Prólogo

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Narrador Omnicente

Todo era blanco, no había un solo lugar (en dónde sea que se encontrarán) qué tuviera otro color que no fuera blanco.

Nadie podía entender cómo era que podían haber tantas personas en un mismo lugar sin pelear o discutir. Puesto que se encontraban los reyes, príncipes y princesas de Inglaterra. Al igual que sus guardias, caballeros, políticos, religiosos y sus ciudadanos.

Hasta que de pronto pudieron notar que arriba de sus cabezas, había un estandarte que mencionaba el nombre de la ciudad o pueblo al que pertenecían las personas. Habiéndose anteriormente reunido en grupos con sus alcaldes y diputados.

Esta situación era muy extraña para la gran mayoría de los que se encontraban en ese espacio de puro blanco. Se encontraban ansiosos y preocupados pensando que sería su fin. Habían enviado a un grupo de personas para verificar si podían encontrar por dónde salir, pero les fue imposible. No sabían cuánto tiempo llevaban en este lugar pero la ansiedad comenzaba a ser mecha en ellos, hasta que en el aire se pudieron visualizar grandes letras doradas que no podían entender.

Cada grupo trataba de traducir dichas letras sin obtener éxito, hasta que de la parte más alejada del frente se pudo escuchar una vieja voz que decía.

- ¡Oh Aslan, viejo amigo mío, sin duda alguna siempre encuentras la manera de sorprenderme cada vez más! - hablaba extasiado un  señor de avanzada edad mientras permanecía sentado en una de las cómodas sillas que se encontraban en ese mar de blanco, sin poder contener su emocion.

El rey de Inglaterra al oír esto, no dudo en voltearse hacia la multitud con su familia y guardias, preguntando en voz alta - ¿Quién eres súbdito mío y acaso puedes entender lo que proliferan estas letras? - callo esperando respuesta.

- ¡Por supuesto que sí!, puede que lleve decadas sin pisar o ver a mi amado pais pero nunca me olvidare de su bello idioma y sus magníficos paisajes. - respondió todavía sentado sosteniendo su bastón.

Todos se quedaron estáticos al saber que alguien podría tener la posibilidad de ser capaz de leer esas letras. Por lo cual, de manera inconsciente, abrieron un pasillo entre la multitud para dejarlo pasar al frente y que este pudiera comunicarse con el Rey de Inglaterra, pero este no se movió de donde estaba sentado, ni siquiera una reverencia hizo en señal de respeto hacia el rey.

El primer ministro viendo la falta de respeto del anciano y que  no pasaba al frente a leer lo que decían las letras y solo observaba con una sonrisa, le dijo al rey tratando de persuadirlo  - ¿Acaso no serán estos delirios de un anciano? Su majestad usted debería de reconcide..... - .

PUM...

Sus palabras no pudieron ser terminadas cuando un sonido estridente lleno la gran sala. Todos alertados y tensos por el sonido, se pusieron a mirar a todos lados, todas las direcciones para saber quién había sido. Y no les tomo mucho tiempo descubrir que el sonido venía del anciano, quien se encontraba sentado con su bastón entre sus piernas siendo sostenido por ambas manos, a la vez de que se inclinaba hacia delante como un depredador hacia su presa. Pues exudaba un aura de gran poder.

- El primer ministro debería de tener cuidado con las cosas que salen de su boca - hablo el anciano mientras recostaba su espalda en la silla.

- ¿Acaso se atreve usted a amenazarme? - pregunto con enojo el ministro mientras veía al anciano.

- Primer ministro déjeme aclararle que yo nunca he amenazado a nadie - hizo una pausa para después decir - yo solo advierto - completo con tranquilidad el anciano.

Viendo al rey de Inglaterra que las cosas podrían escalar decidio intervenir - Basta ya de esto, primer ministro, es importante que cada una de las posibilidades para salir de aquí que podamos encontrar sean aprovechadas, aún cuando no estamos seguros de que sean ciertas - .

