O22 𓂅 Donde Te Haz Metido?

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—Jodida mierda.— Sunghoon espetó entre dientes, observando hacia todos lados, su desesperación creciendo más y más a medida que pasaban los segundos.

Dos segundos, dos malditos segundos donde no había agarrado de la manito a Sun para ver unos brazaletes de pareja —que todavía no eran, cabe recalcar—, y en esos dos segundos ya no sabía dónde estaba su bebé.

Aquel local era demasiado extenso, las personas caminaban de aquí para allá, pese a que no estaba realmente muy lleno, había una considerable cantidad de gente como para no encontrar a Sunoo a menos que veas con siete ojos por todos lados.

Y más, Sunoo con la estatura que tenía. Se estaba desesperando cada vez más, no es que fuese un exagerado ya que no podía estar realmente muy lejos, pero tan solo imaginarlo con miedito a estar perdido, con sus ojitos brillantes a causa del miedo que aquello le proporcionaba. Ya lo extraña y eso no era exactamente lo más importante. Debía buscarlo y en cuanto lo encontrase, darle muchos besos.

Su vista recorrió lo que su estatura le permitía, no encontrando rastros de una cabellera preciosamente rubia.

—Dios... mi amor, dónde te has metido.— al borde del llanto, porque o sea, estaba jodidamente enamorado de ese chico y no podía estar mucho tiempo sin su presencia, y aún más sabiendo que estaba perdido.

Sus preguntas quedaban en el aire mientras caminaba sin prisa por si acaso Sunoo volvía tras sus pasos y llegaba hasta donde Sunghoon lo había visto por última vez.

Aunque, hay que admitir que Sunghoon se sentía más perdido que Sunoo.

Hasta que una voz, una dulce, preciosa, divina voz que, estaba totalmente seguro, querría escuchar por el resto de sus días, sonó cómo una melodía para sus oídos.

—Hoonie Hyung, mire lo que encon-—

Sin dejarle tiempo a terminar la oración, lo apresó entre sus brazos, sorprendiendo al rubio ya que este no entendía qué pasaba.

—¿Hoonie-—

—Cariño, casi me matas del susto.— sollozó el mayor, y Sunoo no pudo evitar sonrojarse ante el apodo.

Las bolsas que el rubio sostenía cayeron rápidamente al suelo, y no tardó ni un segundo en corresponder a su abrazo y rodearlo con la mayor fuerza que tenía, entendiendo a lo que se refería.

—Lo siento mucho, Hyung. Fui a comprar unas camisetas que había visto para pa...reja, p-para amiguitos.— se corrigió. Pese a que ambos sabían los sentimientos del otro, aún no eran oficialmente novios.

Escuchó la risa de Sunghoon, y se sintió verdaderamente aliviado.

—Está bien, amor, es que no te había visto y me preocupé muchísimo, creí que te habías perdido.— dijo separándose del menor, acunando su rostro entre sus manos y presionando sus labios con los contrarios repetidas veces —en serio, muchas veces— hasta escuchar la suave risa de Sun.

Se separó de él con una sonrisa, viendo el tierno sonrojo que Sunoo tenía. Agarró suavemente su manito —después de agarrar las bolsitas que Sun había dejado en el suelo— para dirigirlo hasta salir de aquel local e ir a uno de los bancos verdes que permanecían fuera del centro comercial, sentándolo en su regazo y abrazándole por la cintura mientras Sunoo le abrazaba desde el cuello, las bolsas quedando a un costado.

—E-En serio, lo siento mucho, Hyung.— puchereó, empezando con su costumbre de mover sus piecitos al no tocar el suelo. Aquel detalle tan bonito y tierno hacía explotar de amor a Sunghoon aunque no se lo dijese.

Sunghoon negó. —No te preocupes, bebé.—

—Yo no quería asustarlo así. Sunnie solo quería hacerle un regalito a su Hoonie.— dijo, bajando su mirada, apenado ante lo que Sunghoon tuvo que pasar —por más corto que había sido el tiempo—.

—No, mi cielo, en serio, no te preocupes, ya está todo bien y estamos juntitos otra vez.— sonrió, dejándole un beso en la mejilla mientras acariciaba con delicadeza la cintura del menor por debajo de la ropita que tenía puesta.

Sunoo asintió con una pequeña sonrisa mientras apoyaba su cabeza en el hombro del mayor, subiendo la mirada cuando observó a Sunghoon girar su cabeza y bajar su mirada para verle a los ojitos. Sunoo lo miró con curiosidad.

—¿Quieres... quieres quedarte a dormir en casa, amor?— preguntó Park, besando la naricita de Sunoo a la par.

Los ojitos del rubio brillaron, asintiendo efusivamente.

—Sí, Hoonie— sonrió. —Veremos muchas pelis, comeremos muchas palomitas y dormiremos muy juntitos.— murmuró todo aquello con emoción, mientras pasaba su mano derecha por el torso cubierto por ropa de Sunghoon.

—Claro que sí, bebé, y todo lo que tú quieras.— sonrió.

Sunoo asintió de acuerdo a aquella decisión, levantando la mirada otra vez y llevando aquella mano que pasaba con parsimonia por el pecho de Sunghoon hasta su nuca, enderezandose y atrayéndolo hacia su rostro, rozando sus labios suavemente para luego besarlos.

—Te quiero mucho, mi Hoonie Hyung.— susurró en sus labios, sus mejillas sonrojadas y sus ojitos cerrados, moviendo sus piecitos otra vez.

Sunghoon sonrió, sonrojándose a la vez.

—No más que yo a ti, mi amor.— susurró igual, para luego besar los labios de Sunoo otra vez, aunque eran apenas roces delicados, disfrutando del tacto contrario.

Sería una larga noche.

𝐁𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐬 ♡̸ Sungsun  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora