Eran aproximadamente las dos de la madrugada y un pelinegro se encontraba sentando en la esquina de su cama, solamente observándolo dormir tan tranquilo, soltando pequeños suspiros y ronquidos en medio de su relajado sueño. Lo veía con tanta fascinación, que creía ya quererlo con total locura. Quería que fuera suyo de una buena vez por todas, pero aun no era tiempo. Las cosas en su trabajo se estaban poniendo demasiado complicadas, aún tenía que solucionar un par de asuntos y encargarse de ciertas personas que se estaban interponiendo en su camino y, sobre todo, que estaban tocando de una mala manera sus pertenencias. Sin poder contenerlo más, se acercó a paso lento, tan tranquilo, como si lo que estuviera por hacer fuera lo más normal del mundo. Acerco su rostro al contrario y con mucho cuidado se dirigió a sus labios para robarle un pequeño beso que apenas y duro segundos, de ahí y oliendo su olor corporal a coco y vainilla se quedó en su cuello, suspirando aún más para llenar sus fosas nasales de tan exquisito olor. Con su lengua delineo desde su manzana de Adam hasta la comisura de sus labios, bajando nuevamente para comenzar a succionar y besar de una forma posesiva su cuello. Tenía que marcarlo y por el momento era la única forma de hacerlo. Ya después se encargaría de que todo el mundo supiera que ese chico pelirosa ya tenía dueño y era Jeon Jungkook.
Con mucho esfuerzo se separó, viendo satisfecho la marca roja que comenzaba a ponerse morada. Esas pastillas que puso en su vaso de agua para dormir, hicieron un muy buen efecto. Dando una última mirada, se dirigió al cajón de su ropa interior, sacando lo que sería una buena forma de poder recordarlo en sus noches más íntimas con alguna puta o incluso en su soledad.
Y como si se tratara de su propia casa, salió de la habitación cerrando la puerta detrás de sí, para posteriormente bajar las escaleras y salir, subiéndose a su Mercedes-Benz y cumplir con un trabajo que había estado posponiendo hasta ahora, guardando esos calzoncillos en una parte de su saco.
Un castaño se despertó a la cuarta vez que sonó su alarma, totalmente irritado por tener que estar abriendo sus ojos cada cinco minutos. Ya rendido, decidió que era momento de levantarse, no quería tener que correr a la escuela y por consecuencia que su cuerpo sudara a tan temprana hora de la mañana. Sentándose en su suave y cómoda cama, comenzó a estirar sus brazos y cuello escuchando como crujían, dándole un placer enorme.Soltó un bostezo, para ahora más decidido levantarse e irse a bañar.
El agua tan calientita como siempre lo recibió, soltando un suspiro relajado tomo la esponja para tallarse todo su cuerpo, al igual que el shampoo y las pequeñas exfoliaciones que ocupaba a diario para mantener su piel suave y con olores ricos.
Salió del baño media hora después, ahora más despierto. Fue en busca de la ropa que usaría ese día, eligiendo unos jeans rasgados blancos y un suéter rosa, ocupando también sus preciados converse de igual forma blancos. Se paró enfrente del espejo de cuerpo completo, mirando lo increíblemente hermoso que se veía ese día. Dando una sonrisa orgullosa, iba a quedarse más tiempo subiéndose la autoestima, pero una nueva alarma lo saco de su apreciación así mismo, "¡Demonios, ya es tarde!" Esa última que sonaba, significaba que ya tenía que estar afuera sí o sí. Por lo que tomando su mochila de la silla de su escritorio y poniéndose algo de loción, salió como alma que se lleva el diablo, de paso agarrando el almuerzo de la cocina que seguro su padre había preparado para él.
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• Un amor en medio de balas • || Kooktae || [En pausa]
FanficPorque con un secuestro no fue suficiente. Al menos no para Jeon Jungkook. Un hombre lleno de transtornos y miedos, pero por sobre todo, jefe de una de las mafias más grandes y poderosas de Corea del Sur. Porque un amor entre ellos jamás tuvo que...