-Tiene razón, Su majestad, disculpe mi arrebato - se disculpo mientras se inclinaba, por lo cual nadie pudo ver su ceño fruncido.

- Señor, espero que pueda perdonar a mi primer ministro, pero como rey de Inglaterra, su rey, le pido que pase al frente, se presente ante mi y traduzca estas letras - hablo volviéndose hacia el anciano.

El anciano parándose después de escuchar estás palabras, camino por el pasillo de personas, diciendo - Las disculpas son palabras tan importantes que no deberían de ser dichas por alguien  que no ha cometido el mal, solo aquellos que han ofendido y  molestado a otra persona deberían de decirlas - hizo una pausa cuando llego al frente de los guardias que cubrían a la familia real.

- Sin lugar a dudas sus palabras son sabías, pero lamentablemente no podemos perder el tiempo, aun no sabemos cuánto nos queda con vida en este lugar - hablo el rey haciendo un gesto a los guardias para que supieran que podían retirarse.

- El rey no debería de tener preocupaciones por este lugar al igual que sus súbditos - respondió de manera breve el anciano causando una ola de murmullos.

- ¿No debemos preocuparnos? -

- ¿Estará en verdad alucinando el viejo este? -

- ¿La vejez debe haberlo hecho decir tales palabras? -

- ¿Acaso sigue sin saber en qué situación nos encontramos? -

PUM...

- Gracias por dejar de murmurar - agradeció después de hacer callar con su bastón - conozco a la persona que nos ha traído aquí, dejeme asegurarle su majestad que lo único que quiere, al tenernos a todos aquí, es enseñarles y dejarles ver cosas gloriosas, qué muchos de ustedes solos se imaginan en cuento de hadas - respondió el anciano tranquilamente mientras se acercaba más a las letras.

- ¿Cosas gloriosas? ¿se puede saber cuáles son esas cosas gloriosas que está misteriosa persona nos quiere mostrar? - pregunto con escepticismo el general de Inglaterra mientras se acercaba al anciano.

- Entiendo que puedan tener sus dudas sobre esta situación por la que todos estamos pasando, pero les doy mi palabra a su pueblo y a usted su alteza de que lo unico que pasara en este lugar los ayudará a comprender mejor la vida misma - respondio con solemnidad el anciano con una sonrisa.

- ¿Se puede saber cual es su nombre y como sabe estas cosas? - pregunto el jefe de alto mando de la guardia militar personal de la familia real - Al fin de cuentas lo tenemos hablando sin conocerlo - aclaro el jefe de guardias.

- Por supuesto que todos en esta, aparente, sala pueden saber mi nombre, mi nombre es Digory Kirke y en inglaterra se me conoce como un profesor - dijo con una sonrisa.

- ¿Entonces como puede saber sobre todo lo que estamos pasando, Profesor Kirke? - pregunto uno de los ministros del parlamento.

- Muy simple ministro, se todas estas cosas porque conosco al Glorioso León que nos a traido aqui - comento con un tono sutil pero comico - Con la mision de unificar nuestros mundos - termino de decir .

''¿Unificar nuestros mundos?''

''¿Glorioso Leon?''

''¿Mision? ''

- ¿Podría ser más claro con sus palabras, profesor kirke? - preguntó El Rey de Inglaterra al no verse conforme con las respuestas dadas por el anciano.

- Por supuesto que sí, Su Majestad - hizo una pausa mientras caminaba para pararse enfrente de toda la multitud y al mirarlos les dijo - la razón por la que estamos aquí es porque el Gran León de Narnia ha considerado que es el momento indicado para que Inglaterra sepa de la existencia de otros mundos, como lo es el de Narnia, un mundo regido por guerreros, familias, amigos, Grandes Reyes y Reinas, pero sobre todo regido con LIBERTAD y AMOR - puntualizó con una sonrisa.

-  Pero lo mas importante, es su gran Gobernador...... Aslan - Finalizó de decir mientras señalaba las todavia visibles letras del mensaje.






Your Lady.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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The world sees Narnia: meeting the great kings and queens of yoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora