofrecieron una roca y se fueron.
Ella había escuchado sobre eso, cuando se les entregaba una roca como muestra de valentía, pero ella no se sentía valiente.
Bríope intentaba hablarle y Niq a lo lejos viendo con una mirada curiosa.
Niq le puso una mano en el hombro a Bríope y esta calló.Zawi no quería hablar, él lo entendía.
—Estamos aquí para ti, Zawi —dijo Niq.
Se sentó a su lado, y su amiga dríada al otro, Zawi se sentía en paz con su presencia a pesar de todo lo que había pasado, cerró los ojos y vio el rostro de Er, una sola lágrima de clorofila recorrió la mejilla de la dríada, finalmente dejó reposar su cabeza en su árbol y cerró los ojos.
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El Rumor del Elfo
FantasyLa gran fiesta de Naxeline comenzaba, y Zawi estaba en espera de su amado novio, Er el elfo. Pero rumores sobre él no dejaban de llegar hasta su árbol. ¿Será solo un rumor o cual será la misteriosa verdad tras todo eso?