Hace mucho tiempo dejé de buscar aprobación en los ojos de otro ser humano. Me interesa mucho más la mirada imperfecta color café que se despierta todos los días conmigo a observarme fijamente a través del espejo. Sorteando la emoción con la que tendremos guerra o aprendizaje, llevando una armadura para enfrentarnos al día a día. Acusadora y perspicaz, pero dentro de todo siempre comprensiva y amable con los traspiés a lo largo del camino. Entendí hace mucho tiempo que la única mirada que quiero que me apruebe es la misma que me mira a través del espejo. La que aguanta adversidades y penumbras, la que brilla cuando sonrío o la que se oscurece cuando regaña. Siendo yo en poder y autoridad, mi juez y verdugo. Solo yo. Y nadie más. Porque... ¿qué aporta en mi otros ojos ajenos a los míos? Se sabe que jamás se tiene contento a ningún par de ojos de otro ser humano jamás. Siempre seremos imperfectos ante otros ojos, siempre juzgando con amargura y envidia... Nada les da sosiego. Demasiado poder para tan poca aportación al camino a la tranquilidad. Prefiero que solo la mirada de color café me adore por aprobacion o me condene con firmeza, siendo yo la humana de esa mirada, lo suficientemente capaz de enderezar el camino ante alguna desviación, como dueña de este pequeño espacio en el tiempo, en donde se me permite crecer, amar y servir.
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Pensamientos De Una Joven Incomprendida
PoetryVivimos con miedo a demostrar quien en verdad somos, quien está detrás de la fachada. El mundo vive enpeñado en destruirnos, más nosotros estamos muertos. Sin ser vistos.