☆𝙿𝙾𝚁 𝚄𝙽 𝙶𝙰𝚃𝙾☆

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-Fue aquella tarde tan fría, en la cual el sol apenas lograba iluminar el cielo, el mismo, amenazaba con llenarse de nubes grises, recargadas de agua lista para salir y causar un día menos interesante.. Claro, si acaso los que pensaran así, no fueran el príncipe.

Akhan, un joven albino de 18 años, Acurrucado toda su vida en los brazos de una familia real, nacido allí y siendo heredero legítimo de aquel trono, yacía en los campos del deseo del reino Akhan (Claro, más no falta la creatividad de la deidad al apodar el reino con su nombre).

Hoy, no hacía más que mirar las hermosas Rosas blancas y rojas que hacían un bonito compás de combinación, a su lado, un pequeño gato angora de color naranjado, aparentemente siendo la mayor de sus compañías además de las de sus queridas víboras, si bien, este Reino es algo especial.. Aqui la humanidad no vive de vidas normales, viven de la magia y los recursos irreales para seguir en la faz de la tierra-

Vaya!, está es una tarde extrañamente encantadora ¿no lo crees Alquiria? Digo, al final todo es un silencio pacifico, la agradable brisa de la tarde, con aquellas preciosas nubes. Formadas para dar la mejor de las imágenes! Hoy, será una tarde lluviosa.

-Su gato le miró, casi como I entendiera a lo que se quería referir con "preciosas nubes" de alguna forma aquel gato alguna vez tuvo sentido propio humano, viviendo de ser uno de los sirvientes del reino, luego de su muerte la entidad de la enorme isla se decidió a convertirlo y darle una oportunidad más, sabiendo el cariño que le tenía a aquel joven albino que se hacía llamar Akhan o a veces "ojos de miel" si bien, sus ojos no son de un color parecido, pero aunque es alguien sumamente reservado emocionalmente, sus ojos hacen sentir una energía tan dulce y cálida que por ello a veces es apodado así.

Alquiria, el gato, se levantó de su cómodo lugar para poder así subirse a las piernas del albino, sobre su regazo, se acomodo para tomar una siesta corta, mientras que el albino contaba minuciosamente cada flor cerca de si-

-°Alquiria, eres un gato dormilón ¿ya te lo había dicho? No vayas a roncar, voy en la décima flor.
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-Así la paso, toooda la tarde, contando cada una de las flores, logró llevar a las treinta y cinco, debido a que el joven gato hizo lo que espero no pasara, roncar.

Akhan lo movio de forma delicada desde ambos de los costados de sus frágiles costillas para despertarlo sin asustarlo-

-°Oye, Alquiria te dije que no roncaras, que gato mas dormilón eres, levántate, ¿si? Necesito hacer algunas cosas justo ahora y no me permites.

-Alquiria entendió perfectamente, se levantó y estiró, tomandose su tiempo para poder perder la pereza, lamiendo su pata trasera derecha y rascando su cabeza, Akhan se tomó el tiempo para esperar hasta que por fin el gato se bajó y se fue sin más y aparentemente a jugar con peces-

-°¡No te comas a los peces, que te conozco Alquiria, cuidadito con esas garras!

-Se levantó de su lugar, sacudiendo su ropa casual, un traje de color blanco con algunos decorados dorados en las mangas y sobre la zona del cuello.

Así, luego tomó camino hacia el interior del Gran palacio, hoy tenía razones obvias para ordenar su habitación y una cantidad de libros que había leído con anterioridad en la mañana apenas levantándose.
Sabe que Alquiria no iría muy lejos si se aburre de los peces, a veces se va al pueblo y termina trayendo regalos muy ambiguos para el joven príncipe-

-Llegando a su cuarto, inició rápidamente con su deber, tomando primero como calentamiento, ordenar la cantidad de papeles que dejó sobre el suelo al intentar escribir algunos poemas o simples frases que salían de su creativa cabeza que por cierto, nunca pone a flote frente a su familia.

☆≡。゚𝑬𝑵𝑻𝑹𝑬 𝑻𝑼𝑺 𝑩𝑹𝑨𝒁𝑶𝑺. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora