CAPÍTULO 1

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—Hogar dulce hogar—

Ágatha y su hermano Alan, llegaron a Lambeth junto al camión de mudanza. El cielo estaba oscuro y hacía mucha brisa, todo indicaba que llovería. Apresuraron el paso y bajaron todo del camión junto con ayuda de dos hombres, cuando entraron a su nuevo apartamento que sería su nuevo hogar, han quedado sorprendidos. No era lo más lujoso del mundo, pero tenía el espacio suficiente para ellos, tres habitaciones con su respectivo baño, sala, cocina, lavandería, y un balcón con una vista estupenda de Londres. Era realmente acogedor así que ambos estaban emocionados.

Esta sería la mejor etapa de sus vidas, después de tantos años de sufrimiento y amargura.

Alan me observó por un instante mientras el respiraba agitado y alborotaba su cabello, estaba rojo como un tómate y unas gotas de sudor se veían en su frente.

—Ágatha, ¿está todo bien? Te veo pensativa —se rascó la cabeza—.

—Está todo bien Alan, solo que no puedo que creer que al fin tenemos un hogar, después de tanto sufrimiento, estamos aquí, comenzando de cero juntos. —Hablé con los ojos cristalizados—.

—Ven aquí.—tomó mi mano hasta acercarme a él—. Todo va mejorando poco a poco, ahora somos más fuertes, todo quedó en el pasado.

—Si que lo somos. —esbozó una sonrisa—. ahora terminemos que desempacar todo y a ordenar, hay mucho por hacer aquí así qué manos a la obra.

Después de tantos acontecimientos en el pasado, tenía que ir dos veces al mes al psicólogo ya que tenía pesadillas o ataques de pánico y ansiedad por todo lo vivido. El año pasado había sido peor, sufría tantos ataques de pánico que tenía que ir al psicólogo dos veces por semana. Ahora las cosas se han calmado, me siento mejor que antes. En cambio Alan fue al psicólogo los primeros meses después de la muerte de nuestros padres, él ha sabido superarlo mejor que yo, así que él ya no va al psicólogo.

Estuvimos el resto del día desempacando y ordenando absolutamente todo hasta que al fin logramos terminar. Era el mes de noviembre, Estaba lloviendo muy fuerte ya que estaba entrando la época de invierno, al parecer el frío comenzaba en diciembre. Pero el clima a veces se adelantaba o en otras ocasiones se atrasaba, habría que estar preparados para todo. Partimos cada quién a su habitación para tomar una ducha, estaba exhausta. Cuando terminé llamé para pedir una pizza por delivery, ya que no tenía ánimos de cocinar.

—Alan, la pizza llegó. ¿Podrías bajar tú?
—Le dije mientras terminaba de peinar mi cabello—.

—Claro que si, podrías ir preparando la mesa? —Respondió corriendo para ir al ascensor, sin si quiera esperar mi respuesta.

Al llegar con la pizza ya tenía todo listo, así que comenzamos a cenar y hablar sobre la universidad.

—Recibí un correo de la universidad, nos transfirieron con gusto, comenzamos el lunes. —Alan estaba feliz—.

—¡Que emoción! —exclamé— al fin vamos a retomar nuestros estudios, al menos solo perdimos tres meses. —Hice una mueca—

—Somos inteligentes, la directora se ofreció para ayudarnos con esos meses que perdimos, todo irá bien ya verás. —Mordió un trozo de pizza, tan despreocupado—.

—Aún no me creó que hayamos ganado ese billete de lotería, gracias a eso hemos podido salir de Oxford. —Tomé un sorbo de refresco—.

—Era hora de merecer algo bueno, tampoco me lo creó.

Pasaron algunos minutos, Alan y yo decidimos continuar nuestra cena en silencio. Luego de lavar los platos Decidí ir a mi habitación, estaba cada vez más tarde y estaba cansada por ese día tan agotador. Al entrar me gusto tanto como había quedado todo y aún así faltaban algunas cosas, nuestro apartamento era un Penthouse el piso de madera, paredes blancas. Todo el juego de mi habitación era blanco, y una parte color rosa. Tenía un espacio realmente cómodo y tenía un balcón. Me recosté en la cama y aproveché la oportunidad para prender mi laptop y ver el correo, al percatarme que había un correo de la universidad de Cambridge, una de las mejores universidades de londres, me di cuenta que era el mismo correo que le enviaron a mi hermano diciendo que ambos somos aceptados. Quise investigar un poco sobre el lugar, y me di cuenta que quedaba a una hora y media de casa, así que ya sabía que debía levantarme temprano el lunes, y di gracias al señor por tener carro. Sin más apagué la laptop y decidí ir a dormir.

El amor no es suficiente. (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora