La noche parecía ser eterna, mientras más caminaba Childe, más lejos se sentía de casa, o quizás eran los efectos del vino. Claro que fue eso ya que en cuestión de unos minutos, terminó en el principal de los prostíbulos que había sembrado en Liyue; todos allí se encontraban extasiados pero no sabía si era por todo el alcohol que andaba corriendo por sus venas o porque había una nueva fémina bailando para todos ellos porque sí, la mayoría de las que estaban dispuestas a trabajar ahí eran mujeres, mujeres que tenían varios niños que alimentar, mujeres que fueron abandonadas por sus parejas las cuales eran el soporte de la familia o simplemente eran mujeres que nacieron y por toda su vida fueron pobres.
Pasó por la multitud empujándoles hasta llegar a la barra, donde pidió una botella de vino, una entera para él solo y se la empinó sin pensárselo mucho, bajándole la mitad sin hacer mueca alguna, sí, así de borracho estaba. Pronto el lugar se inundó de gritos y chiflidos, aturdiéndose un poco por ello le preguntó al cantinero.
— ¿Qué tiene esta chica que tiene a todos locos? Todas son iguales.
— Es que no es una chica y creo que usted lo conoce, señor.
— ¿Qué mierda dices?
Giró en su lugar y alzándose consiguió visualizar a la persona que, efectivamente era un chico, empezó a mirarlo desde abajo, estaba descalzo, a lo mejor estaba más cómodo así y sus pies de por sí se miraban bonitos, sus piernas igual eran atractivas y qué decir de su cintura, era pequeña y estaba bien definida, aparte de que sabía mover las caderas; llegó a su pecho que sí estaba cubierto (al igual que su intimidad) por una delgada tela, si prestabas atención podías ver sus pequeños pezones. Y por último, el rostro, vio su cara y Tartaglia por poco se cae de donde estaba sentado.
— ¿Aether?—Nuevamente se colaba entre la gentuza, empujándolas hasta llegar al frente, donde fácilmente el menor podía verlo y así fue.
— ¿Childe?
Parecía que el reencuentro pasaba en cámara lenta, Childe estaba listo para tomar la mano del rubio, quien se la estaba extendiendo, esperando a que lo tomara por fin, sin embargo, como siempre había algo o alguien que tenía que arruinarlo todo.
Todos se sobresaltaron, gritando y corriendo para todos lados pero con el objetivo de salir del lugar al momento en que entró un grupo que tenía pinta de ser conformado por ladrones de tesoros, estaban ebrios y tomaron con rudeza de la muñeca de Aether, bajándolo del escenario y haciendo que quedara en el centro de ellos, así si intentaba escapar, no les costaba empujarlo de vuelta al centro.
— El nene se va con nosotros, ya lo compramos. —Dijo el que estaba enfrente, empujando al fornido pelirrojo.
— ¿Así es cómo le hablas a uno de Los Once, sobre todo, al dueño de este puñetero lugar?—Él no le iba a dar un empujón, él le dio un puñetazo que lo tumbó. Eso bastó para que todos los demás dejaran de lado al menor y fueran por el Fatui, quien sonrió al ver qué tan confiados estaban unos simples ladrones.
En cuestión de minutos todo se volvió un desastre, cualquier borracho que pasaban golpeando por accidente se metía a la pelea así que Childe tenía que pelear con más y más gente mientras el resto salía por fin. Una media hora pasó y por fin todo acabó, el susodicho había dejado a todos semi muertos en el piso repleto de sangre; parecía aterrador pero no lo era pues, estaba atontado al volver a cruzar miradas con el viajero que decidió esperarlo.
— ¿Nos vamos?—Aether sólo asintió, saliendo primero luego de que el más alto le pusiera la prenda que cubría su torso encima, así no tendría frío.
Iban caminando juntos pero no se dirigían la palabra, estaban en un silencio incómodo, Ajax dudaba de si él tenía que ser en entablar conversación. Se lo pensó un rato más y dijo que sí, no quería que volviera a desaparecer así que debería dejar la pena y hablar, hablar de todo lo que sabía.
— Aether, yo sé que-
Se calló enseguida al escuchar un crujido de alguna rama, alguien andaba rondando por ahí, por lo que cubrió con fuerza la boca del más bajo cuando se puso detrás de él y caminó hasta camuflarse en la oscuridad, agachándose con el otro y viendo todo lo que ocurriría.
— Así que es aquí donde el viajero decidió esconderse después de matar a su compañera...—Se notaba a lo lejos que eran dos hombres provenientes de Inazuma por la vestimenta, Tartaglia decidió seguir escondido, queriendo terminar de escuchar lo que tenían que decir. — Para ser un prostíbulo está muy tranquilo, ¿no crees?
— Tienes razón, mejor esperemos a que llegue el otro grupo, es mucho más numeroso y así podre-
El hombre terminó en el suelo, muriendo al instante por la flecha que atravesó su cabeza, eso mismo le pasó a su acompañante, y claramente había sido Tartaglia a lo lejos.
— Chi-Childe lo que dicen no es cierto... ¡Puedo explicarlo!—Aether de la nada yacía llorando, pidiendo entre suaves susurros que nadie más lo descubriera.
— Ya sabía esto, luego hablaremos...—Guardó su arma en lo que el menor quedaba pasmado. — Primero tenemos que llamar a alguien.
— No necesitas llamarme. —Zhongli se incorporó poniéndose en el centro, pareciendo dramático al ser iluminado por la luz de la luna y al lado de esos pobres diablos recién asesinados.
— ¿Me estabas siguiendo acaso?
— Childe, actúas como si no me conocieras... Yo siempre me entero de todo lo que ocurre el Liyue. —Empezó a caminar, acercándose más a ellos. — ¿Qué es lo que quieres que haga por ti?
— Esto lo tienes que hacer lo más pronto posible, justo antes de que llegue el otro grupo, acércate...
Tartaglia murmuró en la oreja del pelinegro, el cual asintió a cualquier cosa que le pudo haber dicho el primer mencionado, terminando por estrechar las manos.
El de ojos azules volteó a ver al supuesto menor, dedicándole una inocente sonrisa que hacía ignorar que estaba repleto de sangre.
— Te llevaré a casa.
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who lied first? : childe, aether, ayato
Fanfiction"Y qué importa si me vuelvo a equivocar, no creo que después de ustedes, haya algo que me pueda lastimar más." fanart perteneciente a @/nnnmaru_