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– Dalia Bets – su nombre, ese es su nombre más ella no se movía, no podía negar que estar en aquel lugar le asustaba y mucho, no solo era miedo, era la ansiedad y tristeza qué se acumulaban paralizando su cuerpo y carcomiendo su mente con pensamie...

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– Dalia Bets – su nombre, ese es su nombre más ella no se movía, no podía negar que estar en aquel lugar le asustaba y mucho, no solo era miedo, era la ansiedad y tristeza qué se acumulaban paralizando su cuerpo y carcomiendo su mente con pensamientos negativos – ¿ Dalia Bets ? .

Repitieron ella estaba en la silla casi creyendo qué estaba pegada a ella, pedía a gritos internos que alguien la ayudara a levantarse o la sacará de la pesadilla dónde su mente quería mantenerla cautiva, pero la gente qué estaba a su alrededor la veía de forma extraña, cómo si tuviera un letrero que digiera: ( Puedes morir si me tocas ). Ella solo tenía miedo, a la vez también creía que era cierto lo de aquel letrero imaginario que colgaba en su frente salía a relucir en su mirada, en su cuerpo, en su sonrisa, en sus lágrimas. Está tan apagada que podían reconocerlo desde lejos, sin una gota de esperanza.

– última llamada a Dalia Bets.

La voz de aquella mujer sonaba a través de los parlantes de la pequeña consulta, y de algo estaba seguro es de que hablaba enserio y sí no era en ese momento no lo sería nunca, se levantó para después sentirse algo mareada por lo rápido que intento hacerlo. No perdió el tiempo para acercarse a la recepcionista a pasos algo torpes, dónde estaba aquella mujer que había dicho su nombre con fastidio se sintió mal con ella misma.

  La mujer alzó la mirada de la libreta dónde yacía los nombres de cada uno de los pacientes del día de hoy que eran muy pocos la verdad, apunto de anunciar el siguiente nombre se detuvo cuando sus ojos se fijaron en una chica pálida con cubrebocas abrigada si es posible hasta el alma y sintió calor con solo verla.

Dalia por fin estaba enfrente de ella miró el broche dónde había un nombre y era : Amelia Till no tenía una sonrisa aunque Dalia le dio una qué no servía de nada ya qué ella tenía que el cubrebocas puesto al menos no vio una sonrisa torcida y fingida, se apresuró a decir.

– lo siento, no pude venir al primer llamado no volverá a pasar – dijo disculpándose y su estado lo decía todo, no se veía, ni se escuchaba bien –  pero aquí estoy.

Dijo dándose ánimos a ella misma, los necesitaba más que nunca ser su propio pilar, para no hundirse más de lo que ya estaba o siempre ha estado, desde aquel día.

– ¿ Señorita se encuentra bien ?.

Había cambiado su mirada y sintió ¿ Pena ? ¿ Lastima ? ¿ Tristeza ? Por esa chica de nombre Dalia Bets.

Nadie en todo el día de hoy le ha preguntado cómo se sentía y en realidad ella ignoro el hecho del porqué le preguntó por un momento por un micro segundo le importo a alguien y se sintió bien pero... La realidad es otra y sabía qué lo hacía por su aspecto físico y de vestimenta, ella realmente se veía mal y cansada con ojeras en sus ojos, pálida el cabello lleno de friz y las puntas descuidadas ojalá solo fuera lo exterior pensó ella soltando un suspiro de cansancio, se sentía peor pocas veces recibía afecto de personas o si quiera una pregunta.

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