10: Bienvenido a Mi Mundo

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Resumen:

Wei Ying entretiene a Lan Zhan con un recorrido.

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Lan Zhan no puede mentirse a sí mismo, el recorrido de Wei Ying y el continuo flujo de información personal está teniendo un impacto en su percepción de todo. No cabe duda de que Wei Ying sigue siendo el hombre intensamente atractivo que conoció en la gala de los Jiang, pero la sustancia que hay detrás de la estética está quedando al descubierto a un ritmo alarmante. Aunque Lan Zhan encuentra esto fascinante, también se pregunta por la motivación de tan rápidas revelaciones.

Al entrar en la residencia personal de Wei Ying, se quita los zapatos antes de congelarse para absorber los detalles del espacio. Parece que ésta es una de las áreas de su vida en la que Wei Ying se complace con el espacio y la comodidad. Un enorme concepto abierto contiene una sala de estar que desemboca en la cocina, una pared de ventanas del suelo al techo con vistas a un paisaje boscoso actúa como punto focal. El caos ordenado se manifiesta en forma de estanterías que albergan tesoros eclécticos, asientos cómodos, plantas, obras de arte brillantes y pilas esporádicas de las "cosas" de Wei Ying.

"Entra, Lan Zhan, te prometo que no muerdo", una sonrisa malvada se dibuja en su rostro, "al menos no tan temprano en una relación". Wei Ying entra en la habitación, sin esperar a ver el impacto de su descarado comentario.

La mirada de Lan Zhan se estrecha, su ceño se frunce, pero permanece en silencio. Está claro que Wei Ying está protagonizando la función de esta noche, si espera pacientemente la trama se desarrollará, respondiendo sus preguntas.

Volviéndose, Wei Ying prosigue su monólogo: "La zona boscosa es el antiguo lugar de entierro, abarca todo el límite trasero. Intentamos mantener este rincón del distrito para uso personal, para honrar la memoria de las almas que habitan aquí". Señalando el único pasillo, explica: "Por aquí está mi habitación, la de los invitados, un despacho y la de mi hijo. ¿Le gustaría conocerlo?"

Obviamente, no puede responder negativamente, así que se limita a asentir, sin saber a qué está accediendo, pero hace lo posible por parecer imperturbable. Cuando entran en una habitación oscura al final del pasillo, Wei Ying enciende una luz suave: "Despierta, dormilón, Baba está en casa. Ven a saludar a nuestro invitado".

Los ojos de Lan Zhan se abren en contra de su voluntad cuando Wei Ying levanta un enorme conejo negro de una estructura que debe ser una conejera. Las orejas caídas y el cuerpo esponjoso cuelgan sobre los brazos de Wei Ying, con la nariz rosada moviéndose con interés. Es la segunda cosa más bonita que Lan Zhan haya visto nunca, solo superada por sus pequeños y delicados conejos blancos. Se sobresalta cuando Wei Ying habla: "Este es Suibian, mi pequeño, es un gigante flamenco, con sus cuatro kilos de diversión. Su especialidad es holgazanear y comer, como su Baba". Wei Ying se ríe de sus propias palabras. "Te ofrecería cargarlo, pero tu precioso atuendo blanco nunca sería el mismo. ¿Te gustaría acariciarlo?"

Asintiendo con la cabeza, Lan Zhan estira el brazo y hunde los dedos en el fino pelaje negro, rascando detrás de las orejas del conejo. La mera preciosidad de la criatura borra su mente de todas las demás preocupaciones, su único enfoque es expresar su admiración por esta bola de pelo.

La risa brillante de Wei Ying llena la habitación: "Es un amante, no un luchador". Manteniendo a la bestia en sus brazos, Wei Ying sale de la habitación. "Ven conmigo, hermoso chico, te mostraré mi parte favorita de mi casa".

Lan Zhan no está seguro de si lo llama hermoso a él o al conejito, y no va a pedir que se lo aclare. Entran por una puerta que los conduce a unas escaleras que llevan a un paraíso privado en la azotea. Unas luces centelleantes iluminan toda la azotea, una zona para vivir que cuenta con un jardín, asientos, una hoguera y un corral de conejos donde Wei Ying deposita a Suibian.

Irradiando alegría, Wei Ying hace señas a Lan Zhan para que se acerque a su rincón de la azotea: "Ven a entretenerme, mi hermoso chico". Wei Ying se aparta para que Lan Zhan pueda ver el prístino guqin que lo espera para demostrar su destreza, otro hecho personal extraído del hermano de Huaisang. "Lamentablemente la luz de la luna no es una opción, pero pronto serviré una increíble puesta de sol. ¿Tocarás algo para mí?"

Lan Zhan examina la obra de arte, es una alegría para la vista, teme preguntar cómo la consiguió Wei Ying para su uso. Es más fácil regalar una canción que rechazar la oferta, así que Lan Zhan interpreta una canción clásica llamada Consulta, un título adecuado para su estado de ánimo actual. Busca muchas respuestas. Como por ejemplo, ¿por qué Wei Ying no lo mira más que un momento? Su atención fluctuante es molesta, además de ser la distracción que probablemente pretende.

"Lan Zhan, eres brillante. Gracias", Wei Ying sonríe con verdadera admiración, "Empecemos a hacer el camino de vuelta al salón de té, ya acaparé bastante de tu tiempo hoy. Estoy seguro de que tu agenda está más que ocupada".

A Lan Zhan no le sorprende que la montaña rusa de esta reunión continúe, con un recorrido por el espacio destinado a la caridad de Lan Zhan. Omiten el refugio por respeto a las personas que viven allí, y finalmente llegan de nuevo al Café de la Familia Encontrada. Wei Ying hace un gesto a toda la sala, es decir, a todo el edificio: "Este edificio es para las actividades a las que queremos que el público tenga fácil acceso, esa visión es todavía un trabajo en curso. Por favor, toma asiento, te traeré más té y podremos terminar nuestra visita".

Wei Ying desaparece un momento, dejando a Lan Zhan tiempo para recuperar el aliento y organizar sus pensamientos. En Wei Ying encontró un digno oponente, o tal vez un aliado, no considera vergonzoso reconocer la eficacia de las distracciones planeadas por su acompañante: la mezcla perfecta de té, el adorable conejito, el instrumento histórico correcto, una sobredosis de honestidad y burlas descaradas. Por no hablar del propio hombre magnífico, por lejos el aspecto más distractor de las últimas horas. No se debe permitir que Wei Ying crea que ya ganó, sino que recompensará la honestidad del otro hombre con su propia transparencia.

Wei Ying vuelve a la mesa, poniendo sus bebidas antes de tirarse en el asiento de enfrente de Lan Zhan. "Espero que hayas encontrado algunas de las respuestas que buscas. Tus deseos son órdenes, ¿tienes alguna otra pregunta para mí?" Su sonrisa descarada se desvanece cuando Lan Zhan hace una pausa intencionada antes de dar una respuesta lenta y precisa.

Lan Zhan reafirma su gélida conducta, ocultando sus emociones: "Wei Ying, es evidente que esto fue una recorrida cuidadosamente orquestada, ¿quizás ahora me respetes lo suficiente como para explicarme por qué? ¿Cuál es tu agenda oculta que te lleva a esforzarte tanto para distraerme?"

Wei Ying opta por seguir con una honestidad descarada: "Es simple, Wen Qing exigió que fuera yo quien respondiera tus preguntas a pesar de que le dije que no podía contener un pensamiento coherente en mi cabeza cuando miraba tu belleza. Mi única esperanza era mantener tu atención en otra cosa que no fuera mi embelesamiento. El consenso es que habrá un gran beneficio para todos si tu organización se une a nuestra empresa del pueblo, por lo que se me prohibió arruinar la oportunidad con mis deseos egoístas. Esta es mi confesión completa, nada nefasto o sospechoso, solo mi desastroso desastre ardiente". Por primera vez durante este encuentro, Wei Ying fija su intensa mirada en el rostro de Lan Zhan, libre de deleitarse en su perfección sin disculparse.

Lan Zhan se queda sin palabras.

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Pueblo YilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora