Donde habitan los ángeles

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Recuerdo que esa tarde había mucha gente que nunca había visto y que no conocía… Seguro eran familiares o conocidos de Marianita. Mi tío Tacho, como siempre estuvo hablando con cada una de las familias y personas que iban llegando. Pero con una persona estuvo hablando más tiempo y se le veía muy animado. A mí me dio curiosidad y me acerqué…

-Ponchito, qué bueno que te acercas -exclamó el tío Tacho-. Mira, te presentó a Xóchitl Aragón. Seguro no se conocen. Los presento.

-Una vez que nos presentó, mi tío Tacho continuó su plática con Xóchitl y le dijo: “Todavía recuerdo cuando te conocí, era una de tus fiestas de cumpleaños. Lucías feliz, sonriente y emocionada por festejar un año más de vida. Llevabas una playera morada y toda tu familia estaba contenta al recibir unos regalos que traía tu tía de un viaje que había hecho. Era la época en que estabas estudiando la secundaria, creo, pues te dije que fueras médico, que te prestaba mis libros y que podías hacer las prácticas en mi consultorio, pero con una risa callada y nerviosa me dijiste «No lo creo», mientras tu tía me presumía de las múltiples actividades extracurriculares y comunitarias que llevabas a cabo; de tus dotes artísticas, musicales y de tus sueños. Recuerdo que esa velada se extendió hasta altas horas de la noche, en donde todos te aconsejábamos que era lo mejor para ti, y seguro no elegiste nada de lo que te recomendamos en aquella noche….”  ¡Ay Ponchito! Es que en todas las pláticas familiares se develan secretos y pasajes de nuestras vidas, muchas de ellas no muy gratas, pero que conforman nuestra vida. ¿Xóchitl recuerdas aquella ocasión que fui a correr contigo?

-¿Tú corriendo tío? Jajajaa, me hubiera gustado verlo (Ponchito lo dijo en voz alta e inmediatamente Xóchitl estaba riendo, mientras asentía a la pregunta que le habían hecho) y el tío Tacho continuó…. ¡Sí! A mí también me sorprendió. Hasta dije, solamente me dijeron a mi porque era el que estaba más cerca o quien no iba a decir que no… El punto es que no recuerdo porqué tu mamá me pidió que te acompañara a esa carrera. La verdad, acepte con gusto y temor. Digo por gusto, ya que sin ser tu padre, abuelo o hermano haría de la figura paterna, acompañándote a una actividad deportiva entre padres e hijos, y pues yo soy un desconocido en tu vida. Y obvio, con temor por no estar a la altura, por quedar mal con tu mamá o por hacer que perdiera tu equipo. Pero fue un día muy significativo para mi y que aunque tú eras pequeña, yo me sentí muy feliz y no dejaba de pensar lo que se habían perdido ellos… Pero así son las cosas.

-¿Sabes Ponchito? (me dijo el tío Tacho muy serio). Uno no sabe valorar muchas cosas hasta que a uno le pasa algo. Yo he visto que la mayoría de mis pacientes cuando se someten a una operación o están atravesando alguna enfermedad es cuando recuerdan las cosas que para ellos son realmente significativas… ¡Y no tiene que ver la luz al final del túnel! Basta que se sientan entre la vida y la muerte y ellos solitos empiezan a meditar en sus momentos febriles sobre quiénes son realmente significativos e importantes en su vida; sobre detalles que para otros parecen nimios como el esfuerzo que está detrás de un presente que alguien te trae pues no sabes todo lo que esa persona hizo para elegirte una tarjeta, un pastel un libro o un dulce que a veces uno considera que la vida tendrá sentido por un acontecimiento especial y no sabe que no es esa gran fiesta o gran acontecimiento, sino el haber compartido una película, cantar una canción con alguien en un concierto; el saberse acompañado por un libro, una pintura, un perro o un viaje, muchas veces constituyen parte de tu historia y de las vivencias por las cuales vale la pena la existencia. O, simplemente, que en ocasiones los lazos familiares y de amistad se entrelazan de tal forma que quedan en lo más profundo de nuestras vidas y basta un abrazo y un ¡Te quiero! Para decirle a esa persona lo importante que eres para ella… (suspiro del tío Tacho)

-¡Tío! (Mariana se acerca al tío Tacho). ¡Ven! y juntos se dirigen hacia la cocina, y me dejan platicando con Xóchitl…

-¡Todo un personaje es ese tío Tacho eh! (dice Xóchitl). Una pregunta Ponchito, ¿todavía vive el Rorro y sigue gritándole a los niños que los ama, o se la pasa diciendo Taaachiiiitooooo y sigue haciendo un gran escándalo? ¡Sí! Y ambos sueltan una carcajada….

-(Ponchito dirigiéndose a Xóchitl) Disculpa a mi tío, es que eso de la boda de Chuchito y Mariana lo ha puesto muy nostálgico… No te preocupes (exclamó Xóchitl), por alguna razón, él ha estado presente en muchos momentos de mi vida y ¡no sólo en esa fiesta que dijo! Sé que me aprecia y me quiere mucho, aunque nunca me lo diga.

- La gente guarda silencio y dirige su mirada hacia la entrada... ¡Repámpanos! (exclamó Xóchitl mientras dirige su mirada hacia Caty que entraba a la sala con un muchacho.

Miscelánea de Spin-off, addenda y extra bonus en el multiverso literarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora