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Parte uno: La división de un reino

Seúl es una ciudad grande y, a pesar de ser considerada una de las capitales más seguras del mundo, no quiere decir que no tenga sus problemas o que no exista gente mala.

En todos lados hay gente mala.

Y justo para el norte, bastante al norte de Seúl, en un barrio menos agraciado y coqueto que los demás, existen grupos de pandillas que se pelean por tener el poder.

La mayoría de sus integrantes son jóvenes que han crecido en condiciones duras, que han nacido ya en ese ambiente cruel y hostil. Pocos son los que se unen por voluntad.

Ausencia de padres, familias disfuncionales, drogas, alcohol, problemas de dinero, migración ilegal, muchas pueden ser las razones por las que un muchacho se une a un grupo de este tipo.

Pero, a pesar de todo, un grupo en particular se distinguía de los demás. Cuando te unías a esa pandilla, cuando eras parte de ella, esta inmediatamente se convierte en tu familia, en tu núcleo, al lugar donde perteneces y puedes volver. La lealtad y el apoyo se siente más que en los círculos supuestamente "normales".

En esta zona en particular del norte de Seúl, se ha declarado una guerra a muerte. Dos bandos, cada uno con una gran cantidad de integrantes, se encuentran totalmente polarizados. Al punto en el que ya no se puede pertenecer a las dos al mismo tiempo.

SooBin y Chan son quienes las comandan respectivamente. En un principio, eran ese gran grupo como una familia y estaba liderado por JaeBeom. Pero después de su retiro, de su extraña desaparición y del enfrentamiento entre los actuales líderes, todo se fragmentó. Como si las vidas de sus integrantes no pudieran estar peor.

Nadie, que hubiera conocido antes a los líderes, hubiera pensado que alguna vez podrían no llevarse bien, menos aún ser enemigos jurados. Siempre fueron unidos, crecieron juntos y se apoyaron incondicionalmente bajo la protección de JaeBeom, aprendiendo a vivir en ese mundo y aprovechar las oportunidades para hacer dinero, sobrevivir y cuidar al resto del grupo.

Cuando su líder los abandonó y no se supo más de él, todos pensaron que uno de los dos sería el siguiente, pero SooBin y Chan decidieron unir fuerzas y no separarlas. De esa forma, ambos tenían igual potestad para tomar cualquier decisión, así la mayoría de ellas las consideraran juntos.

Eran un gran equipo y llevaron a la pandilla no sólo a ser una de las más fuertes, sino a manejar cualquier negocio con mejores ganancias, proteger a los integrantes hasta la muerte y evitar a la policía tanto como fuera posible.

Pero llegó aquel fatídico día.

Una pequeña riña entre integrantes del grupo provocó un disgusto entre Chan y Steve. Para evitar hacer el problema más grande e involucrar a más gente, castigaron a los responsables y decidieron hablar en privado, siempre funcionaba así. Pero ese día fue diferente.

"¿Por qué reaccionaste así frente a ellos? Vas a hacer que piensen que eres débil" señala SooBin fastidiado, haciendo énfasis en la 'tontería' que acababa de cometer.

"No puedes resolver todo a golpes, Steve. También hay como lograr muchas cosas usando el cerebro"

"¿Intentas decir que soy estúpido?" El enorme joven tomó un cigarrillo y lo prendió, mientras miraba con clara burla a Chan.

"No, intento decir que hay siempre otra alternativa para solucionar los problemas"

"Estaban armando una pelea, cuando niños como ellos están convencidos que pueden hacer uso de la fuerza debes demostrarles lo débiles que todavía son, antes que se metan con alguien que realmente les pueda hacer daño"

Chan se queda pensativo y en parte sabe que SooBin tiene razón. Realmente le gustaría poder ser una figura de autoridad que no necesite gritar o golpear, si no una simple mirada para que cualquiera se calle o deje lo que esté haciendo para obedecerlo. Pero no siempre se podía, por lo tanto, SooBin siempre maneja mejor las situaciones violentas.