CAPÍTULO 10

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—Una partida interesante—.

Después de la gran locura de la apuesta y la carrera, todos nos habían rodeado felicitando a Demián. Hugo no estaba nada feliz con eso, era obvio que él y el chico a mi lado no se la llevaban bien para nada, tenían una cierta rivalidad. Por otro lado Nicole felicitó a Demián con una sonrisa forzada y a mí me lanzó una mirada agria. Después de terminar de tomarnos un vaso más de vodka, Demián se decidió en llevarme a casa, eran alrededor de las dos y media am, el me ofreció su chaqueta por que a esa hora el frío estaba mucho mas fuerte con una temperatura de 12 grados, me negué varias veces por que primero ya tenía una chaqueta puesta y segundo él también pasaría frío y más en la moto, pero dijo que soportaba hasta dejarme en casa, creó que Demián es de los que insiste hasta conseguir lo que quiere y yo al contrario soy muy terca. Nos subimos a la moto y nos despedimos de Axel, Leticia y Fábio. En el camino fui hablando con Demián para intentar ignorar el frío.

—Carreras clandestinas Demián ¿Pudimos ir presos sabías? o podía haber salido todo mal, ¿viste como subió la rampa justo cuando estábamos llegando a ella? Aún no puedo creer que literalmente volamos encima de eso y aterrizamos bien  —Hablé en un tono fuerte, ya que en la moto no se escuchaba mucho por la brisa—.

—Te dije que estarías bien. Y eso fue increíble, soy un buen piloto no me subestimes.

—¡Fue emocionante! —expresé— Nunca me había sentido tan viva como en ese momento —El río—.

Me solté de su abdomen y abrí los brazos poco a poco. Demián sintió cuando dejé de abrazarlo y miró por el retrovisor para encontrarme disfrutando del viento y sonrió.

—Suelta tus brazos y siente la brisa, cierra tus ojos, imagína que estás volando, que eres libre —Habló él—.

Él estaba emocionado, le hice caso y cerré los ojos dejándome llevar, abrí mis brazos completamente para sentir el viento frío por todo mi ser. Realmente se sentía como si estuviera volando, dejé escapar un —Wooooow— y luego Demián me imitó con el grito y comenzó a reír. No podía pedir más esa noche estaba siendo la mejor de mi vida hasta ahora. Bajé los brazos aferrándome a la cintura de él nuevamente y nós quedamos en silencio.

Durante unos minutos después ya estábamos a unas cuadras de casa, Demián estacionó justo en la puerta del edificio, todas las luces estaban apagadas. Bajé y miré la hora en el teléfono, las tres y quince am, me impresione un poco ya que nunca había llegado tan tarde en casa.

—No me digas que nunca llegaste tarde en casa —Demián me observó y levantó una ceja —.

—Lo más tarde que he llegado, eran las diez de la noche —me encogí de hombros— Axel tiene razón, me estás llevando por mal camino, Cipriano —El estaba serio, pero luego la comisura de sus labios se elevó un poco—.

—Nada de eso, sólo quiero que te diviertas un poco.

—¿Por qué dijiste que era tu novia? 

Mis palabras salieron sin autorización, miré hacía el jardín del edificio que estaba a un costado por dos razones, para parecer desinteresada y para que él no notase mi sonrojo.

—Por la misma razón por la que tú no dijiste lo contrario. Serías un blanco fácil para todos esos idiotas. Eras la oveja blanca entre solo ovejas negras.

—Se cuidarme sola —Dije ofendida por su comentario. ¿Un blanco fácil? Si, pero mi orgullo no admitiría eso—.

—No dudo que puedas hacerlo. Pero si estás en un lugar así por mí, lo mínimo que debo hacer es cuidarte —sonreí. Eso se escuchó muy tierno—.

El amor no es suficiente. (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora