Quiero con tu padrino

Volviendo a la vida

Volviendo a la vida

Cuando Harry despertó ni la herida que ya casi estaba cicatrizada pero que seguía doliendo como si permaneciera constantemente abierta, le podía borrar la sonrisa de su rostro. Sirius estaba feliz por eso, y porque su ahijado aceptó probar la comida que le llevaron pese a que eran cosas con apariencia de fangos putrefactos, el chico obedeció sin protestar.


También se tomó las pociones curativas, y los medimagos no dejaban de asombrarse de la marcada recuperación, hacía tan poco tiempo que ya daban todo perdido y ahora de repente el chico mostraba al mundo nuevamente su fortaleza y sus ganas de sobrevivir.


— ¿No ha regresado Draco? —preguntó ansioso por saber de la entrevista con su padrino.

— Primero Snivellus y ahora Draco, ¿algún día regresará el tiempo cuando eras un chico normal que detestaba a los Slytherin? —protestó removiéndole el cabello.

— Es que...

— Tranquilo, yo entiendo. —rió al ver las pálidas mejillas de Harry ruborizarse un poco—. Y aunque sea debido a ese grasiento, me alegra ver que ya hablas más fluido, te ves incluso más fuerte.

— Me siento más fuerte... y ya quiero volver a dar mis clases.

— Ah no, eso sí que no. —negó firmemente—. Tú debes descansar todo el tiempo necesario, y tus clases pueden ser realmente agotadoras. Dumbledore ha pedido a Remus que se encargue por el momento y creo que podrá hacerlo por el resto del año escolar, lo importante es que te recuperes y no te arriesgues a una recaída.

— Pero yo...

— Ya sé lo que quieres, y te pido por favor que te olvides de Snivellus y pienses solamente en recuperar tu salud.


Harry asintió comprendiendo la razón de Sirius, además, la situación sería diferente si Severus Snape estuviese esperándolo, pero como no era así, tenía que aprender a vivir sin él.

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Severus no se sorprendió cuando entró a su despacho y encontró a Draco esperándole. Ya sabía que iría a cumplir la petición de Harry.


— Luces desvelado, Padrino... ¿acaso sigues sin dormir bien? —preguntó notando como sus ojeras estaban aún más marcadas.

— He tenido mucho trabajo, incluso Dumbledore parece haberse olvidado que es el Director del colegio por andar enredado entre medimagos y hospitales.

— ¿Sabes? Harry ya despertó.

— ¿Ah sí?... pues que bien ¿no? —comentó fingiendo indiferencia mientras se dejaba caer pesadamente sobre su sillón favorito frente al fuego—. Siempre supe que no pasaría nada, hacen más escándalo del que amerita conociendo los antecedentes de Potter.

— ¿Usaste la capa?

— Fui a llevarle la varita y no quería que el imbécil de su padrino me viera. —dijo, a sabiendas de que Draco ya lo sabía y sólo intentaba ponerlo en evidencia.


Draco se mostró decepcionado de esa respuesta por lo que Severus supo que había logrado sacarlo de balance. El rubio fue entonces a sentarse en el sillón frente a su padrino.


— Cuando Potter despertó preguntó por ti, creo que intuyó que habías estado.

— Es una sorpresa que esté más alerta dormido que despierto, no se me olvida lo comatoso que lucía en mis clases.

— ¿Sabes que me pidió que hiciera?

— ¿Qué le dieras un baño de esponja? —se burló.

— Padrino... —musitó arqueando los ojos—... Severus, deja de ser tan insoportable, no tienes a Potter enfrente y esa actitud sólo me irrita.

— Bien, ya dime qué fue lo que te pidió que hicieras. —dijo monótonamente.

— Quiere que me asegure de que no te sientas culpable por lo que le sucedió.

— ¿Y porqué habría de sentirme de esa manera? —cuestionó sonriendo con cinismo—. Creo que ese niño jamás cambiará, sigue pensando que los demás somos culpables de su imprudencia, debería de recordar que yo no fui quien le dejó solo en un parque, él es quien busca el peligro y debió irse directamente a su casa, pero no, como siempre se sintió todo poderoso y ahí tiene las consecuencias.

— No puedo creer que estés hablando así, Padrino.

— Y yo no puedo creer que tú estés aquí defendiendo a Potter... ¿desde cuándo, Draco? ¿desde que te dejas sodomizar por ese imbécil de Black?


Draco se puso de pie, ofendido por las palabras de su Padrino y se dirigió a la salida, pero antes de marcharse volvió a girarse hacia él.


— Cuando Potter me confesó que le gustabas me pareció una mala idea, no creí que él fuera lo que tú necesitabas... Ahora vuelvo a pensar que es la peor idea del mundo, pero porque tú no eres quien merece la oportunidad.


Draco se marchó azotando la puerta. Severus tomó entonces un candelabro que tenía a su lado y lo arrojó furioso contra la chimenea.


— ¡Yo sé eso mejor que tú y que nadie, Draco! —gritó aunque el rubio ya no le escuchaba—. ¡Y por eso hago lo que hago, porque es mejor que se mantenga lejos de mí!... Potter debe de estar orate además de miope, o no sé porqué querría estar con alguien que no puede darle nada a cambio.


Severus se acercó a una mesita donde a vasos de whiskey de fuego quiso amortiguar el dolor que sentía por el nudo en la garganta.