Anhelo.

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Quito, Ecuador.


28 de agosto de 1994.


Hola, cariño.


Podría ser que no me recuerdes, pero pasamos muchos momentos juntos en nuestra niñez y adolesencia, en aquellos tiempos la vida parecía más sencilla como niños jugando y quien diría que apenas han pasado 24 años, recien me encuentro graduado de una beca que conseguí, y... ¡Dios!, de seguro ni me recuerdes y yo sin palabras para expresar lo que siento, además podrían no llegarte esta carta debido a que no se si te mudaste a otra casa... otra ciudad... otro departamento... o incluso... otro país... pero... guardo la fe en que podrías recibirlas de algún modo y no me quedaré pensando en el ¿Qué habría pasado si lo hago?


Para refrescarte la memoria, yo era quien vivía a tu lado, el infante nacido de una madre que era cercana a la tuya por los tiempos en los que se conocieron, nos presentaron cuando naciste, aunque sea por un año la diferencia se siente grande sabiendo que e pasado varios años lejos de tu presencia...


Espero que me recuerdes y seas tu el que lea esto... y que no caiga en vano un intento de reconcilio de mi parte... Con un fuerte abrazo, te extraño desde hace bastante... espero no haberte perdido...

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora