ojos brillantes

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Había optado por explorar nuevos terrenos, ahora bien, era imposible escapar de uno o dos guardias, sin embargo estaba dispuesto a caminar más para arriesgarse menos. Abu estaba esperando sus señales, él rondaba esperando encontrar un puesto que se hayase en un lugar cercano para poder realizar su treta del día.

—¡Eh! Esos datiles no son gratis, si no tienes para pagarlos tendrás que usar otra cosa para compensarme.

Aladdin volteó en dirección del sonido y se dió cuenta rápidamente de la situación, una niña pequeña de apariencia humilde corría con frutos en sus manos,  seguramente se los habría dado la chica a quien el vendedor le gritaba ahora mismo. Se notaba una silueta delicada, estatura por encima del promedio para una dama, su delicada mano estaba siendo sostenida por el vendedor, quién procedió a tomarla de la cintura pese a que ella se quería safar.

—Bueno, has regalado mis productos, así que deberás ser buena si no quieres que haga que los guardias vengan, y créeme que ellos no serán tan amables como lo soy yo.

—¡Ese mono tiene su turbante!

El hombre soltó el agarre al darse cuenta de que, en efecto, su prenda había sido robada, se giró para ver al dichoso monoc quienes staba en un estante móvil lleno de especias, hasta la cima, jugando con el accesorio.

El sujeto se molestó y estiró su mano para tomarlo o tomar al pequeño simio café. Abu le sacó la lengua con burla al tiempo que arrojó un envase de lo que parecía ser paprika, el polvo hizo una densa nube brevemente, Aladdín ya había llenado un saco de buen tamaño con todo lo que pudo, esperaba que la chica aprovechase la distracción para correr pero ella parecía estar en shock, por un momento vió su ropa y notó que la calidad y detalle no eran propios de nadie que viviese nenla zona, a pesar de ser un mercado más de alta categoría, seguía sin ser realmente un lugar considerado elegante, y el traje turquesa de ella, ciertamente era muy elegante.

La mujer giró su rostro, con los ojos cristalizados, él se topó inevitablemente con los hermosos ojos negros que adornaban un rostro angelical, fue como si el tiempo se detuviera en esa fracción de segundo, sintió que su corazón dió un vuelco, no pasaría mucho para que el alboroto fuera mayor, la gente de otros puestos ya estaba volteando en dirección de ellos. Apretó bien su mano derecha donde tenía el saco de víveres, extendió su mano a la muñeca delgada de la joven frente a él y le hizo un gesto con la cabeza, el cual ella entendió.

Se echaron a correr a la par que un par de guardias los siguieron, el hombre del puesto tenía los ojos llenos de especias y por si fuera poco, Abu le clavo el turbante cubriéndole los ojos, para luego correr gas su amigo.

Aladdin tiró de una tela con fuerza y cayó sobre el guardia que venía más cerca, ya que subían una escalera, ese hombre se tropezó y cayó, ahora solo uno de esos sujetos los perseguía.

La chica entonces vió con impacto que estaban llegando al techo del edificio, ya no habría salida. El monito los seguía a la par ahora mismo, él también Lucía preocupado

—¡Hey, linda, necesito que confíes en mí!

—¿Cómo?

—¡Confía!

Sintió un jalón y se dejó llevar, éntonces se arrojaron hacia una carpa, la cual amortiguó la caída al suelo, cayó encima del muchacho, sentada sobre él, se sonrojó entomemente y él también lo hizo.

—Perdona, no es que me moleste, pero debemos levantarnos y correr si queremos perder a ese tipo. ¿Puedes correr sola a tu casa?

—¡N-no me dejes! Realmente no tengo a dónde ir para escapar de él...

—Lo imaginé, tranquila, cuídare de ti, pero en serio debes ponerte de pie...

Ella hizo caso, Abu estaba en su hombro.

—Veo que ya te hiciste cercano con nuestra nueva amiga, eh.

El simio asintió felizmente, ella acarició la cabecita de la criatura y luego volvió a encontrar su mirada con la de Aladdin.

Él la terminó guiando hacia su casa, ya sin la presión de escapar caminaron tranquilamente.

—Mi nombre es Aladdin, él es Abu.

—Mucho gustó ...

—¿No eres de por aquí, cierto?

—¿Es eso muy obvio?

—La próxima vez que escapes de tu mansión, usa la ropa de alguno de tus sirvientes, destacas mucho así.

—Gracias por ayudar.

—Ese tipo es un idiota, espero que no te haya lastimado, debí pensar en un plan más rápido.

—¡Para nada! Yo sentí que me salvaste en un parpadeo, míranos,¡ saltamos de un tejado!

—Tuve miedo de que te fueras a lastimar, luces tan delicada y linda como una flor.

—¿Una flor? Oh, pero yo soy ....una persona muy aventurera ...

—¿Puedo pedir algo a cambio de la ayuda?

—Uhm... bueno, no tengo dinero ahora mismo pero quizá ---

—Iba a pedir tu nombre, no necesito dinero.

—¿Ah, no? ¿Y como se supone que sobrevives sin dinero?

—El dinero no se come, linda florecilla, lo que se come es...bueno, comida. Y para conseguir comida solo se requiere un poco de ingenio y buenos músculos.

Sonrió, estaba siendo un coqueto descarado quizá, pero ella ciertamente parecía ser la clase de chica que no se volvería a encontrar en su vida.

—Que curioso que digas lo de las flores, m-mi nombre es Jasmin.

—¿Enserio?

—Mi madre decía eso al menos, quizá me mintió.

Aladdin rió.

— Ya que me has ayudado a conseguir comida, Jazmin, debo ofrecerte que cocines conmigo, prometo que será delicioso y después te llevaré a casa.

—¡E-Estaré encantada, Aladdin!

—Muy bien, no seas tímida, cuéntame un poco sobre que es lo que haces por estos rumbos tan humildes.

—Solo salí a dar un paseo.

—Tu casa seguramente tiene un lindo jardín, este lugar es solo arena y sol.

—Nunca dije que no tuviese otro sitio para pasear, simplemente me pareció interesante venir aquí.

—Eres una joya.

—¿Perdón?

—Es solo... Demasiado interesante que deses conocer al pueblo, si nuestro sultán y su hijo se preocuparan así quizá no habría tantos niños hambrientos en la calle.

—Esos niños...

—Seguro sus padres fueron víctimas del hambre o la guerra.

—¿Nadie ve por ellos?

—Tú lo hiciste.

Mi mayor deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora